Informe 2006 sobre la libertad religiosa en el mundo
Jueves, 10 ago (RV).- En este reportaje les presentaremos las conclusiones del “Informe
2006 sobre la libertad religiosa en el mundo”. El informe, que llega a su octava edición,
fue presentado el pasado mes de julio contemporáneamente en Roma y Lisboa por “Ayuda
a la Iglesia que sufre” y en él se confirma que una vez más el mundo está lejos de
conseguir la libertad religiosa. Parece confirmarse de este modo la denuncia realizada
por Benedicto XVI en el Ángelus del 4 de diciembre de 2005: “La libertad religiosa
está lejos de ser asegurada en todo el mundo. En algunos casos –señaló el Papa- se
niega por motivos religiosos o ideológicos, otras veces, a pesar de verse reconocida
en el papel, viene obstaculizada en los hechos por el poder político, o de forma más
engañosa, por el predominio cultural del agnosticismo y el relativismo”.
Iniciamos
nuestro recorrido por el estado de las libertades en el mundo por el continente europeo.
En la vieja Europa el impulso del ateismo no se ha detenido a pesar de los quince
años que nos separan de la caída del imperio social-comunista. Entre los casos emblemáticos,
el informe 2006 de “Ayuda a la Iglesia que sufre” señala Bielorrusia, donde el estrecho
control estatal sobre toda expresión de culto, tiende a sofocar el sentimiento religioso
de la población. Pero no es la única, a veces el recorte de libertades religiosas
se debe a una persecución de tipo administrativo, o en otros casos la intolerancia
asume tonos nacionalistas como en Rusia, donde prevalecen los obstáculos burocráticos,
a pesar de la mejora de las relaciones ecuménicas entre la Iglesia ortodoxa y la Iglesia
católica.
La esperanza de Europa se abre en países como Georgia, Bosnia, Serbia
o Kosovo, donde tras la caída de sus regímenes filosoviéticos se abren mayores espacios
a las libertades religiosas. En cambio, Francia –señala el documento- está viviendo
un aumento del laicismo, con la aprobación de una ley que impide llevar símbolos religiosos
en las escuelas, la cual está siendo valorada con vistas a ser aprobada en Alemania.
Y
hablando de España –que cuenta con un 93,6 por ciento de población católica- el documento
señala los cambios experimentados en la política española desde la subida al gobierno
de José Luís Rodríguez Zapatero. En este sentido se habla de los derechos concedidos
por este gobierno a los homosexuales, y de la negación de la obligatoriedad de la
enseñanza de la religión católica en las escuelas. Este hecho se confronta con la
aprobación de una ley que reconoce, por el contrario, la enseñanza de la religión
islámica en algunas escuelas.
Pasamos ahora al continente vecino: Asia. En
este continente el informe señala que son muchos los estados que persiguen a los llamados
“infieles” que contradicen las leyes coránicas. Esta situación se denuncia de forma
particular en Irán, Pakistán y Arabia Saudita, países en los que no se duda en utilizar
la cárcel y la tortura para estas personas. De forma particular el documento manifiesta
su preocupación por Irak, país que vive arrollado por multitud de atentados terroristas
sunitas contra chiítas, con las consecuencias que estas prácticas tienen en las comunidades
cristianas que ahí vive.
El hecho de que el cristianismo sea minoría en Asia
provoca situaciones de gran preocupación para la Iglesia. Así, la pequeña comunidad
cristiana de Sri Lanka se ve a menudo en el blanco de los extremistas budistas de
esta zona que utilizan leyes anti-conversión para impedir todo tipo de actividad misionera,
recurriendo con frecuencia a la violencia. Otra de las zonas del continente asiático
donde se ha practicado y se practica la represión contra católicos es Corea del Norte,
donde según los datos publicados han desaparecido -en los últimos cincuenta años-
unos 300 mil cristianos. Análoga es la práctica represiva llevada a cabo por el régimen
de Pekín contra cristianos, budistas y miembros del Falum Gong, internados y torturados
en campos de detención, sin acusaciones y a menudo liberados sólo tras su muerte.
El
informe del continente asiático dedica un amplio espacio a China, donde se señala
la existencia de dos tipos de violación de las libertades religiosas. Una se encuentra
en las estructuras “oficiales”, reconocidas por el gobierno, ya que se supone a priori
que la libertad religiosa no es un derecho innato, sino una concesión del estado quien
establece límites y formas. La segunda violación es la persecución contra todas las
expresiones religiosas que se puedan expresar sin el control del gobierno. A pesar
de este panorama desolador se han empezado a tomar medidas positivas en lo que respecta
a la libertad religiosa. La principal de ellas es –según publica el informe- la firma,
por parte del presidente Wen Jiabao de las nuevas reglas para las actividades religiosas,
que prevén “garantizar la libertad religiosa” siempre y cuando la religión “promueva
la unidad del estado, la solidaridad del pueblo y la estabilidad de la sociedad”.
