Domingo, 16 jul (RV).- Según tradición carmelita, el día de Pentecostés, ciertos piadosos
varones, que habían seguido la traza de vida de los Profetas Elías y Eliseo, abrazaron
la fe cristiana; siendo ellos los primeros que levantaron un templo a la Virgen María
en la cumbre del Monte Carmelo, en el lugar mismo desde donde Elías viera la nube,
que figuraba la fecundidad de la Madre de Dios. Estos religiosos se llamaron Hermanos
de Santa María del Monte Carmelo, y pasaron a Europa en el siglo XIII, con los Cruzados,
aprobando su regla Innocencio IV en 1245, bajo el generalato de San Simón Stock.
El
16 de julio de 1251, la Virgen María se apareció a ese su fervoroso servidor, y le
entregó el hábito que había de ser su signo distintivo. Inocencio bendijo ese hábito
y le otorgó varios privilegios, no sólo para los religiosos de la Orden, sino también
para todos los Cofrades de Nuestra Señora del Monte Carmelo. En este día que celebramos
ayer los Carmelitas piden el acrecentamiento de la devoción a María Santísima que
tan espléndida es con sus devotos; “pues promete a los que lleven puesto su santo
escapulario la eterna salvación y el alivio y abreviación de las penas del Purgatorio”.
En
este programa que dedicamos a la Virgen del Carmen les propongo recordar las palabras
de Juan Pablo II dedicadas a esta imagen: "También yo llevo sobre mi corazón, desde
hace tanto tiempo, el Escapulario del Carmen! Por ello, pido a la Virgen del Carmen
que nos ayude a todos los religiosos y las religiosas del Carmelo y a los piadosos
fieles que la veneran filialmente, para crecer en su amor e irradiar en el mundo la
presencia de esta Mujer del silencio y de la oración, invocada como Madre de la misericordia,
Madre de la esperanza y de la gracia".
El escapulario al que hacía referencia
Juan Pablo II es el signo externo de devoción mariana, que consiste en la consagración
a la Santísima Virgen María por la inscripción en la Orden Carmelita, en la esperanza
de su protección maternal. El distintivo externo de esta inscripción o consagración
es el pequeño escapulario marrón.
El escapulario del Carmen es un sacramental,
es decir, según el Concilio Vaticano II, "un signo sagrado según el modelo de los
sacramentos, por medio del cual se significan efectos, sobre todo espirituales, que
se obtienen por la intercesión de la Iglesia" (S.C.60).
La Virgen del Carmen
es la patrona de los marineros. En la Edad Media se creía que María significaba "estrella
del mar", en latín "stella maris". Desde aquella época, muchos carmelitas han aclamado
a María como la "Flor del Carmelo" y la "Estrella del Mar". Lo hizo el mismo Simón
Stock con esta plegaria que se le atribuye: "Flor del Carmelo Viña florida, esplendor
del cielo, Virgen fecunda, singular. ¡Oh Madre tierna, intacta de hombre, a todos
tus hijos proteja tu nombre, Estrella del Mar!.
Pero ¿de dónde viene el patronazgo
de la Virgen del Carmen hacia los marineros? En el siglo XVIII, cuando ya era muy
popular la fiesta de la Virgen del Carmen en España, el almirante mallorquín Antonio
Barceló Pont de la Terra, impulsó su celebración entre la marinería que él dirigía.
Fue a partir de entonces cuando la marina española fue sustituyendo el patrocinio
de San Telmo por el de la Virgen del Carmen. En muchas localidades españolas se celebran
grandes procesiones marítimas que son un auténtico éxito.
Hemos querido rendir
este pequeño homenaje a la Virgen del Carmen por quien el gran predecesor de Benedicto
XVI, Juan Pablo II, sentía tanta devoción.