Benedicto XVI recibe la ciudadanía de honor de Altötting, en Baviera, una localidad
«impregnada» de los recuerdos entrañables de su vida
Miércoles, 7 jun (RV).- «Siento que mi corazón está aún más firmemente ante la Madre
de Dios y que Ella me mira desde el cielo y me guía en mi peregrinación terrenal».
En una breve, sencilla y emotiva ceremonia, Benedicto XVI recibió, en el Vaticano,
el título de ciudadano de honor de la ciudad alemana de Altötting - en Baviera, donde
se encuentra el Santuario mariano dedicado a la Madre de la Gracia – localidad «impregnada»,
como afirmó el mismo Pontífice, de los recuerdos entrañables de su vida, empezando
por los de su infancia.
Recuerdos de su tierra natal, que el Papa evocó con
profunda emoción. Allí, muy cerca se sitúa Marktl am Inn, el pueblo donde nació Joseph
Ratzinger. Allí se encuentra el santuario dedicado a la Virgen María, al que acude
cada año un millón de peregrinos, y al que acudió su padre, recorriendo a pie el
largo trayecto que separa Traunstein de Altötting, para dar gracias a la Madre de
Dios», por la salvación de sus dos hijos, él y su hermano, que habían regresado «sanos
y salvos» de la segunda guerra mundial.
Benedicto XVI recordó también, visiblemente
emocionado, cuando en 1980, siendo entonces el cardenal Joseph Ratzinger, arzobispo
de Munich, acompañó a Juan Pablo II, en la peregrinación que realizó su Predecesor
a ese mismo santuario y en la que el Papa Karol Wojtyla pudo «percibir el corazón
católico y mariano de Baviera».
Y, refiriéndose a una peregrinación, realizada
hace pocos años, acompañando a pie un grupo de peregrinos provenientes de Ratisbona,
el Papa destacó que en aquella ocasión comprendió profundamente el significado mismo
de una peregrinación de este tipo. «No es sólo ‘caminar con los pies’, sino ‘caminar
con el corazón’. No es sólo un camino exterior, sino interior».
El Pontífice
expresó su profunda gratitud a Altötting, que custodia «este patrimonio de siglos,
haciendo que permanezca siempre vivo». «Un lugar antiguo y nuevo de encuentro con
la Madre del Señor y, por tanto, de renovación de nuestra vida». Benedicto XVI agradeció
de todo corazón a la delegación del ayuntamiento de esta ciudad por haberle otorgado
el título de ciudadano honorario, que le aúna de esta forma a Altötting y a su santuario
mariano, donde los grandes duques bávaros habían dispuesto que se conservaran sus
corazones tras su muerte.