2006-11-22 14:45:41

Audiencia general: llamamiento de Benedicto XVI por la paz en el Líbano y firme condena del brutal asesinato del ministro de Industria Pierre Gemayel


Miércoles, 22 nov (RV).- Benedicto XVI al final de su catequesis de la Audiencia General en la plaza de san Pedro ha hecho un llamamiento a favor de la paz en el Líbano y ha manifestado su profundo dolor por el asesinato ayer de Pierre Gemayel, ministro de Industria del Gobierno Libanés:

“Al condenar firmemente semejante atentado brutal, aseguro mi oración y mi cercanía espiritual a la familia en luto y al amado pueblo libanés. Ante las fuerzas oscuras que tratan de destruir el país, invito a todos los libaneses a no dejarse vencer por el odio, sino a reafirmar la unidad nacional, la justicia y la reconciliación, así como a trabajar juntos para construir un futuro de paz. Por último invito a los responsables de los países que se interesan por los destinos de aquella región, a que contribuyan a alcanzar una solución global y negociada de las diversas situaciones de injusticia que la caracterizan desde hace ya demasiados años”.

El Santo Padre ha centrado la catequesis de la Audiencia General en el pensamiento del apóstol Pablo sobre la realidad de la Iglesia. “La experiencia y la doctrina de Pablo es una constante invitación a toda la Iglesia para que sea el ámbito donde se viva intensamente la relación con Cristo y el cauce propicio para que todos lleguen a Él.

Este miércoles, una semana más, Benedicto XVI ha celebrado su tradicional Audiencia General en la plaza de San Pedro en la que han participado más de 20 mil fieles y peregrinos procedentes de todo el mundo. En su catequesis el Santo Padre ha proseguido sus meditaciones sobre san Pablo, hablando esta vez sobre el pensamiento y la doctrina del apóstol y “la invitación a toda la Iglesia para que sea el ámbito donde se viva intensamente la relación con Cristo”.

Pablo tiene su primer contacto con la persona de Jesús por medio del testimonio de la comunidad cristiana de Jerusalén, convirtiéndose en perseguidor de los cristianos. Determinante fue sin duda lo que ocurrió en el camino de Damasco, ha subrayado el Papa, pero en realidad no fue éste su primer encuentro con Jesús. El Libro de los Hechos recuerda su presencia durante la lapidación de Esteban y su aprobación para la condena del diácono.

A este respecto el Papa ha dicho que se llega a Jesús pasando normalmente a través de la Iglesia. En un cierto sentido esto se hizo realidad en Pablo, el cual encontró a la Iglesia antes de encontrar a Jesús. Por esto se comprende porqué la Iglesia ha estado tan presente en el pensamiento, en el corazón y en la actividad de Pablo. En primer lugar, en cuanto él literalmente fundó varias Iglesias en distintas ciudades en las cuales se trasladó como evangelizador.

El Apóstol de los gentiles demuestra -ha dicho el Papa- un verdadero y propio sentimiento de amor no solamente de paternidad, sino más bien de maternidad con las Iglesias. En sus cartas Pablo nos ilustra también sobre su doctrina respecto a la Iglesia en cuanto tal. Es bien conocida su original definición de Iglesia como “cuerpo de Cristo” que no encontramos en otros autores cristianos del siglo I. La raíz más profunda de esta sorprendente designación de la Iglesia la encontramos en el Sacramento del cuerpo de Cristo. “En la misma Eucaristía Cristo nos da su Cuerpo y nos hace Cuerpo suyo”.

De aquí derivan también las exhortaciones de Pablo a propósito de los varios carismas que animan y estructuran la comunidad cristiana. Es importante -ha recordado el Papa, comentando los textos de san Pablo- que todos los carismas cooperen juntos para la edificación de la comunidad y no se conviertan en motivo de laceración. Él sabe muy bien y nos enseña que es necesario “conservar la unidad del espíritu por medio del vínculo de la paz: un solo cuerpo con un solo espíritu, como una sola es la esperanza a la cual hemos sido llamados”.

Obviamente, subrayar la exigencia de la unidad no significa sostener que se deba uniformar la vida eclesial según un único modo de actuar. Pablo siempre enseña “a no apagar el espíritu”, es decir, a dar generosamente espacio al dinamismo imprevisible de las manifestaciones carismáticas del Espíritu, el cual es fuente de energía y vitalidad siempre nueva.

Benedicto XVI ha finalizado la catequesis subrayando que en definitiva está en juego una relación de comunión: una podríamos decir “vertical” entre Jesucristo y todos nosotros, y otra también “horizontal” entre todos aquellos que se distinguen en el mundo por el hecho de “invocar el nombre del Señor nuestro Jesucristo”.

Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes en la audiencia: RealAudioMP3

Queridos hermanos y hermanas:

 
Pablo conoció inicialmente a Cristo por el testimonio de la comunidad creyente, como sucede también hoy normalmente. Su encuentro personal con Él en el camino de Damasco le transformó después de persecutor en miembro ferviente y defensor de la Iglesia.

 
Para el Apóstol, la Iglesia no sólo pertenece a Cristo, sino que en cierto modo se identifica con Él. En efecto, los miembros de la Iglesia son también como los miembros de Cristo mismo, que extienden su presencia personal en el mundo y reciben los diversos carismas, que han de contribuir a la edificación de una comunidad eclesial y a formar un sólo Cuerpo, un sólo Espíritu, según la vocación a la que han sido llamados (cf. Ef 4, 3-4). Pablo utiliza también la metáfora de la Iglesia como esposa de Cristo, indicando así la íntima relación de comunión y amor entre ambos. De este modo, la experiencia y la doctrina de Pablo es una constante invitación a toda la Iglesia para que sea el ámbito donde se viva intensamente la relación con Cristo y el cauce propicio para que todos lleguen a Él.

 
Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a las Religiosas de la Compañía de Santa Teresa, a las Siervas del Hogar de la Madre, a los Antiguos Alumnos del Colegio Mayor San Pablo y a los demás grupos venidos de España, México y otros Países de Latinoamérica. Invito a todos a amar a la Iglesia y a vivir gozo en su seno la plena comunión.
Muchas gracias por vuestra presencia.

Como siempre antes de concluir la audiencia el Papa ha saludado a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. El domingo próximo, último del Tiempo Ordinario, celebraremos la solemnidad de Cristo, Rey del universo. “Queridos jóvenes, poned a Jesús al centro de vuestra vida, y de Él recibiréis luz y ánimo en cada opción cotidiana. Cristo, que ha hecho de la cruz su trono real, os ayude a vosotros, queridos enfermos, a comprender el valor redentor del sufrimiento vivido en unión con Él. A vosotros, queridos recién casados, al recordar que precisamente hoy se celebra el 25 aniversario de la promulgación de la Exhortación Apostólica Familiaris consortio, que dio gran impulso a la pastoral familiar en la iglesia, os deseo que recorráis vuestro camino matrimonial siempre unidos a Cristo”.







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