2006-06-08 16:34:14

Benedicto XVI recibe la ciudadanía de honor de Altötting, en Baviera, una localidad «impregnada» de los recuerdos entrañables de su vida


Miércoles, 7 jun (RV).- «Siento que mi corazón está aún más firmemente ante la Madre de Dios y que Ella me mira desde el cielo y me guía en mi peregrinación terrenal». En una breve, sencilla y emotiva ceremonia, Benedicto XVI recibió, en el Vaticano, el título de ciudadano de honor de la ciudad alemana de Altötting - en Baviera, donde se encuentra el Santuario mariano dedicado a la Madre de la Gracia – localidad «impregnada», como afirmó el mismo Pontífice, de los recuerdos entrañables de su vida, empezando por los de su infancia.

Recuerdos de su tierra natal, que el Papa evocó con profunda emoción. Allí, muy cerca se sitúa Marktl am Inn, el pueblo donde nació Joseph Ratzinger. Allí se encuentra el santuario dedicado a la Virgen María, al que acude cada año un millón de peregrinos, y al que acudió su padre, recorriendo a pie el largo trayecto que separa Traunstein de Altötting, para dar gracias a la Madre de Dios», por la salvación de sus dos hijos, él y su hermano, que habían regresado «sanos y salvos» de la segunda guerra mundial.

Benedicto XVI recordó también, visiblemente emocionado, cuando en 1980, siendo entonces el cardenal Joseph Ratzinger, arzobispo de Munich, acompañó a Juan Pablo II, en la peregrinación que realizó su Predecesor a ese mismo santuario y en la que el Papa Karol Wojtyla pudo «percibir el corazón católico y mariano de Baviera».

Y, refiriéndose a una peregrinación, realizada hace pocos años, acompañando a pie un grupo de peregrinos provenientes de Ratisbona, el Papa destacó que en aquella ocasión comprendió profundamente el significado mismo de una peregrinación de este tipo. «No es sólo ‘caminar con los pies’, sino ‘caminar con el corazón’. No es sólo un camino exterior, sino interior».

El Pontífice expresó su profunda gratitud a Altötting, que custodia «este patrimonio de siglos, haciendo que permanezca siempre vivo». «Un lugar antiguo y nuevo de encuentro con la Madre del Señor y, por tanto, de renovación de nuestra vida». Benedicto XVI agradeció de todo corazón a la delegación del ayuntamiento de esta ciudad por haberle otorgado el título de ciudadano honorario, que le aúna de esta forma a Altötting y a su santuario mariano, donde los grandes duques bávaros habían dispuesto que se conservaran sus corazones tras su muerte.







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