Llamamiento de “Justicia y Paz” para que los países ricos se comprometan «en integrar
el sur del mundo en el comercio internacional»
Sábado, 15 jul (RV).- La Iglesia católica aboga por «un sistema de comercio multilateral
que tenga en cuenta a los más pobres», para que no peligre la paz de la familia humana.
Es el llamamiento del Pontificio Consejo Justicia y Paz al G8 para que los países
ricos se comprometan en integrar el sur del mundo en el comercio internacional.
En
vísperas de la inauguración de la cumbre del G8 - hoy en San Petersburgo - el Pontificio
Consejo Justicia y Paz dirige un llamamiento para que los países ricos se comprometan
«en integrar el sur del mundo en el comercio internacional» y recuerda que la Iglesia
católica aboga por «un sistema multilateral que tenga en cuenta a los más pobres»,
reiterando que son temas urgentes que no se pueden «tomar a la ligera», pues de lo
contrario se pone en peligro la paz de toda la familia humana.
Un comunicado,
firmado por el cardenal Renato Martino y por el obispo Giampaolo Crepaldi, presidente
y secretario respectivamente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, analiza los resultados
de la Reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio, celebrada a finales
de junio en Doha, Qatar.
Tras lamentar que dicha reunión concluyó dejando
en suspenso las cuestiones principales, la nota reconoce la complejidad del compromiso
de los negociadores y de los representantes de la OMC, en la cita de Doha, que no
logró un acuerdo general «debido a la dificultad objetiva de mediar entre tantos Estados
con intereses diferentes y expectativas».
Animando a todos a perseverar sin
desmayo, sin perder la esperanza, y manifestando su aprecio por los esfuerzos cumplidos
el Pontificio Consejo Justicia y Paz señala que el tema principal de Doha, es decir
el de «la equidad en las relaciones comerciales», ha sido, y sigue siendo, una preocupación
principal de la Santa Sede. El comunicado cita en este contexto las palabras de Pablo
VI, que en la Populorum progressio’ afirmaba: «El comercio libre puede llamarse justo
solamente cuando obedece a las exigencias de la justicia social».
El llamamiento
de este Pontificio Consejo exhorta a regresar al espíritu que inspiró la Ronda de
Doha de hace cinco años, cuando se llegó a una declaración conjunta «sobre el desarrollo
y el alivio de la pobreza y al compromiso específico de mejorar la participación eficaz
de los países menos desarrollados en el sistema comercial multilateral». Con el anhelo
de que en la cumbre del G8 en San Petersburgo se alcancen «las decisiones políticas
necesarias para transformar los puntos técnicos en puntos operativos», sobre todo
«teniendo en cuenta las serias repercusiones de las relaciones comerciales en los
seres humanos y en su dignidad». Pues, «nunca se deben olvidar las repercusiones y
el impacto que las negociaciones comerciales provocan en la familia humana».