Escuchar el programa Viernes, 10 nov
(RV).- En ocasiones anteriores hemos hablado de las relaciones en pareja, de la importancia
de la comunicación en la pareja, del tiempo compartido, de la necesidad de construir
conjuntamente para crecer juntos. Pero cuando definitivamente las cosas no funcionan,
cuando es claro que no hay un entendimiento luego de un tiempo compartido, entonces
es esencial para que cada persona continúe que el final de la relación sea manejado
de la mejor manera.
Los rituales ayudan a que el final se entienda mejor,
y hasta se vea como necesario, en algunos casos. Y para ello, los psicólogos recomiendan
diversos ejercicios como recordar o hacer presente la historia de ese amor a través
de diversos recursos: las cosas u objetos que compartieron o tenían en común.
Escribir
la historia de ese amor, completa, con entusiasmos, expectativas y los atisbos de
las dificultades que luego resultaron críticas es supremamente importante porque es
revivir y hacer presente las cosas que se vivieron, lo que no se hizo, las equivocaciones
y los aciertos.
Esta historia, que es la historia de las ilusiones compartidas,
se complementa con los contextos y momentos que cada uno vivía a su alrededor, cuando
compartió una historia común. Es decir, es preguntarse por las metas de cada uno,
por las búsquedas personales a nivel afectivo, pero también laboral o familiar, crecimiento
personal e incluso económico.
No hay que olvidar que cuando se construyen
estos mapas de lo que ha sido nuestra vida, y en ellos en necesario ubicar también
los regalos, los beneficios que esa relación, las cosas que cada uno como persona
pudo desarrollar, logró culminar, realizó. Este reconocimiento nos permite poner en
la balanza de manera mucho más clara las cosas que pasaron en una relación de pareja
y perdonarnos –ambos- las cosas que nos afectaron.
Cerrar los ciclos es tan
importante como iniciar nuevos procesos. Cuando los ciclos o etapas de la vida no
se cierran, cuando dejamos que el tiempo se encargue de las cosas, cuando por temor
o inmadurez no tomamos las decisiones que sólo a nosotros nos compete, entonces dejamos
hilos sueltos, situaciones inconclusas que nos estarán martirizando por siempre.
Vale
señalar que muchas parejas cumplen sus tareas de desarrollo, y siguen unidas con satisfacción.
Estas son las personas afortunadas que crecen juntas, se complementan y su relación
se profundiza. El ejercicio descrito es para aquellos que se unen mayormente por tener
algo en común para desarrollar, pero no suficiente para el camino largo. Este ejercicio
ayuda a quitar sentimientos de culpa y reemplazarlos por aceptación de la naturaleza
limitada de la relación.
Cuando una relación termina, en la mayoría de las
ocasiones se generan sentimientos de culpa, a veces de parte y parte, que no son fáciles
de superar. Culpabilidades que de alguna manera afectan la autoestima, la confianza
no sólo en sí mismos sino en las demás personas, deja nostalgias, sin sabores, sensación
de abandono, depresiones. Todas estas sensaciones hacen parte de un proceso de terminar
una etapa, de hacer duelo a aquello que ya no tendrás más, de dejar en el pasado a
esa persona que te acompaño por algún tiempo.
Por todo ello es necesario entonces
hacer un examen a conciencia de lo que esa relación nos aportó, nos limitó, nos regaló,
nos ayudo, nos hizo crecer para estar en paz con nosotros mismos.