El Papa invita a buscar el Rostro de Cristo durante su visita al santuario de Manoppello,
donde ha rezado ante la reliquia de la Santa Faz
Viernes, 1 sep (RV).- Benedicto XVI ha visitado esta mañana el Santuario de la Santa
Faz en la localidad italiana de Manoppello, cerca de Chieti, en la región central
y montañosa de los Abruzos. El Santo Padre para esta breve peregrinación, ha viajado
en helicóptero desde su residencia estival de Castelgandolfo. Poco antes de las diez
de la mañana, el Pontífice ha sido recibido por las autoridades civiles locales y
por el arzobispo de Chieti-Vasto, monseñor Bruno Forte.
Se trata de una peregrinación
personal del Papa al Santuario de la Santa Faz “para subrayar la centralidad en la
vida de la fe, en referencia al rostro de Jesús”. Su Santidad ya había manifestado
al arzobispo de Chieti-Vasto, siendo aún cardenal, su deseo de acudir al Santuario
para rezar ante la Santa Faz. Y hoy ha tenido esta ocasión.
Antes de entrar
en el santuario, Benedicto XVI ha agradecido a los cerca de diez mil peregrinos congregados,
su presencia y su particular entusiasmo y ha dicho que ve “a la Iglesia como una gran
familia. Una familia que se une cuando está con el Papa”. “Todos buscamos el Rostro
del Señor, y es este el sentido de mi visita a Manoppello –ha señalado el Papa- Un
rostro que juntos intentamos conocer siempre mejor, y del que encontramos esta fuerza
de amor y de paz que nos muestra también el camino de nuestra vida”.
Luego,
desde la explanada adyacente al santuario, el Papa se ha dirigido a pie y ha entrado
en el interior del templo, donde ha rezado delante la Reliquia de la Santa Faz: un
velo de lino que, según cuenta la tradición, habría sido usado por la Verónica para
secar la sangre y el sudor de Jesús durante el Vía Crucis.
Tras visitar a
la comunidad religiosa del convento de capuchinos que cuidan del lugar y saludarles,
el Santo Padre ha dirigido un discurso a los miles de fieles congregados ante el santuario.
La centralidad de Cristo y su Rostro que ilumina los corazones de los creyentes ha
sido el tema principal del mensaje del Papa. “Quien me ha visto a mí ha visto al Padre
Sí, queridos hermanos y hermanas, para ver a Dios es necesario conocer a Cristo y
dejarse plasmar por su Espíritu que guía a los creyentes hasta la verdad plena (...)
–ha exclamado el Obispo de Roma- Este es el camino de Cristo, el camino del amor total:
quien se aferra a la vida la pierde, el que desprecia la vida de este mundo la conserva
para una vida eterna”.
El Papa ha invitado a reflexionar sobre cómo ha de ser
la “generación que busca el Rostro de Jesús” y sobre el sentido de la vida que “es
digna de subir al monte del Señor”. La respuesta llega del salmista: “Solamente sacerdotes
santos, sacerdotes que tienen manos inocentes y corazones puros pueden hacer descubrir
a los fieles el camino de Cristo”. Benedicto XVI ha animado fuertemente al clero a
hacer entender al hombre de hoy, a través del ejemplo cotidiano de una vida ejemplar,
el significado de la fe.
“Queridos sacerdotes si queda marcada en vosotros,
pastores del rebaño de Cristo, la santidad de su Rostro, no temáis, porque incluso
los fieles confiados a vuestro cuidado quedarán contagiados y transformados”. Benedicto
XVI ha terminado su discurso, pronunciado a los pies del parque nacional de la Majella,
en la región de los Abruzos, invocando la protección de la Virgen María y lanzando
un nuevo llamamiento en defensa del medio ambiente y la naturaleza. “Que la Madre
del Creador nos ayude a respetar la naturaleza, gran don de Dios, que aquí podemos
admirar contemplando las magníficas montañas que nos rodean –ha finalizado el Papa-
Este don, sin embargo, está cada vez más expuesto a serios riesgos de degradación
ambiental y por lo tanto va defendido y respetado”.
Y antes de regresar en
helicóptero a Castelgandolfo, el Papa ha tomado de nuevo el micrófono entre las manos
y ha dirigido un último saludo a la multitud congregada en el santuario. “Os animo
a ir hacia delante por el camino de la fe”. Y después a los jóvenes les ha dicho:
“buscad el rostro de de Cristo y conocedlo” y refiriéndose a las vocaciones sacerdotales
ha indicado a los jóvenes que “es bonito estar con el Señor y al servicio de todos”.