Cultura y Humanismo: Congreso de las Televisiones Católicas
Miércoles, 11 oct (RV).- El rápido desarrollo es el tema del Congreso Mundial de las
Televisiones Católicas que del 10 al 12 de este mes se está desarrollando en Madrid.
En el saludo introductivo del presidente del Consejo Pontificio para las Comunicaciones
Sociales, monseñor John Foley, se puso de relieve la falta de recursos, tanto económicos
como personales, suficientes de las televisiones católicas para hacer frente a su
programación.
Por este motivo el Consejo Pontificio para las Comunicaciones
Sociales ha decidido dar una respuesta concreta y crear un foro donde proyectar e
incluso ayudar a hacer posible una coordinación y colaboración entre todos los agentes
televisivos católicos. Para lograr este objetivo monseñor Foley ha solicitado que
se trabaje intentando alcanzar siempre lo mejor de uno mismo.
Definir qué es
ser católico en televisión, y formar una red de televisiones católicas, donde se dé
un movimiento cooperativo cuya finalidad esté destinada a la evangelización, son los
objetivos que pretende alcanzar este Congreso Mundial de Televisiones Católicas en
el que colaboran profesionales del medio televisivo católico de todo el mundo.
La
iniciativa del Congreso surgió por parte del Pontificio Consejo de Comunicaciones
Sociales, a raíz de distintos encuentros con realidades televisivas latinoamericanas
y europeas. De esta manera, surgió la idea de crear un banco gratuito de programas
televisivos para que, otras televisiones católicas, pudieran aprovecharlo por la demanda
existente en proyectos más modestos, así como por su interés en realidades ya consolidadas.
El
Cardenal Antonio María Rouco Varela, Arzobispo de Madrid, se interesó en el proyecto,
y ofreció como sede Madrid, con la responsabilidad organizativa que ello implica.
Como metas finales, se pretende que los participantes se expresen y tomen conciencia
de qué significa una televisión católica, así de cómo estrechar vínculos de colaboración.
Se habla, en términos generales, de un cambio de paradigma cultural cuyos grandes
protagonistas son las nuevas tecnologías y, concretamente, las que hacen referencia
a la comunicación social. Como transmisor del mensaje evangélico, la Iglesia debe
asumir este desafío, desarrollando, con claridad y sin miedos, su papel mediático
en la historia y en la sociedad.
Ya Juan Pablo II en su mensaje para la XXVIII
Jornada Mundial de las Comunicaciones de 1994 recordaba cómo la televisión “ha revolucionado
las comunicaciones influenciando profundamente la vida familiar”. Y es que, cómo el
mismo predecesor de Benedicto XVI decía, “la televisión es una fuente primaria de
noticias, de informaciones y de entretenimiento para muchas familias hasta el punto
de modelar su actitud y sus opiniones”. Por este motivo es importante, recordaba
Papa Woltyla que “la televisión centre su labor en el enriquecimiento de la vida familiar.
En
los mismos términos se expresó Benedicto XVI en su discurso a la Asamblea Plenaria
del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales del pasado 17 de marzo, cuando
recordó que “las comunicaciones sociales y la industria del espectáculo pueden ayudar
a los padres en su difícil pero gratificante vocación de educar a los hijos, presentándoles
modelos edificantes de vida y de amor humano”.
Precisamente estos valores
defendidos por los dos pontífices son los que se plantean en este Congreso Mundial
de las televisiones católicas de Madrid.