2006-12-06 15:58:02

Audiencia general: el Papa recuerda su viaje pastoral a Turquía e insiste en la importancia del diálogo ecuménico y en el compromiso de «cristianos y musulmanes por la causa del hombre, de la vida, de la paz y de la justicia»


Miércoles, 6 dic (RV).- El Papa ha dedicado la audiencia general de hoy a su V Viaje Apostólico, con el anhelo de que «Dios omnipotente y misericordioso ayude al pueblo turco, a sus gobernantes y representantes de las diversas religiones, a construir un futuro de paz, para que Turquía pueda ser un puente de amistad y colaboración fraterna entre Occidente y Oriente».

Tal como había anunciado el pasado domingo, Benedicto XVI ha dedicado su Audiencia General de esta semana a su reciente peregrinación a Turquía, recorriendo brevemente las etapas de este V Viaje Apostólico de su Pontificado e invitando a unirse a él en acción de gracias a Dios. En su alocución central en italiano, así como en los demás idiomas en los que suele dirigirse a los peregrinos que acuden de todo el mundo, el Santo Padre ha ido evocando los cuatro intensos días en los que ha visitado Ankara, Éfeso y Estambul. Éstas han sido las palabras de Benedicto XVI en español que, como escucharán, han sido acogidas con un gran aplauso: RealAudioMP3

Queridos hermanos y hermanas:
Doy gracias al Señor por mi reciente viaje a Turquía, durante el cual me sostuvieron vuestras oraciones. Allí he insistido en la importancia del compromiso de los cristianos y musulmanes por la causa del hombre, de la vida, de la paz y de la justicia.

 
En el ámbito del diálogo interreligioso, al visitar la Mezquita Azul de Estambul, en silencio me he dirigido al único Señor, Padre misericordioso de toda la humanidad. Los encuentros ecuménicos han servido para consolidar las relaciones fraternas con los ortodoxos. En este sentido, he firmado con el Patriarca Ecuménico Bartolomé Primero una Declaración Conjunta. Asimismo me he reunido con la comunidad católica en la Casa de María, santuario tan querido también por los musulmanes, que acuden a venerar a la que llaman “Meryem Ana”, la Madre María.

 
He vuelto lleno de gratitud y afecto por los habitantes de aquella amada nación, así como por todos los musulmanes y la civilización islámica. Que Dios omnipotente y misericordioso ayude al pueblo turco, a sus gobernantes y representantes de las diversas religiones, a construir un futuro de paz, para que Turquía pueda ser un puente de amistad y colaboración fraterna entre Occidente y Oriente.

 
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, especialmente a las religiosas de María Inmaculada, a los numerosos fieles de distintas parroquias, cofradías y colegios de España, así como a los de América Latina. Pidamos al Espíritu Santo que haga fecundo este viaje apostólico y aliente la misión de la Iglesia, instituida por Cristo para anunciar a todos los pueblos el Evangelio de la verdad, de la paz y del amor.

«Un viaje que se presentaba con alguna dificultad en algunos aspectos, pero que Dios ha acompañado desde el comienzo y que con su ayuda se ha realizado felizmente», ha enfatizado Benedicto XVI en sus palabras en italiano, haciendo hincapié en el anhelo de que de este histórico viaje a Turquía manen frutos que «impulsen la relación con los hermanos ortodoxos y el diálogo con los musulmanes». El Papa ha afirmado que en todo momento, a lo largo de esta peregrinación, ha percibido la cercanía espiritual de sus predecesores:

«A lo largo de todo el viaje me he sentido sostenido espiritualmente por mis venerados predecesores, los Siervos de Dios Pablo VI y Juan Pablo II - ambos realizaron una memorable visita a Turquía – y en especial por el Beato Juan XIII, que fue representante pontificio en ese noble país de 1935 a 1944, dejando allí un recuerdo de gran afecto. Evocando la visión que el Concilio Vaticano II presenta de la Iglesia, podría decir que también los viajes pastorales del Papa contribuyen a realizar su misión, que se desarrolla en círculos concéntricos. En el círculo interior, el Sucesor de Pedro confirma en la fe a los católicos; en el intermedio encuentra a los otros cristianos y en el externo se dirige a los no cristianos y a toda la humanidad».

Empezando por el día de su llegada a Ankara, el lunes 28 de noviembre, el Papa ha recordado sus encuentros con las autoridades civiles. Y agradeciendo la cordial acogida que recibió, en este país de mayoría musulmana, que cuenta con una Constitución moderna que afirma la laicidad del estado, el Santo Padre ha señalado, una vez más, que «la distinción entre la sociedad civil y las comunidades religiosas constituye un valor y que el estado debe asegurar a cada ciudadano una libertad de conciencia y una libertad de culto efectivos».

Luego, evocando con emoción también el segundo día, cuando celebró la Misa en Éfeso, con un grupo de católicos en el Santuario de la Casa de María, Benedicto XVI ha recordado que allí rezó «por la paz en Tierra Santa y en todo el mundo». También allí, el Papa recordó al sacerdote italiano que fue asesinado en febrero pasado y que en tierra turca «testimonió el Evangelio con su sangre».

Y refiriéndose a la etapa ecuménica de este viaje, el Papa ha hecho hincapié en que la festividad del Apóstol Andrés, el 30 de noviembre, ha sido una nueva oportunidad para «consolidar las relaciones fraternales entre el Obispo de Roma – Sucesor de Pedro – y el Patriarca ecuménico de Constantinopla». Benedicto XVI ha hecho hincapié en que «la firma conjunta de una Declaración común y la solemne liturgia de la fiesta de san Andrés han confirmado el compromiso recíproco - fundado en la oración y la invocación del Espíritu Santo – de proseguir el camino hacia el restablecimiento de la comunión plena entre católicos y ortodoxos».

Al concluir su evocación de este viaje, el Santo Padre se ha referido también con emoción al último día, el pasado 1 de diciembre. Cuando antes de regresar a Roma, presidió la Santa Misa en la Catedral latina del Espíritu Santo de Estambul. Allí – ha afirmado Benedicto XVI, «en presencia de los Patriarcas y de los representantes de las Iglesias protestantes, pudimos vivir la experiencia de un nuevo Pentecostés».

Antes de ir al Aula Pablo VI, Benedicto XVI ha estado en la Basílica de San Pedro donde ha saludado a los grupos de fieles de Italia. Empezando por los de las diócesis de la región del Lacio, que han acompañado a sus obispos con motivo de la visita ad limina apostolorum. A estos queridos amigos, el Santo Padre los ha alentado a profundizar cada vez más en su vida de fe, siguiendo «las orientaciones emergidas en el reciente encuentro de la Iglesia italiana en Verona». Con la certeza de que «una valiente acción evangelizadora suscitará la anhelada renovación del compromiso de los católicos en la sociedad». El Papa ha recordado que «la tarea primaria de la evangelización es la de indicar en Cristo Jesús al Salvador de todo hombre». Y ha invitado a «seguir confiando en el Señor, sin desfallecer nunca, anunciándolo con vuestra vida en familia y todo ambiente». Pues «es lo que, también hoy, los hombres esperan de la Iglesia».








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