El Pontífice subraya que “ninguna cultura puede estar satisfecha de sí misma hasta
que no descubre que debe estar abierta a las necesidades reales y profundas del hombre''
Sábado, 11 nov (RV).- Benedicto XVI ha recibido en audiencia a última hora de esta
mañana en el Aula Pablo VI del Vaticano a la Familia de Villa de Nazareth de Roma,
en ocasión del 60 aniversario de su fundación. En su discurso, el Papa ha hablando
de esta residencia de estudiantes universitarios, una obra educativa y eclesial fundada
por el cardenal Domenico Tardini, ha dicho que esta institución se “propuso desde
sus orígenes valorizar la inteligencia de sus alumnos en el respeto de la libertad
de la persona, orientada a ver en el servicio a los otros, la auténtica expresión
del amor cristiano”.
“Villa Nazareth siempre ha formado a sus jóvenes -ha
explicado el Papa- en la valentía de las decisiones, en una postura de apertura al
diálogo, con referencia a la razón purificada en el crisol de la fe”. “La fe de hecho
está en grado de ofrecer perspectivas de esperanza a cualquier proyecto que tenga
como valor primordial el destino del hombre”.
“Ninguna cultura -ha dicho Benedicto
XVI- puede estar satisfecha de sí misma hasta que no descubre que debe estar abierta
a las necesidades reales y profundas del hombre. En Villa Nazareth la palabra de Dios
tiene siempre una escucha atenta y un corazón generoso y maduro para ser vivida con
plenitud. Los contenidos de la revelación de Jesús son concretos y un intelectual
cristianamente inspirado debe estar preparado siempre a comunicarlos cuando dialoga
con aquellos que están en búsqueda de soluciones para mejorar la existencia.
En
el cotidiano contacto con la Escritura y las enseñanzas de la Iglesia -ha afirmado
el Pontífice-, se desarrolla vuestra madurez en el plano humano, profesional y espiritual,
entrando de esta manera cada vez de una manera mejor en el misterio de la Razón creadora,
que continua amando el mundo y dialogando con la libertad de las criaturas. Queridos
jóvenes poneos también vosotros al servicio de una cultura que favorezca el encuentro
de la fraternidad del hombre con el hombre y el descubrimiento de la salvación que
viene de Dios.