XXV aniversario de la visita de Juan Pablo II a Hiroshima y Nagasaki: “Recordar el
pasado es preocuparse por el futuro”
Domingo, 6 ago (RV).- “La guerra es obra del hombre. La guerra es destrucción de la
vida humana. La guerra es muerte”. Con estas palabras Juan Pablo II se dirigía al
pueblo japonés hace 25 años en conmemoración de la fecha que hoy recordamos: el bombardeo,
un 6 de agosto de 1945, de Hiroshima y Nagasaki. Esta exhortación, pronunciada hace
un cuarto de siglo, sigue siendo de gran actualidad ante los últimos acontecimientos
vividos en Tierra Santa.
Se trata del mismo sentimiento expresado por Benedicto
XVI en más de una ocasión, como por ejemplo en la 39ª Jornada Mundial por la Paz,
cuando señaló que “en una guerra atómica no hay ni vencedores ni vencidos, sólo víctimas”.
Y es que el uso de estas armas nos hizo ver, un 6 de agosto de hace 61 años, como
la ciudad japonesa de Hiroshima venía aniquilada, y convertidas en polvo 80 mil personas.
Tres días después, la tragedia se repitió en Nagasaki.
“Recordar el pasado
–señaló Juan Pablo II en su visita a estos lugares- es preocuparse por el futuro.
Recordar Hiroshima es aborrecer la guerra nuclear. Recordar Hiroshima es empeñarse
en conseguir la paz, porque la humanidad no está destinada a la autodestrucción ya
que las divergencias ideológicas, pueden y deben ser resueltas a través de otros medios
que no sean la guerra”. Juan Pablo II finalizaba asegurando que “el futuro de nuestro
planeta está expuesto al riesgo nuclear, la humanidad está llamada a dar un paso adelante,
un paso hacia la civilización y la sabiduría”.