Benedicto XVI subraya el papel y el compromiso de la Iglesia de ser instrumentos para
comunicar a los hombres el pensamiento del gran Compositor, cuya obra es la armonía
del Universo
Domingo, 19 nov (RV).- En el marco del concierto ofrecido ayer al Papa por el Cuarteto
Filarmónico de Berlín, Benedicto XVI subrayó el papel y el compromiso de la Iglesia
de ser instrumentos para comunicar a los hombres el pensamiento del gran Compositor,
cuya obra es la armonía del Universo.
“Querido Presidente, no me hubiera podido
hacer un regalo más bello que éste”, dijo el Papa al concluir su discurso de agradecimiento
al Presidente de la República Federal Alemana, Horst Köhler, por el Concierto con
que le obsequió ayer por la tarde en la Ciudad del Vaticano.
Al término del
encuentro que celebraron ayer el Santo Padre y el Presidente alemán tuvo lugar un
Concierto en la Sala Clementina, a cargo de la "Philharmonia Quartett Berlin", un
regalo que ha sido del máximo agrado de Su Santidad. En su discurso de agradecimiento
dijo textualmente que “las composiciones recién escuchadas nos han ayudado a meditar
sobre la complejidad de la vida y los acontecimientos diarios. Cada jornada es un
cruce de alegrías y tristezas, de esperanzas y desilusiones, que se alternan de forma
agitada y que despiertan en nuestro interior las preguntas fundamentales del “de dónde”
y “hacia dónde” y sobre el verdadero sentido de nuestra existencia”.
La música
nos permite escrutar nuestra historia personal y universal, pero al mismo tiempo nos
eleva y armoniza nuestro interior. Desde esa altura de la paz nos permite contemplar
la misteriosa realidad humana, y nos ayuda a comprender el mundo como una maravillosa
sinfonía que Dios, como sabio maestro de orquesta, dirige.
Utilizando la imagen
del director y la orquesta, el Santo Padre compuso una parábola en la que el hombre
está llamado a ejecutar la estupenda obra maestra de la Creación, siguiendo el grandioso
diseño de la partitura divina con que está hecha. Aunque a veces, a nosotros la partitura
nos resulta demasiado compleja y difícil, el Santo Padre dijo: “Nosotros no hemos
sido llamados a tomar la batuta del Director, y mucho menos a cambiar las melodía
a nuestro gusto. Somos llamados, cada uno de nosotros en su puesto y según sus capacidades,
a colaborar con el gran Maestro en la ejecución de la maravillosa obra de arte. A
medida que la vamos interpretando se nos irá permitiendo comprender, poco a poco,
el diseño de la partitura divina”.
Esta es la forma, siguió diciendo el Santo
Padre, de cómo la música nos puede llevar a la oración y nos invita a elevar la mente
a Dios, para encontrar en Él la razón de nuestra esperanza y la fuerza para afrontar
las dificultades de la vida. Fieles y respetuosos con su proyecto salvífico, resonará
en nosotros la trascendente sinfonía del amor. Más aún, nos convertirá, por el Espíritu
divino, en instrumentos y colaboradores responsables de la secular ejecución de la
salvación universal que Dios lleva a cabo.
Y siguiendo con la parábola, el
Papa dirigió también un saludo de agradecimiento personal a los cuatro intérpretes
del "Philharmonia Quartett Berlin", por la magistral ejecución del concierto: Interpretar
juntos como solistas exige a cada uno no sólo implicarse con sus capacidades técnicas
y musicales en la ejecución de la parte propia, si que al mismo tiempo ha de saber
retirarse para la escucha de los otros. Sólo si hace esto, es decir, si cada uno no
se pone a sí mismo en el centro, sino que con espíritu de servicio se integra en el
conjunto y, por decirlo así, se hace él mismo instrumento, para que la idea del compositor
se transforme en sonido y llegue al corazón de los oyentes, sólo entonces se llega
a una interpretación realmente grandiosa, como la que ahora acabamos de escuchar.
El
Papa, sensiblemente identificado con la interpretación del Cuarteto Filarmónico de
Berlín, por sus gustos musicales y por su cercanía geográfica a la tierra de Mozart,
concluyó la parábola del concierto y la sinfonía del universo, con estas palabras:
“Ésta es una bella imagen también para nosotros que, en el ámbito de la Iglesia, nos
comprometemos a ser instrumentos para comunicar a los hombres el pensamiento del gran
Compositor, cuya obra es la armonía del Universo”