Ángelus: Benedicto XVI reflexiona sobre la infinita grandeza de amor del misterio
trinitario, cuya obra maestra es la Virgen María, y destaca que la familia está llamada
a ser una comunidad de amor y vida
Domingo 11 jun (RV).- «Dios no es soledad infinita, sino comunión de luz y de amor,
vida donada y recibida en un eterno diálogo entre el Padre y el Hijo en el Espíritu
Santo». Antes del Ángelus, Benedicto XVI reflexionó sobre la infinita grandeza de
amor del misterio trinitario, cuya obra maestra es la Virgen María, destacando que
la familia está llamada a ser una comunidad de amor y de vida.
El Papa ha invitado
además a participar, el próximo jueves, en la tradicional cita eucarística romana
del Corpus Domini, que «expresa la fe y el amor de la comunidad cristiana para con
su Señor presente en la Eucaristía».
«Dios no es soledad infinita, sino comunión
de luz y de amor, vida donada y recibida en un eterno diálogo entre el Padre y el
Hijo en el Espíritu Santo – Amante, Amado y Amor». En sus palabras antes del rezo
del Ángelus de este domingo, que sigue al de Pentecostés, y en el que la Iglesia celebra
la solemnidad de la Santísima Trinidad, y evocando a San Agustín, Benedicto XVI reflexionó
sobre la infinita grandeza de amor que representa el misterio trinitario, cuya obra
maestra es la Virgen María, destacando que la familia está llamada a ser una comunidad
de amor y de vida. «Gracias al Espíritu Santo, que ayuda a comprender las palabras
de Jesús y guía hasta la verdad completa, los creyentes pueden conocer la intimidad
de Dios mismo. Encontrar a Cristo en una relación de amistad, acogiendo a la Comunión
trinitaria en la propia alma».
El Pontífice hizo hincapié en que «para el
que tiene fe, todo el universo habla de Dios Uno y Trino. Desde los espacios interestelares
hasta las partículas microscópicas, todo lo que existe evoca un Ser que se comunica
en la multiplicidad y caridad de los elementos, como en una inmensa sinfonía. Todos
los seres están ordenados según un dinamismo armónico que podemos llamar analógicamente
‘amor’. Y sin embargo, «sólo en el ser humano, libre y razonable, este dinamismo se
vuelve espiritual», señaló el Santo Padre, hablando del amor responsable y de la familia:
«Se
vuelve amor responsable, como respuesta a Dios y al prójimo en un don sincero de sí.
En este amor el ser humano encuentra su verdad y su felicidad. Entre las analogías
del inefable misterio de Dios Uno y Trino que los creyentes perciben, quisiera citar
la de la familia. Ésta está llamada a ser una comunidad de amor y de vida, en la cual
las diversidades deben concurrir a formar una ‘parábola de comunión’».
Benedicto
XVI invitó a rezarle a María, implorando la ayuda de la que es ‘la obra maestra’ de
la Santísima Trinidad, para crecer en el amor: «Obra maestra de la Santísima Trinidad,
entre todas las criaturas, es la Virgen María: en su corazón humilde y lleno de fe,
Dios se preparó una digna morada, para cumplir el misterio de la salvación. El Amor
divino encontró en Ella correspondencia perfecta y en su vientre el Hijo Unigénito
se hizo hombre. Con confianza filial dirijámonos a María, para que con su ayuda, podamos
crecer en el amor y hacer de nuestra vida un canto de alabanza al Padre, por medio
del Hijo en el Espíritu Santo».
Después del rezo mariano, el Santo Padre recordó
la tradicional cita romana para la procesión del Corpus Domini, el próximo jueves
15 de junio, invitando a los fieles de Roma y a los peregrinos presentes en la Ciudad
Eterna: «A las siete de la tarde, en el atrio de la Basílica de San Juan de Letrán,
presidiré la Santa Misa, al término de la cual acompañaremos solemnemente al Santísimo
Sacramento por Vía Merulana hasta la Plaza de Santa María La Mayor, donde impartiré
la Bendición eucarística. Invito a los fieles de Roma y a los peregrinos para que
participen en esta cita, que expresa la fe y el amor de la comunidad cristiana para
con su Señor presente en la Eucaristía».
Luego, el Papa saludó en distintos
idiomas a los numerosos peregrinos que también este domingo acudieron a la Plaza de
San Pedro para rezar el Ángelus con él. Éstas fueron sus palabras en nuestra lengua:
Saludo con
afecto a los peregrinos de lengua española, especialmente a los fieles de las parroquias:
Nuestra Señora de Sonsoles, de Madrid; Nuestra Señora de la Soledad, de Torrejón de
Ardoz; Santa Joaquina Vedruna, de Barcelona; a los alumnos del Colegio Sant Josep,
de Reus, y a los miembros de la Obra de la Iglesia. Que el amor de Dios, manifestado
en el misterio de la Santísima Trinidad, os impulse a dar en todo momento un testimonio
coherente de caridad. ¡Feliz domingo!