Viernes, 11
ago (RV).- Hoy haremos referencia a los niños especiales y el ámbito familiar y educativo
necesario para que ellos tengan un ambiente propicio y favorable a su desarrollo en
pro de una mejor calidad de vida.
Muchas familias de América Latina y
del mundo en general no sólo temen, sino que sufren y hasta llegan al extremo de la
vergüenza, cuando uno de sus hijos es una persona con discapacidades físicas y/o mentales.
Estas actitudes se han tratado de superar, con campañas y educación a los padres de
familia y educadores, para que estos niños no continúen siendo relegados, abandonados
a su suerte y objeto de burla.
Hoy los niños especiales pueden vivir con
sus familias, integrarse a la educación regular, lograr un buen nivel de socialización
y tomar parte en diferentes actividades. Hasta hace un tiempo se hablaba de educación
especial y de niños especiales, que significaba que había que recluirlos o tratarlos
de manera diferente.
Ahora se habla de niños con discapacidad o con necesidades
educativas especiales, lo que marca una diferencia en relación con el manejo de esta
población. De lo que se trata entonces es de integrar al niño a la comunidad y a los
centros educativos, de manera que se refuercen y estimulen sus fortalezas, hasta el
punto de que algunos de ellos llegan a ser un factor productivo para la familia, es
decir pueden llegar a desarrollar actividades y trabajos técnicos que les representan
ingresos como cualquier otra persona.
La discapacidad puede ser: mental,
física, sensorial y múltiple. En la mental están el retardo, el síndrome de Down,
el autismo y los diferentes tipos de trastornos severos. En la física están los que
tienen alterada la motricidad y los que tienen insuficiencia motora de origen cerebral.
La sensorial es la que presentan los niños sordos y ciegos, básicamente. Y la incapacidad
múltiple es cuando hay dos o tres discapacidades en forma simultánea.
¿Cómo
tratar a los niños especiales? Los psicólogos señalan que es importante que los padres
asuman la discapacidad de sus hijos como algo muy importante que marca la rutina y
el desarrollo mismo de la familia, por ello es importante asesorarse por un especialista
en salud mental, así la discapacidad no sea mental, porque un niño con estas características
altera la dinámica familiar, además de desarrollar mucho más unos órganos que otros,
pues así obtiene un mayor equilibrio.
Se recomienda por ejemplo que en
la casa, los padres traten a sus hijos especiales, en lo posible, como si fueran normales.
Se les deben exigir y hacer cumplir sencillas responsabilidades, como encargarse de
su habitación o de su ropa. También poner límites muy claros y tratarlos con mucho
cariño pero jamás con permisividad.
En cuanto al desarrollo físico, éste
depende del diagnóstico de cada niño. Hay algunos que son sanos y otros no. Por ejemplo
en el síndrome de Down son comunes las cardiopatías, la obesidad y los problemas bronco-respiratorios.
Los niños que sufren parálisis cerebral por lo general también presentan problemas
digestivos, respiratorios, dolores musculares y óseos.
Se ha comprobado
que si estos niños inician la estimulación a temprana edad, logran más avances que
los que no la reciben. Hay que partir de la convicción de que un menor discapacitado
jamás será normal, pero puede alcanzar muy buenos niveles de socialización, algunos
niveles de escolarización e inclusive vincularse al mundo laboral.
La
sensibilidad que manejan estos niños es inmensa, pues llegan a desarrollar habilidades
sensoriales y de comunicación con las que tratan de suplir sus incapacidades. Muchos
de ellos son conscientes de sus incapacidades y de la manera especial o de rechazo
con que son tratados, por ello demandan de sus familias comprensión y solidaridad
sinceras, sentimientos que sólo pueden provenir del amor de padres y hermanos que
les permitirá evolucionar y desarrollar sus capacidades para una mejor calidad de
vida.