2006-10-03 16:03:54

Jornada mundial del Hábitat: «Ciudad como encrucijada de culturas y proyecto multicultural»


Martes, 3 oct (RV).- Benedicto XVI recordó, el pasado domingo, en la cita para el rezo mariano del Ángelus, la importancia de la Jornada Mundial de los Asentamientos Humanos, promovida por Naciones Unidas. Señalando que «el rápido proceso de urbanización representa uno de los problemas más graves del siglo XXI, el Santo Padre manifestó su apoyo a cuantos trabajan en ámbito local e internacional, por asegurar condiciones dignas de vida para las personas que viven en las zonas periféricas degradadas de las ciudades.

En el marco de esta celebración, el arzobispo Agostino Marchetto, secretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, intervino ayer en la ciudad italiana de Nápoles. Recordando el tema de este año, «La ciudad, imán de esperanza», el prelado reflexionó en su alocución sobre la «Ciudad como encrucijada de culturas y proyecto multicultural».

Tras hacer hincapié en que la presencia de personas de diferentes culturas que viven en el mismo territorio es cada vez más frecuente, Mons. Marchetto se refirió al rápido crecimiento del fenómeno migratorio hacia las zonas industriales y las metrópolis, que da vida a un «pluralismo cultural y religioso, quizá nunca experimentado hasta ahora»

¿Cómo es posible desarrollar en esta encrucijada de culturas un proyecto intercultural ligado estrechamente con la humanización de la sociedad?", preguntó el secretario del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, subrayando luego que «es necesario encontrar el equilibrio entre la identidad propia y el reconocimiento de la ajena», apreciando los valores propios, pero conscientes de que «toda cultura, al ser un producto típicamente humano e históricamente condicionado, implica también límites».

Mons. Marchetto lamentó que algunas veces el relativismo cultural, provocado por la globalización, ha llevado consigo «conflictos, dando origen a fundamentalismos de todo tipo. En este contexto, el prelado reiteró la necesidad de impulsar el diálogo sincero, en el respeto recíproco entre todas las culturas, promoviendo la convivencia armoniosa de los pueblos. Sin olvidar nunca el respeto de los derechos humanos inalienables, en la tutela de la propia identidad.

«La Pastoral de la Calle»
El secretario del Pontificio Consejo para los Migrantes e Itinerantes se refirió también en su intervención a otro tema que centra la atención de su dicasterio. El de las personas sin hogar. Vivir en la calle –dijo Mons. Marchetto - al contrario de cuanto se cree, no siempre es una elección. (...) Los que no tienen casa viven en condición de gran vulnerabilidad, y esta situación se vuelve a menudo en el inicio de una pérdida progresiva de los derechos. Es difícil tener asistencia, es casi imposible encontrar trabajo, no se consiguen documentos de identidad.

El arzobispo recordó que estos pobres - entre los que se encuentran emigrantes, jubilados, personas sin empleo y enfermos - «se convierten en una multitud sin nombre ni voz, incapaz de defenderse o de encontrar recursos para mejorar su futuro». «Son personas, en condiciones de necesidad y malestar cuya dignidad no se puede pasar por alto», advirtió Mons. Marchetto, señalando luego que las intervenciones en favor de la tutela de la dignidad de todos ellos ser innovadoras, teniendo en cuenta sus verdaderas necesidades e impulsando sus capacidades.







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