Nuevo llamamiento del Papa a Europa y a la comunidad internacional en favor de la
paz y la seguridad, la dignidad de la vida humana y el diálogo entre las culturas
y las religiones
Jueves, 26 oct (RV).- Benedicto XVI ha reiterado este jueves, la importancia de que
Europa y la comunidad internacional afronten los desafíos que se presentan contra
la paz y la seguridad, la dignidad de la vida humana y el diálogo entre las culturas
y las religiones. En su bienvenida al nuevo embajador de Bélgica, el Papa ha hecho
hincapié en la situación internacional debilitada por algunos trágicos conflictos
que perduran “en particular en Oriente Medio, con las situaciones, cada vez más dramáticas,
de Tierra Santa, Líbano e Irak. Pero también en África y en Asia”.
Tras
dirigir un nuevo y apremiante llamamiento a “la comunidad internacional y, en particular
a la Unión Europea, para que se movilicen con determinación en favor de la paz, del
diálogo entre las naciones y del desarrollo”, Benedicto XVI ha destacado su gran aprecio
por los esfuerzos que cumple Bélgica en este sentido. “En particular, por su ayuda
a los países de África central, con el fin de que estos logren establecer en la paz
su propio porvenir”. Sin olvidar la importancia de la acción pacificadora de la nación
belga en Líbano, el Papa ha asegurado “el firme compromiso de la Santa Sede en impulsar
la paz y el desarrollo”.
“Cincuenta años después del lanzamiento del gran proyecto
de la construcción europea -que proviene del espíritu cristiano- y del que Bélgica
ha sido parte impulsora desde el comienzo, los avances son considerables, a pesar
de las nuevas dificultades que se presentan”. Y mientras, “el continente europeo va
alcanzando poco a poco su unidad en la paz, y la Unión Europea se presenta en el mundo
como una fuerza económica de primer plano, además de ser un signo de esperanza para
muchos” el Santo Padre ha señalado que “ante las exigencias de la globalización de
los intercambios y de la solidaridad entre los hombres, Europa debe seguir en su apertura
y en su compromiso en favor de la construcción de la paz en el planeta”.
En
lo que se refiere a la crisis de sentido y de valores que se presenta en el mundo
actual –en particular en Occidente- y a los desafíos que ponen en peligro el futuro
del hombre y de su identidad, el Santo Padre ha exhortado a los responsables políticos
y a los legisladores a sopesar con responsabilidad las leyes que se refieren a la
dignidad de la vida humana, desde la concepción hasta su fin natural. Lamentando el
relativismo, el subjetivismo y el consumismo desenfrenado, Benedicto XVI ha puesto
en guardia contra aquellas legislaciones que, en varios países, atentan contra el
respeto de la vida de los seres humanos, que son considerados como meros sujetos de
investigación y experimentación.
En este contexto, recordando el Magisterio
de la Iglesia en favor de la dignidad y de los derechos inalienables de los seres
humanos, el Papa ha apoyado la acción de los obispos en Bélgica, que pondrán en marcha
una campaña especial, a partir del uno de noviembre, festividad de Todos los Santos.
Señalando los llamamientos de los prelados belgas “en favor del desarrollo de los
cuidados paliativos, con el fin de permitir, a los que lo desean, una muerte digna”,
Benedicto XVI ha recordado también la declaración de estos obispos, que llama a tutelar
la Dignidad de los niños por nacer. Se trata de promover siempre la verdadera libertad
y dignidad humana, poniendo los avances técnicos y médicos a su servicio.
Ante
los movimientos migratorios que se presentan en varios países, el Pontífice ha insistido
en la necesidad de “establecer una política de inmigración que sepa conciliar los
intereses de los países de acogida y el necesario desarrollo de las naciones menos
favorecidas”. Acciones políticas que deben contar también con “una voluntad de integración
que impida el desarrollo de situaciones de rechazo o de falta de derechos, como revela
el drama de los indocumentados”. De esta forma, ha destacado Benedicto XVI, “se evitarán
también los riesgos que representan los nacionalismos exacerbados o de xenofobia y
se impulsará el verdadero desarrollo armonioso de nuestras sociedades, por el bien
de todos los ciudadanos”.
Terminando ya su discurso al nuevo embajador
de Bélgica, el Papa ha saludado también a toda la comunidad católica en este país
europeo. Alentando a todos a “testimoniar sin cesar la esperanza cristiana, en todos
los sectores de la vida social y profesional. Sin olvidar las prisiones, los hospitales
y todas las nuevas situaciones de pobreza”. Benedicto XVI ha manifestado su anhelo
de que los católicos en Bélgica brinden, a todos y en todo momento, “la Buena Nueva
del Amor de Dios”.