Ahora
nos ocupamos de los otros tres continentes: América; África; y Oceanía. En la parte
septentrional del continente americano han aparecido contrastes entre las instituciones
civiles y religiosas que se han saldado con diálogo y tolerancia, excepto en dos zonas
Cuba y Venezuela. Según el informe, en estos dos países se violan los derechos humanos
fundamentales. En el análisis realizado por “Ayuda a la Iglesia que sufre”, se registra
inseguridad debido a la violencia que azota a algunos países como Guatemala, Haití,
Colombia y Paraguay, donde el clima social no favorece la obra evangelizadora.
En
Colombia se vive una grave situación de violencia y de violación de los derechos humanos,
según señala el informe, por este motivo la Iglesia católica se emplea a fondo en
ayudar a la pacificación, en defensa sobre todo de las poblaciones indígenas y campesinas
que son quienes sufren más directamente la violencia de los grupos armados. En este
sentido la Iglesia ha inaugurado un Programa de pastoral para los que se ven privados
de sus tierras a través del cual se pretende ofrecer una ayuda material y espiritual
que les permita permanecer en su lugar de origen.
La situación preocupa también
en Guatemala, donde a pesar de los esfuerzos, han sido asesinados ya varios sacerdotes.
El trabajo del obispo Álvaro Ramazzini, quien lucha incansable por los derechos de
los indígenas que trabajan en la mina a cielo abierto de la diócesis de San Marcos,
se ve obstaculizado por las amenazas de muerte que recibe.
En Honduras el único
episodio que ha turbado a la Iglesia de este país fue la campaña de promoción y distribución
de anticonceptivos promovida por la Asociación hondureña de planificación familiar
(ASHONPLAFA). En un comunicado los obispos del país recordaban que “el aborto es un
crimen abominable, contrario al quinto mandamiento de la Ley de Dios: no matar”.
En
Paraguay la Iglesia está preocupada por la situación socio-política de la nación.
Incremento de la pobreza, miseria, violencia y criminalidad son los elementos de una
sociedad que lleva a los ciudadanos a una situación de vulnerabilidad e inseguridad.
En
Venezuela la situación también es preocupante, según afirma el informe sobre la libertad
religiosa 2006. “En el país –se lee en el documento- se difunde un sentimiento de
incertidumbre y temor por el futuro”. Ante este panorama los obispos venezolanos reunidos
en asamblea plenaria denunciaron que “la dirección que está tomando el país pone en
tela de juicio la democracia participativa y la independencia de los poderes públicos”.
Éstas
eran las situaciones más preocupantes del continente americano. Pasamos ahora a otro
de los continentes en los que sigue aumentando la preocupación por la coerción de
las libertades religiosas: África.
El informe analiza la situación en varios
países del continente africano. Iniciando por Nigeria, donde crece la preocupación
por los enfrentamientos religiosos que provocaron la muerte a 12 mil personas en 2004.
En Ruanda el fenómeno de la guerra civil sigue provocando hostilidades entre distintos
grupos religiosos, mientras que en Sudán, a pesar de haberse alcanzado un frágil acuerdo
de paz, es todavía largo el camino que tendrá que recorrer para reconstruir el tejido
de una sociedad diezmada por las miles de masacres sufridas. Es todavía alarmante
la situación en Uganda, envuelta en una espiral de violencia a pesar de los intentos
de diálogo entre rebeldes y las tropas gubernamentales. Y siempre en África, en algunos
estados como Egipto y Marruecos, la persecución golpea también a los ciudadanos que
abandonan el Islam para convertirse al cristianismo. La ofensiva del fundamentalismo
islámico, subraya el informe, afecta también a Kenia, Malawi, Sudáfrica y el archipiélago
de Zanzíbar, en Tanzania.
Por último nos queda el continente oceánico. Según
el informe de “Ayuda a la Iglesia que sufre”, son pocos los episodios de tensión que
caracterizan esta área geográfica. Mientras que en las islas Figi los hinduistas experimentan
casos de intolerancia, en Nauru, son los mormones y los Testigos de Jehová quienes
sufren las consecuencias del aislamiento social y judicial.
Ante este panorama
general que les hemos ofrecido comprobamos que queda mucho por hacer en el mundo para
garantizar las libertades religiosas, por lo que hay que seguir trabajando en la difusión
de valores tales como la tolerancia y la solidaridad, herramientas útiles para conseguir
estos objetivos.