Lunes, 16 oct (RV).- La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y
la Alimentación (FAO) celebra cada año el Día Mundial de la Alimentación el 16 de
octubre, fecha en que fue fundada la Organización en 1945. En la fiesta que hoy hemos
celebrado, se ha recordado la necesidad de invertir en agricultura para poder garantizar
la seguridad alimentaria sobre todo de las poblaciones más necesitadas.
"Invertir
en la agricultura para lograr la seguridad alimentaria" es le tema de este 2006 para
el Día Mundial de la Alimentación a través del cual se quiere recordar que, a pesar
de que la agricultura se haya convertido en un sector secundario en la economía de
numerosos países industrializados, debe desempeñar un papel destacado a nivel mundial
para que se pueda poner fin al hambre.
El problema principal al que se enfrenta
la agricultura mundial es que la ayuda para la agricultura y el desarrollo rural ha
seguido disminuyendo. De un total de más de 9 000 millones de dólares al año a principios
de los ochenta se ha reducido a 5.000 millones de dólares a finales de los años noventa.
En el mundo, se estima que 854 millones de personas siguen estando desnutridas
en el mundo entero. Esta situación sólo se podrá invertir mediante inversiones en
la agricultura, así como apoyando la educación y la sanidad, como propone la FAO a
través de la celebración de este día.
La mayor parte de los agricultores del
mundo son pequeños agricultores. Como grupo, son los mayores inversores en agricultura.
Por otro lado, su propio acceso a los alimentos tiende a ser insuficiente o precario,
ya que si consiguen obtener beneficios de su actividad agrícola, pueden alimentar
a sus familias durante todo el año y reinvertir en sus explotaciones mediante la compra
de fertilizantes, semillas de mejor calidad y equipos básicos. En la actualidad está
surgiendo un nuevo modelo de cooperación entre los sectores público y privado para
el desarrollo rural. Este modelo incluye nuevas formas de poner en contacto a los
productores y la agroindustria, establecer clases y normas de calidad y velar por
su cumplimiento, mejorar la situación de la inversión en la agricultura y proporcionar
bienes públicos esenciales, tales como las infraestructuras rurales.
La inversión
en infraestructura en zonas rurales, especialmente en materia de recursos hídricos,
carreteras, energía y comunicaciones, desempeña un papel crucial a la hora de impulsar
el crecimiento agrícola. Si estas condiciones llegan a cumplirse en los países, cabe
esperar enormes beneficios para la agricultura y los hogares rurales pobres.
En
el mensaje lanzado en este día por el Director General de la FAO se recordó que “incrementar
la inversión pública en la agricultura es absolutamente indispensable”, pero que también
es “fundamental que esa asistencia se haga más eficaz.” Un mecanismo importante es
la Plataforma Global de Donantes para el Desarrollo Rural, un consorcio de 26 organismos
de desarrollo de los donantes que la FAO preside conjuntamente con el Ministerio Federal
de Cooperación y Desarrollo Económicos de Alemania. La Plataforma procura aumentar
la eficacia de la ayuda proporcionada por los donantes y centrar la actividad en el
logro de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
El nuevo modelo para la cooperación
entre los sectores público y privado consiste en “promover asociaciones rentables”.
Esto significa encontrar nuevas maneras de reunir a los pequeños agricultores y las
cooperativas con las agroindustrias y los gobiernos para establecer empresas rentables.
En este espíritu, incumbe a los gobiernos la responsabilidad primordial de crear condiciones
sociopolíticas de estabilidad, establecer marcos jurídicos para el acceso a la tierra
y al agua, aplicar grados y normas de calidad, fomentar un clima más propicio a la
inversión privada y proporcionar la infraestructura rural indispensable.
La
agricultura fue durante siglos el sustento de Europa, ahora que países subdesarrollados
siguen necesitando esta fuente primaria, no podemos negarles las ayudas necesarias
para salir adelante y poder subsistir gracias a un bien que el Creador nos ha concedido.