Reflexión sobre el viaje del Papa a su Baviera natal
Domingo, 17 sep (RV).- El padre Juan José Fernández, director de los servicios en
lengua española de Radio Vaticano ha realizado una reflexión sobre el Viaje que acaba
de realizar Benedicto XVI a su Baviera natal. Una visita que ha tenido un gran eco
popular y mediático, a pesar de que el Santo Padre no ha hecho “descuentos” en los
firmes llamamientos dirigidos al mundo Occidental, que han puesto a la luz las contradicciones
de una cultura que provine directamente del cristianismo pero que cierra los ojos
y los oídos ante el mensaje de Cristo, llegando incluso al desprecio por lo sagrado.
En Radio Vaticano,
lógicamente, hemos seguido con mucha atención y dedicación las palabras que Benedicto
XVI ha pronunciado en su querida Baviera, para extraer el mensaje que el Obispo de
Roma desea hacer llegar a toda la Iglesia. En la Misa celebrada en la explanada ferial
de Munich el Santo Padre lanzó un llamando sobre la necesidad de escuchar a Dios ante
“la sordera que parece afectar al hombre de hoy”. “Con la debilidad de oído o incluso
la sordera en relación a Dios se pierde naturalmente también la capacidad de hablar
con Él o a Él. Nuestros sentidos interiores corren el peligro de apagarse. El horizonte
de nuestra vida se reduce así de forma preocupante”. En ese contexto, también quiso
llamar la atención a la Iglesia y a la sociedad alemana, porque si bien han sido y
son muy generosas en la ayuda social y humanitaria no lo son tanto cuando se trata
de proyectos para evangelizar. “La ayuda social y el Evangelio son inseparables -dijo
Benedicto XVI- Donde sólo llevamos a los hombres conocimiento, habilidad, capacidad
técnica e instrumentos, allí llevamos demasiado poco. Entonces, enseguida aparecen
mecanismos de violencia…”. Jesús, con palabras de autoridad, dijo ante la enfermedad
del sordo del evangelio: "Effatà", Abrete! Este mensaje del anuncio evangelizador,
en Jesús, está inseparablemente unido a la curación de las enfermedades.
El
Santo Padre nos ha dicho que nuestros oídos, nuestros sentidos interiores corren el
peligro de apagarse, por eso nos invita el Papa a curar la sordera en relación a Dios
para poder hablar con Él, para poder rezar. Rezar como María, cuando decía “proclama
mi alma la grandeza del Señor y se alegra mi espíritu en Dios mi salvador”. Engrandecer
a Dios, porque “donde Dios crece, el hombre no empequeñece: justamente ahí es donde
se hace grande el hombre y el mundo se convierte en luminoso”, dijo el Papa en el
Santuario de Altoetting, en la fiesta de María, Imagen y Madre de la Iglesia.
Tal
vez el mensaje más denso y más llamativo lo lanzó en la Lección que pronunció ante
profesores y científicos en la Universidad de la que fue catedrático. Benedicto XVI
planteó, en un discurso riguroso, las bases para que pueda darse el diálogo entre
culturas y religiones. El Santo Padre cree que el diálogo sólo es posible si la razón
y la fe avanzan juntas y si se superamos las limitaciones impuesta por la razón. El
Obispo de Roma constató que en el mundo occidental se sostiene ampliamente que sólo
la razón positivista es universalmente válida, cuando la razón científica plantea
preguntas que van más allá de sus posibilidades. Ésta es una cuestión real, que tiene
que ser dirigida a otros modos y planos de pensamiento, como la filosofía y la teología.
Del mensaje de armonía entre la razón y la fe, el Papa ha promovido también esa otra
armonía que debería producirse internamente a las iglesias cristianas, católicos,
ortodoxos y protestantes, cuando se reunión en la Catedral de Ratisbona para rezar
las Vísperas, con oraciones de las tres iglesias.
La misma armonía que expresa
el Órgano afinado en la celebraciones litúrgicas, porque el órgano siempre ha sido
considerado, y con justa razón, como el rey de los instrumentos musicales, -dijo el
Santo Padre- retoma todos los sonidos de la creación y da resonancia a la plenitud
de los sentimientos humanos. Además, como toda música, trascendiendo lo simplemente
humano, nos dirige a lo divino. Un mensaje, el de Benedicto XVI en Alemania, resumido
en estas breves palabras, armónico en verdad. Un mensaje armónico, porque nace en
el corazón del hombre que busca a Dios, a través de Cristo Jesús, por el Espíritu,
y desea que resuene en el corazón de los hombres de buena voluntad y en el universo
entero.