Ceremonia de canonización de cuatro nuevos beatos: el mexicano Rafael Guizar Valencia,
los italianos Filippo Smaldone y Rosa Venerini, y la francesa Théodore Guérin
Domingo, 15 oct (RV).- Delegaciones de Francia, México e Italia se han unido esta
mañana a los fieles congregados en la plaza de san Pedro para celebrar, junto al Santo
Padre, la canonización de los beatos Rafael Guizar Valencia, Filippo Smaldone, Rosa
Venerini y Théodore Guérin.
En la homilía presidida por Benedicto XVI se ha
recordado el Evangelio de hoy en el que se habla del “joven rico” que respondió negativamente
a Jesús permaneciendo en el anonimato. “Si el hombre basa su seguridad en las riquezas
de este mundo no alcanza el verdadero sentido de la vida y la verdadera felicidad
–ha recordado el Papa- en cambio, si confiando en la palabra de Dios renuncia a si
mismo y a sus bienes por el Reino de los cielos, gana mucho”.
“El Santo es
justamente ese hombre, esa mujer, que respondiendo con felicidad y generosidad a la
llamada de Cristo, deja todo para seguirle”. En este sentido el Papa ha recordado
las figuras de los Apóstoles, y de santa Teresa de Jesús, cuya memoria hoy recordamos.
“También los nuevos santos –ha señalado el Pontífice- han recorrido este camino evangélico
de exigencias y han recibido ‘el céntuplo’ ya en la vida terrena junto a los pobres
y siendo perseguidos, para después obtener la vida eterna”.
Jesús garantiza
la existencia feliz y la vida eterna a través de la elección del Reino de Dios como
“piedra preciosa” por la cual vale la pena vender todo lo que se posee, ha exhortado
el Papa. “El joven rico no consiguió hacer esto –ha explicado el Obispo de Roma en
referencia a la lectura de hoy- su corazón no consiguió separarse de los bienes que
poseía”. El Obispo de Roma ha proseguido su homilía remarcando que Jesús no dice que
la riqueza sea mala, sino que ésta aleja de Dios si no viene “invertida” en el Reino
de los Cielos ayudando, sobre todo, a quienes más lo necesitan. “Comprender esto es
fruto de la sabiduría (…) es la ‘Sabiduría del corazón’ –ha enfatizado el Papa- es
un don que viene de lo alto”.
Por este motivo, para alcanzar la salvación hay
que abrirse en la fe a la gracia de Cristo, el cual exige, a quien se revela, que
le siga, ha proseguido explicando Benedicto XVI. “Los santos han tenido la humildad
y la fuerza de responder ‘sí’, y han renunciado a todo para ser sus amigos –ha señalado
el Papa- Así lo hicieron los cuatro nuevos santos cuyo único tesoro está en el cielo,
es Dios”.
Y seguidamente el Santo Padre ha empezado hablando del obispo Rafael
Guízar y de su ejemplo como pastor que vivió la misión de su apostolado imitando a
Cristo y ayudando a los más débiles.
El Evangelio que hemos
escuchado nos ayuda a entender la figura de San Rafael Guízar y Valencia, Obispo de
Veracruz en la querida nación mexicana, como un ejemplo de quienes lo han dejado todo
para “seguir a Jesús”. Este Santo fue fiel a la palabra divina, “viva y eficaz”, que
penetra en lo más hondo del espíritu (cf. Hb 4,12). Imitando a Cristo pobre
se desprendió de sus bienes y nunca aceptó regalos de los poderosos, o bien los daba
enseguida. Por ello recibió “cien veces más” y pudo ayudar así a los pobres, incluso
en medio de “persecuciones” sin tregua (cf. Mc 10,30). Su caridad vivida en
grado heroico hizo que le llamaran el “Obispo de los pobres”. En su ministerio sacerdotal
y después episcopal, fue un incansable predicador de misiones populares, el modo más
adecuado entonces para evangelizar a las gentes, usando su Catecismo de la doctrina
cristiana. Siendo una de sus prioridades la formación de los sacerdotes, reconstruyó
el seminario, que consideraba “la pupila de sus ojos”, y por eso solía exclamar: “A
un obispo le puede faltar mitra, báculo y hasta catedral, pero nunca le puede faltar
el seminario, porque del seminario depende el futuro de su diócesis”. Con este profundo
sentido de paternidad sacerdotal enfrentó nuevas persecuciones y destierros, pero
garantizando la preparación de los alumnos. Que el ejemplo de San Rafael Guízar y
Valencia sea un llamado para los hermanos obispos y sacerdotes a considerar como fundamental
en los programas pastorales, además del espíritu de pobreza y de la evangelización,
el fomento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y su formación según el corazón
de Cristo.
Benedicto ha hablado después de las virtudes de los otros
santos. De san Filippo Smaldone ha dicho que, como hijo del sur de Italia, supo llevar
a su vida las mejores virtudes de su tierra. “Sacerdote de gran corazón, nutrido de
constante oración y de adoración eucarística, fue sobre todo testigo y siervo de la
caridad, que manifestaba de manera eminente en el servicio a los pobres, en particular
a los sordomudos, a los cuales dedicó por completo su vida”. La obra que inició prosigue
hoy -ha señalado el Papa- gracias a la Congregación de las Religiosas salesianas de
los Sagrados Corazones por él fundada, y que se ha extendido por varias partes de
Italia y del mundo. Precisamente esta mañana en la ceremonia de canonización estaban
presentes varias asociaciones de niños sordos que han acudido a la cita en reconocimiento
a la labor de este nuevo santo que dedicó su vida a las personas con esta discapacidad.
De
santa Rosa Venerini, Benedicto XVI ha puesto en evidencia su ejemplo de fiel discípula
de Cristo, dispuesta a abandonarlo todo para cumplir la voluntad de Dios. Y ha resaltado
su infatigable actividad que desarrollaba con valentía en favor de la elevación espiritual
y de la auténtica emancipación de las jóvenes mujeres de su tiempo. ''Santa Rosa
-ha explicado el Pontífice- no se contentaba con dar a las muchachas una adecuada
instrucción, si no que se preocupaba de asegurarles también una formación completa,
con firmes referencias sobre la enseñanza doctrinal de la Iglesia”.
Finalmente,
de santa Théodore Guérin, el Pontífice ha subrayado la actividad como misionera en
Estados Unidos, durante la primera mitad del siglo XIX, donde fue llamada por sus
superioras. Con gran confianza en la Divina Providencia, a pesar de vivir en zonas
desérticas y salvajes, en medio de privaciones y grandes penurias, la Madre Théodore
Guérin superó las dificultades fundando escuelas y dando vida a una nueva Congregación.
''Bella figura espiritual y modelo de vida cristiana'', la ha definido Benedicto XVI.
''Jesús invítanos también a nosotros -ha terminado diciendo en su homilía el Pap -
como estos santos, a seguirte para tener como herencia la vida eterna''.
Y
tras la homilía y antes del rezo mariano del Ángelus, Benedicto XVI ha querido saludar
en varias lenguas a todos los presentes, éstas han sido sus palabras en español:
Doy mi bienvenida
a los peregrinos de lengua española venidos para esta solemne celebración. Saludo
cordialmente a mis hermanos Obispos de México, a las autoridades, así como a los numerosos
mexicanos que han participado en la canonización de san Rafael Guízar y Valencia,
Obispo de Veracruz. Que su ejemplo ayude a los fieles católicos a seguir con fidelidad
y coherencia el camino de Cristo, testimoniando a toda la sociedad la belleza de su
amor y de su paz. ¡Feliz fiesta para todos!