En su bienvenida al nuevo embajador de Austria, Benedicto XVI reitera la importancia
de las raíces cristianas del continente europeo
Lunes, 18 sep (RV).- "Que en Europa se respeten y tutelen siempre los derechos y la
inalienable dignidad del hombre, creado a imagen de Dios y de la familia, núcleo de
la sociedad, impulsando la paz entre los pueblos y las culturas". En su bienvenida
al nuevo embajador de Austria, Benedicto XVI reitera la importancia de las raíces
cristianas del continente europeo.
Benedicto XVI ha recibido esta mañana al
nuevo embajador de Austria ante la Santa Sede, que le ha presentado sus Cartas Credenciales.
En su discurso de bienvenida, el Santo Padre ha puesto de relieve «la gran contribución»
que este país puede aportar «con el fin de que los derechos y la inalienable dignidad
del hombre, creado a imagen de Dios, así como la posición de la familia como núcleo
de la sociedad en Europa, sean respetados y tutelados siempre y en toda circunstancia.
Con el anhelo también de que Europa, en su necesario proceso de autoafirmación, detenga
su mirada en Dios, Creador de la vida, en el cual se encuentran, al mismo tiempo,
la Justicia y el Amor».
Al destacar el importante proceso de unificación europeo,
el Papa ha recordado que «en ningún otro lugar como en Europa, la historia y la cultura
llevan las huellas del cristianismo». Y, refiriéndose luego a la importancia de los
medios de comunicación social para impulsar en el continente europeo el sentido de
patria común, en el respeto de la propia identidad cultural, Benedicto XVI ha reiterado
que «la Iglesia apoya este desarrollo, donde hombres y pueblos se consideran miembros
de una misma familia, impulsando la paz, la solidaridad, el intercambio y el enriquecimiento
recíproco».
Tras constatar que prosigue la probada y fructuosa colaboración
entre el estado de Austria y la Iglesia, el Papa ha recordado luego con satisfacción
el desarrollo de las escuelas superiores, sobre la base del Concordato y el compromiso
del estado austriaco en favor de la enseñanza de la religión, que en la nación austriaca
es obligatoria. En este contexto, Benedicto XVI ha hecho hincapié en que «el estado
tiene la tarea de presentar a los niños y a los jóvenes – considerando el creciente
número de alumnos sin pertenencia confesional – las bases del pensamiento occidental
y de la ‘civilización del amor’ afianzada por el espíritu cristiano».
El Papa
ha manifestado también su aprecio refiriéndose a la gratitud que se percibe en muchas
partes del mundo, por la ayuda que los católicos y numerosas personas de buena voluntad
de Austria «ofrecen en favor de proyectos sociales, humanos y misioneros de la Iglesia».