2006-06-23 15:41:28

Benedicto XVI advierte que “una modernidad que no esté enraizada en auténticos valores humanos está destinada a ser dominada por la tiranía de la inestabilidad”


Viernes, 23 jun (RV).- “De las pacíficas tierras del Báltico, para confirmar su comunión con el Sucesor de Pedro, como ha dicho el mismo Benedicto XVI, han llegado para la tradicional visita ad limina, los obispos de Lituania, Letonia y Estonia. En su discurso, el Papa ha querido hablarles especialmente de un tema de gran actualidad: la familia.

“Junto a núcleos familiares ejemplares, ha señalado el Papa, existen otros marcados desgraciadamente por la fragilidad de los lazos conyugales, por la plaga del aborto y por la crisis demográfica. Marcados por la poca atención en la transmisión de valores auténticos a los hijos, por la precariedad del trabajo, por la movilidad social que debilita las relaciones entre las generaciones, y por un creciente sentido de pérdida interior, de los jóvenes.

“Una modernidad que no está enraizada en auténticos valores humanos
-ha dicho el Santo Padre- está destinada a ser dominada por la tiranía de la inestabilidad y por el extravío”. Por esto toda comunidad eclesial, rica de la propia fe y sostenida por la gracia de Dios está llamada a ser punto de referencia y a dialogar con la sociedad donde está insertada. La Iglesia, maestra de vida, saca de la ley natural y de la palabra de Dios aquellos principios que indican las bases irrenunciables para edificar la familia, según el diseño del Creador. El Pontífice ha animado a los obispos de Lituania, Letonia y Estonia a no cansarse y a ser valientes defensores de la familia.

Luego, Benedicto XVI ha insistido en el esfuerzo que hay que realizar para hacer cada vez más “afectiva y efectiva la colegialidad entre el Sucesor de Pedro y los Pastores”. Venerados hermanos, ha dicho, alimentad también la comunión entre vosotros mismos; favoreced el ardor misionero de vuestros sacerdotes para que anuncien y testimonien con dicha y entusiasmo la Buena Noticia. “Cada sacerdote sea como la pupila del obispo, seguido siempre con afecto paternal afecto y estima”.

Finalmente el Pontífice ha hecho alusión a la historia reciente de estos países del Báltico: “una sociedad salida no hace muchos años del triste invierno de la persecución”. Y mientras todavía persisten las heridas abiertas que el comunismo ha producido, entre la población van creciendo otros males: como la influencia del secularismo y los espejismos del consumismo.

Una situación que hace difícil la acción pastoral. Pero el Papa les ha dado confianza para que prosigan incansablemente anunciando el Evangelio de Cristo. Porque “el Evangelio no mortifica la libertad del hombre y el auténtico progreso social; al contrario ayuda al ser humano a realizarse plenamente y renueva la sociedad a través de la dulce y exigente ley del amor”.







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