Audiencia general: el Papa recuerda su viaje pastoral a Turquía e insiste en la importancia
del diálogo ecuménico y en el compromiso de «cristianos y musulmanes por la causa
del hombre, de la vida, de la paz y de la justicia»
Miércoles, 6 dic (RV).- El Papa ha dedicado la audiencia general de hoy a su V Viaje
Apostólico, con el anhelo de que «Dios omnipotente y misericordioso ayude al pueblo
turco, a sus gobernantes y representantes de las diversas religiones, a construir
un futuro de paz, para que Turquía pueda ser un puente de amistad y colaboración fraterna
entre Occidente y Oriente».
Tal como había anunciado el pasado domingo, Benedicto
XVI ha dedicado su Audiencia General de esta semana a su reciente peregrinación a
Turquía, recorriendo brevemente las etapas de este V Viaje Apostólico de su Pontificado
e invitando a unirse a él en acción de gracias a Dios. En su alocución central en
italiano, así como en los demás idiomas en los que suele dirigirse a los peregrinos
que acuden de todo el mundo, el Santo Padre ha ido evocando los cuatro intensos días
en los que ha visitado Ankara, Éfeso y Estambul. Éstas han sido las palabras de Benedicto
XVI en español que, como escucharán, han sido acogidas con un gran aplauso:
Queridos
hermanos y hermanas: Doy gracias al Señor por mi reciente viaje a Turquía,
durante el cual me sostuvieron vuestras oraciones. Allí he insistido en la importancia
del compromiso de los cristianos y musulmanes por la causa del hombre, de la vida,
de la paz y de la justicia.
En el ámbito del diálogo
interreligioso, al visitar la Mezquita Azul de Estambul, en silencio me he dirigido
al único Señor, Padre misericordioso de toda la humanidad. Los encuentros ecuménicos
han servido para consolidar las relaciones fraternas con los ortodoxos. En este sentido,
he firmado con el Patriarca Ecuménico Bartolomé Primero una Declaración Conjunta.
Asimismo me he reunido con la comunidad católica en la Casa de María, santuario tan
querido también por los musulmanes, que acuden a venerar a la que llaman “Meryem Ana”,
la Madre María.
He vuelto lleno de gratitud y afecto
por los habitantes de aquella amada nación, así como por todos los musulmanes y la
civilización islámica. Que Dios omnipotente y misericordioso ayude al pueblo turco,
a sus gobernantes y representantes de las diversas religiones, a construir un futuro
de paz, para que Turquía pueda ser un puente de amistad y colaboración fraterna entre
Occidente y Oriente.
Saludo cordialmente a los peregrinos
de lengua española, especialmente a las religiosas de María Inmaculada, a los numerosos
fieles de distintas parroquias, cofradías y colegios de España, así como a los de
América Latina. Pidamos al Espíritu Santo que haga fecundo este viaje apostólico y
aliente la misión de la Iglesia, instituida por Cristo para anunciar a todos los pueblos
el Evangelio de la verdad, de la paz y del amor.
«Un viaje que se presentaba
con alguna dificultad en algunos aspectos, pero que Dios ha acompañado desde el comienzo
y que con su ayuda se ha realizado felizmente», ha enfatizado Benedicto XVI en sus
palabras en italiano, haciendo hincapié en el anhelo de que de este histórico viaje
a Turquía manen frutos que «impulsen la relación con los hermanos ortodoxos y el diálogo
con los musulmanes». El Papa ha afirmado que en todo momento, a lo largo de esta
peregrinación, ha percibido la cercanía espiritual de sus predecesores:
«A
lo largo de todo el viaje me he sentido sostenido espiritualmente por mis venerados
predecesores, los Siervos de Dios Pablo VI y Juan Pablo II - ambos realizaron una
memorable visita a Turquía – y en especial por el Beato Juan XIII, que fue representante
pontificio en ese noble país de 1935 a 1944, dejando allí un recuerdo de gran afecto.
Evocando la visión que el Concilio Vaticano II presenta de la Iglesia, podría decir
que también los viajes pastorales del Papa contribuyen a realizar su misión, que se
desarrolla en círculos concéntricos. En el círculo interior, el Sucesor de Pedro confirma
en la fe a los católicos; en el intermedio encuentra a los otros cristianos y en el
externo se dirige a los no cristianos y a toda la humanidad».
Empezando por
el día de su llegada a Ankara, el lunes 28 de noviembre, el Papa ha recordado sus
encuentros con las autoridades civiles. Y agradeciendo la cordial acogida que recibió,
en este país de mayoría musulmana, que cuenta con una Constitución moderna que afirma
la laicidad del estado, el Santo Padre ha señalado, una vez más, que «la distinción
entre la sociedad civil y las comunidades religiosas constituye un valor y que el
estado debe asegurar a cada ciudadano una libertad de conciencia y una libertad de
culto efectivos».
Luego, evocando con emoción también el segundo día, cuando
celebró la Misa en Éfeso, con un grupo de católicos en el Santuario de la Casa de
María, Benedicto XVI ha recordado que allí rezó «por la paz en Tierra Santa y en todo
el mundo». También allí, el Papa recordó al sacerdote italiano que fue asesinado
en febrero pasado y que en tierra turca «testimonió el Evangelio con su sangre».
Y
refiriéndose a la etapa ecuménica de este viaje, el Papa ha hecho hincapié en que
la festividad del Apóstol Andrés, el 30 de noviembre, ha sido una nueva oportunidad
para «consolidar las relaciones fraternales entre el Obispo de Roma – Sucesor de Pedro
– y el Patriarca ecuménico de Constantinopla». Benedicto XVI ha hecho hincapié en
que «la firma conjunta de una Declaración común y la solemne liturgia de la fiesta
de san Andrés han confirmado el compromiso recíproco - fundado en la oración y la
invocación del Espíritu Santo – de proseguir el camino hacia el restablecimiento de
la comunión plena entre católicos y ortodoxos».
Al concluir su evocación de
este viaje, el Santo Padre se ha referido también con emoción al último día, el pasado
1 de diciembre. Cuando antes de regresar a Roma, presidió la Santa Misa en la Catedral
latina del Espíritu Santo de Estambul. Allí – ha afirmado Benedicto XVI, «en presencia
de los Patriarcas y de los representantes de las Iglesias protestantes, pudimos vivir
la experiencia de un nuevo Pentecostés».
Antes de ir al Aula Pablo VI, Benedicto
XVI ha estado en la Basílica de San Pedro donde ha saludado a los grupos de fieles
de Italia. Empezando por los de las diócesis de la región del Lacio, que han acompañado
a sus obispos con motivo de la visita ad limina apostolorum. A estos queridos amigos,
el Santo Padre los ha alentado a profundizar cada vez más en su vida de fe, siguiendo
«las orientaciones emergidas en el reciente encuentro de la Iglesia italiana en Verona».
Con la certeza de que «una valiente acción evangelizadora suscitará la anhelada renovación
del compromiso de los católicos en la sociedad». El Papa ha recordado que «la tarea
primaria de la evangelización es la de indicar en Cristo Jesús al Salvador de todo
hombre». Y ha invitado a «seguir confiando en el Señor, sin desfallecer nunca, anunciándolo
con vuestra vida en familia y todo ambiente». Pues «es lo que, también hoy, los hombres
esperan de la Iglesia».