2006-06-06 18:38:05

Mensaje del Cardenal Sodano, en nombre del Papa, a la Asamblea General de la OEA


Martes, 6 jun (RV).- Hoy se hizo público el Mensaje que el Cardenal Angelo Sodano, Secretario de Estado de Su Santidad, envió en nombre del Santo Padre Benedicto XVI, a los participantes en la XXXVI Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), que se está celebrando en Santo Domingo desde el pasado domingo. A continuación, publicamos el Mensaje:

Excelentísimo Señor Presidente,

Con ocasión de la 36ª Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, tengo el honor de transmitirles a Usted, a los Cancilleres de los Estados Americanos y del Caribe, y a los Representantes de los Países Observadores, los cordiales saludos de Su Santidad el Papa Benedicto XVI. Quisiera extender asimismo estos votos al Secretario General de la Organización, el Señor José Miguel Insulza, y a sus colaboradores.

El tema de los debates de esta 36ª Asamblea General, “Gobernabilidad y desarrollo en la sociedad del conocimiento” abraza varios aspectos de la vida del Continente: la promoción de los derechos humanos, el desarrollo económico y social, la seguridad y la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la corrupción. En realidad, son estos puntos decisivos para contribuir a la construcción de una sociedad de paz, de estabilidad y de justicia en todo el Continente.

El tema primordial es la dignidad de la persona humana, el valor absoluto de la vida humana desde su concepción hasta su fin natural. El Continente Americano tiene una tradición de respeto a la vida que se ve ahora amenazada por la presión de corrientes extrañas a su naturaleza.

En el ámbito de la tutela de la dignidad de la persona humana es también una prioridad favorecer las condiciones para que disminuya la violencia en sus diversas formas: terrorismo, ataques contra civiles inocentes, secuestros, amenazas, tráfico de droga...

Otra cuestión esencial, estrechamente unida al tema de la dignidad de la persona humana, es la promoción de la familia, basada en el matrimonio. Promover la familia es una tarea esencial para el desarrollo de la sociedad de todo el Continente. La familia es el lugar del aprendizaje, del conocimiento, de la formación básica del futuro protagonista de la vida social. Por eso la primera entidad que los Estados tienen que proteger y promover es la familia. El papel desempeñado por los padres es fundamental y no puede ser sustituido por el Estado u otra institución que es un complemento necesario y muy benéfico, pero no remplaza el rol primordial de los padres a quienes compete también elegir la forma de educación que quieren para sus hijos. Por supuesto, la familia no puede desempeñar adecuadamente su misión si no dispone de las condiciones materiales mínimas para ello. Aquí tocamos otro elemento importante: la persistencia, a veces agravada, de la pobreza y del aumento de la desigualdad entre los más ricos y los más pobres. No se trata solamente de distribuir más adecuadamente lo que hay, sino de mejorar las condiciones de producción y de buscar nuevas modalidades de un desarrollo en paz y armonía para todos. En este sentido, la Doctrina Social de la Iglesia ofrece un marco que permite sentar las bases de la edificación de una sociedad que tiene como centro al hombre y no al dinero o a la ideología. Otra contribución de la Doctrina Social de la Iglesia que habría que apreciar más es la importancia del principio de subsidiariedad que valoriza los cuerpos sociales intermedios en el desempeño de todas las funciones que les competen (cfr. Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia n. 186).

En ese contexto, hace falta perseverar en la vía del constante diálogo entre los Países; precisamente una de las tareas de la Organización de los Estados Americanos es garantizar ese necesario diálogo. La gran mayoría de los habitantes de los Países de la OEA son cristianos y las raíces cristianas pueden constituir un apoyo decisivo a la vida social y política de los Estados Americanos.
Excelentísimo Señor Presidente, en nombre de Su Santidad Benedicto XVI, deseo a esta Asamblea General una labor fructífera para contribuir al progreso material y espiritual de los pueblos de América.

Dado en la Ciudad del Vaticano el 1º de junio de 2006.

Angelo Cardenal Sodano
Secretario de Estado de Su Santidad








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