Miércoles, 27 sep (RV).- En nuestro programa de hoy dedicado a la cultura y al humanismo
queremos celebrar con ustedes la Jornada Mundial del Turismo que hoy se ha celebrado
en todo el mundo bajo el tema: “El turismo es riqueza”. Esta conmemoración ha sido
promovida por la propia Organización Mundial del Turismo que a través de este mensaje
ha querido mostrar la cara positiva de un turismo controlado que lleva al país que
acoge a los turistas no solo a tener una renta económica mayor, sino a ser más rico
espiritualmente, ya que gracias a la acogida de personas de diferentes culturas el
propio espíritu se ve enriquecido.
Uniéndose a esta conmemoración, el presidente
y el secretario del Pontificio Consejo para los Migrantes, cardenal Renato Martino
y arzobispo Agostino Marchetto han lanzado un mensaje a los operadores pastorales
del sector en el que subrayan el mensaje de este año “El turismo es riqueza”, invitando
a los propios trabajadores del sector a ser partícipes de la riqueza espiritual que
el turismo puede aportar siempre y cuando se lleve a cabo un turismo responsable,
de ahí que haya que educar para que esto sea posible. El documento publicado por el
Pontificio Consejo para los Migrantes pone de relieve el crecimiento y la expansión
del fenómeno turístico, que da importancia al patrimonio natural, histórico y artístico,
bienes de todos.
Entre las diversas finalidades del patrimonio cultural, la
reflexión del texto señala la de “ofrecer a cada uno la memoria de los lazos que nos
unen a las generaciones pasadas, que estructuran la historia”. Asimismo se resalta
la apertura humana y social alimentada gracias al turismo, “un proceso –como señalaba
el propio Juan Pablo II- que forma sociedades y culturas, transformándolas cada vez
más en reflejo de los multiformes dones de Dios a los hombres”. La belleza de la naturaleza
o del arte, los tesoros de las civilizaciones milenarias no se tienen que hacer olvidar
–se lee en el texto del Pontificio Consejo para los Migrantes- la belleza y la riqueza
inigualables del hombre, que es el “patrimonio más hermoso”, creado a semejanza de
Dios, fruto del amor trinitario.
Y es que el turismo es riqueza precisamente
en la medida en que nos ayuda a relativizar los sistemas llamados “ricos” y nos abre
a la percepción de otras formas de “ser ricos”. “Los pueblos se encuentran en un movimiento
turístico imparable”, recuerda el mensaje del Pontificio Consejo para la Pastoral
de los Migrantes e Itinerantes, poniendo de relieve el anhelo de que se fortalezcan
cada vez más los sentimientos de solidaridad hacia los pueblos necesitados y destacando
el enriquecimiento recíproco que se impulsa “cuando se abren las ventanas de un sistema,
favoreciendo el acceso a los tesoros culturales, históricos, naturales, estéticos,
humanos y espirituales que cada pueblo conserva más o menos celosamente”.
“El
turismo revela una riqueza universal, que no rechaza al hombre, sino que conserva
sus huellas” y sostiene al mismo hombre, creado por Dios a su imagen y semejanza,
y que constituye el patrimonio más precioso, puesto que -como señala Benedicto XVI
en su encíclica Deus caritas est– es “fruto del Amor de la comunidad Eterna”. ”Nadie
es copia, todos somos piezas únicas y no el resultado de una clonación: somos la expresión
de la vida de Otro que es la Vida... Todos llevamos el sello del misterio y cada uno
está marcado por el deseo de Absoluto, marca de fabricación que indica que Dios nos
ha hecho a su imagen y semejanza», reitera el mensaje del Pontificio Consejo para
la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes, que concluye señalando que «el viaje,
el encuentro con los demás lugares y culturas, se presenta de este modo como un nuevo
amanecer, una riqueza ofrecida en el rostro de cada hermano y hermana, don permanente
y perenne de Dios, que se hace peregrino y que visita a cada uno con el rostro de
Jesús, su Hijo bendito”.