2006-06-17 18:09:23

El Santo Padre renueva su gratitud a la Asociación santos Pedro y Pablo y les agradece su servicio, desde hace muchos años, al Sucesor de Pedro


Sábado, 17 jun (RV).- Próxima ya la fecha del 29 de junio, solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, Benedicto XVI ha recibido esta mañana en el Vaticano a la Asociación que lleva este nombre. El Santo Padre les ha renovado su gratitud agradeciéndoles el servicio que desde hace muchos años rinden al Sucesor de Pedro.

En su breve discurso, el Papa ha dicho que la Asociación santos Pedro y Pablo, que desde 1970 ha recogido la herencia de la guardia palatina, “desarrolla con gran abnegación un servicio de voluntariado a la Santa Sede”. “Las tres secciones que forman articuladamente su sección operativa, la sección litúrgica, la caritativa y la cultural, reflejan tres aspectos complementarios de la vida y de la acción de las comunidades eclesiales”.

En primer lugar, cuidar la liturgia es importante, como enseña el Concilio Vaticano II, en cuanto dignifica todo lo que está dentro de la Iglesia, en el templo santo del Señor, hasta la plenitud de Cristo y al mismo tiempo robustece las fuerzas para que se pueda predicar a Cristo. “Que una intensa vida de oración y asidua participación en la liturgia -ha dicho el Pontífice- continúe siendo para vosotros vuestra primera tarea”.

“Solamente si nos dejamos constantemente formar en la palabra de Dios y nos nutrimos con asiduidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo podremos transmitir a los demás el amor de Dios, que es don del Espíritu Santo”. En la encíclica Deus Caritas est, ha afirmado Benedicto XVI, he querido recordar que el amor al prójimo, enraizado en el amor divino, es un deber para todos fieles pero también lo es para toda la comunidad eclesial, a todos los niveles.

Y no es menos importante vuestro tercer servicio, que reserváis a una adecuada formación cultural para poder madurar en la fe. Evangelizar hoy requiere un responsable conocimiento de las instancias culturales modernas y una profundización constante en la sana doctrina católica.







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