2006-09-28 16:04:52

El Papa exhorta a las autoridades alemanas a que no se expulse del país a los cristianos que han tenido que huir de sus países a causa de su fe


Jueves, 28 sep (RV).- Benedicto XVI ha reiterado hoy la unión de la Iglesia con la familia humana universal, la importancia de la tolerancia y el respeto entre los pueblos, la sacralidad de la vida, la acogida de los que huyen de la violencia y de los cristianos perseguidos, en su discurso al nuevo embajador de la República Federal de Alemania.

Benedicto XVI ha reiterado la unión de la Iglesia con la familia humana universal y la atención de la Santa Sede, del Papa y sus colaboradores hacia los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los más pobres y de los que sufren (Gaudium et Spes 1). En su discurso de bienvenida al nuevo embajador de Alemania, que le ha presentado sus cartas credenciales, el Santo Padre ha recordado que, si bien se preocupa en primer lugar por los cristianos que viven en todo el mundo, la Santa Sede anhela impulsar el bien integral de los hombres de toda cultura, lengua y religión.

El Pontífice ha hecho hincapié en el anhelo de la Iglesia de impulsar su misión en favor de la salvación y tutela de los seres humanos, colaborando en la construcción auténtica de la sociedad, sin imponerse nunca. Sin obligar a nadie a aceptar el mensaje del Evangelio, por lo que el encuentro con los demás tiene que estar marcado por la tolerancia y la apertura cultural. Tolerancia que sin embargo nunca se debe confundir con indiferentismo, ha subrayado el Papa, añadiendo luego, una vez más, la apremiante actualidad de la necesidad de tolerancia que tiene nuestro mundo de hoy.

Benedicto XVI ha evocado lo que manifestó en su homilía en Múnich, en el marco de su reciente visita pastoral a Baviera: «La tolerancia que nuestro mundo de hoy necesita tanto incluye el respeto de Dios, el respeto de lo que es sagrado para los demás». Y «este respeto requiere asimismo que aprendamos el respeto y temor hacia Dios, que puede ser regenerado en el mundo occidental sólo, si la fe en Dios vuelve a crecer».

El Santo Padre, que ha recordado con emoción y gratitud el viaje apostólico que realizó a su Baviera natal, ha manifestado su satisfacción por las excelentes relaciones entre la Santa Sede y la República Federal de Alemania. Luego, el Papa se ha referido a la importancia de que en este país la legislación tutele en todo momento la sacralidad de la vida, el matrimonio y la familia, con especial atención en la actualidad a las células estaminales embrionarias.

Ante la tradicional acogida en Alemania de refugiados y prófugos, Benedicto XVI ha alentado a las autoridades de esta nación a que, en el respeto de la justicia, no sean expulsados los cristianos que han tenido que huir de sus países por estar perseguidos debido a su propia fe.

Tras dedicar unas palabras a la enseñanza de la religión y a la importancia de las raíces cristianas de Europa, el Pontífice ha puesto de relieve su gratitud y la de la Sede Apostólica ante la tradicional generosidad de Alemania y de la Iglesia en esta nación, en especial, hacia los países más pobres del mundo.







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