“El pueblo esloveno tiene el derecho a afirmar el alma cristiana que ha plasmado su
identidad y que se alimenta del vigor de la simiente evangélica”
Sábado, 16 sep (RV).- El Santo Padre ha recibido esta mañana en el Palacio Apostólico
de Castelgandolfo las cartas credenciales del nuevo embajador de Eslovenia ante la
Santa Sede, Ivan Rebernik. En su discurso, el Pontífice ha hecho hincapié en la milenaria
tradición católica del pueblo esloveno, “tesoro precioso que expresa la identidad
más profunda y verdadera de esta noble tierra”, ha dicho el Papa, que ha hecho alusión
también a las cordiales relaciones entre Eslovenia y la Santa Sede a lo largo de los
siglos.
“Fruto de este intenso y constructivo diálogo, no interrumpido por
los tristes acontecimientos del siglo apenas transcurrido”, es el Acuerdo sobre cuestiones
jurídicas firmado entre los dos estados en 2001 que refuerza, si cabe, aún más las
relaciones recíprocas y la colaboración para la promoción de la persona y el bien
común.
“Conociendo la estima y el afecto que tienen los eslovenos por el Papa
-escribe Benedicto XVI- estoy seguro que sus representantes políticos sabrán interpretar
las tradiciones, la sensibilidad y la cultura. De hecho, el pueblo esloveno tiene
el derecho a afirmar y hacer valer el alma cristiana que ha plasmado su identidad
y lo ha inscrito en el contexto de aquella Europa, cuyas raíces más profundas se alimentan
del vigor de la simiente evangélica que perdura en el continente desde hace dos mil
años”.
El objetivo que tienen ante sí los responsables de hoy, afirma el Pontífice,
es encontrar los medios oportunos para implicar a las nuevas generaciones en el conocimiento
de los valores del pasado e introducir en el tercer milenio el rico patrimonio heredado”.
Sería una estrategia verdaderamente miope no favorecer la apertura de los jóvenes
al conocimiento de las raíces históricas y en este sentido el Papa ha subrayado la
necesaria instrucción en las escuelas de Eslovenia de los valores religiosos cristianos,
si no quiere arriesgarse a perder progresivamente los rasgos más específicos de la
fisonomía nacional.