2006-06-03 20:24:00

Benedicto XVI exhorta a que le pidamos a Dios que “la celebración de la solemnidad de Pentecostés sea como fuego ardiente y viento impetuoso para la vida cristiana y para la misión de toda la Iglesia”


Sábado, 3 jun (RV).- Pidámosle a Dios que “la celebración de la solemnidad de Pentecostés sea como fuego ardiente y viento impetuoso para la vida cristiana y para la misión de toda la Iglesia”. Esta fue la exhortación del Santo Padre Benedicto XVI a los miembros de los Movimientos Eclesiales y de las nuevas Comunidades y a todos los participantes en la Vigilia de Pentecostés, que tuvo lugar esta tarde en la Plaza de San Pedro.

Tras destacar su numerosa presencia en la Plaza de San Pedro para participar en la Vigilia de Pentecostés, el Papa les dijo que, pertenecientes a diversos pueblos y culturas, representaban “a todos los miembros de los Movimientos eclesiales y de las nuevas Comunidades, espiritualmente reunidos en torno al Sucesor de Pedro, para proclamar la alegría de creer en Jesucristo y renovar el compromiso de ser sus fieles discípulos en este tiempo nuestro”.

A continuación, el Pontífice recordó el encuentro que tuvieron los Movimientos eclesiales y las nuevas Comunidades, también en la Plaza de San Pedro, el 30 de mayo de 1998, con el amado Juan Pablo II. “Gran evangelizador de nuestra época –dijo Benedicto XVI-, él los acompañó y guió durante todo su Pontificado y varias veces definió providenciales las asociaciones y comunidades sobre todo porque el Espíritu santificador se sirve de ellas para volver a despertar la fe en los corazones de tantos cristianos y hacerles redescubrir la vocación recibida con el Bautismo, ayudándolos a ser testigos de esperanza, llenos de aquel fuego de amor que, precisamente, es don del Espíritu Santo”.

“Ahora, nosotros nos preguntamos: ¿Quién o qué es el Espíritu Santo? ¿Cómo podemos reconocerlo? ¿De qué manera vamos a Él y Él viene a nosotros? ¿Qué cosas obra?”, dijo a continuación el Santo Padre, y señaló que una primera respuesta nos la da el gran himno pentecostal de la Iglesia, con el que iniciaron las Vísperas de esta tarde: “Veni, Creator Spiritus… – Ven, Espíritu Creador…”.

En este sentido, el Papa recordó que “el mundo en el que vivimos es obra del Espíritu Creador” y “Pentecostés no es sólo el origen de la Iglesia y por ello, de modo especial, su fiesta”, sino que “es también una fiesta de la creación”, ya que “el mundo no existe por sí mismo, sino que proviene del Espíritu creativo de Dios, de la Palabra creativa de Dios. Y por eso refleja también la sabiduría de Dios”, que en su amplitud y en la lógica omnicomprensiva de sus leyes deja entrever algo del Espíritu Creador de Dios.

“Ella nos llama al temor reverencial”, precisó Benedicto XVI, quien agregó que “precisamente quien, como cristiano, cree en el Espíritu Creador, toma conciencia del hecho que no podemos usar y abusar del mundo y que debemos considerar la creación como un don que nos ha sido confiado no para la destrucción, sino para que se convierta en el jardín de Dios y, así, en jardín del hombre” y por eso “frente a las múltiples formas de abuso de la tierra que hoy vemos, oímos casi el gemido de la creación del cual habla san Pablo” y “comenzamos a comprender las palabras del Apóstol, es decir, que la creación espera con impaciencia la revelación de los hijos de Dios, para ser liberada y alcanzar su esplendor”.

“Queridos amigos, nosotros queremos ser esos hijos de Dios que la creación espera y podemos serlo porque en el bautismo el Señor nos ha hecho tales”, dijo el Santo Padre, quien indicó que “la creación y la historia nos esperan, esperan hombres y mujeres que realmente sean hijos de Dios y se comporten consecuentemente” y agregó que “si miramos la historia, vemos como en torno a los monasterios la creación ha podido prosperar, como con el despertar del Espíritu de Dios en los corazones de los hombres ha regresado el fulgor del Espíritu Creador también en la tierra, un esplendor que había sido ofuscado y a veces incluso apagado por la barbarie del anhelo humano de poder”.

En este sentido, el Papa indicó que esta es una primera respuesta a la pregunta sobre qué es el Espíritu Santo, qué cosas obra y cómo podemos reconocerlo, es decir, que “Él viene a nuestro encuentro a través de la creación”. Pero el Espíritu Creador también viene en nuestra ayuda, agregó el Pontífice, quien precisó que “en Jesucristo, Dios mismo se hizo hombre y nos ha concedido, por decir así, dar una mirada a la intimidad de Dios mismo. Y allí vemos una cosa del todo inesperada: en Dios existe un Yo y un Tú. El Dios misterioso y lejano no es una infinita soledad, Él es un acontecimiento de amor”.

Y tras señalar que “el Espíritu Santo le da a los creyentes una visión superior del mundo, de la vida y de la historia y los hace custodios de la esperanza que no defrauda”, Benedicto XVI concluyó exhortando a pedirle a Dios Padre, por medio de nuestro Señor Jesucristo y con la gracia del Espíritu Santo, para que “la celebración de la solemnidad de Pentecostés sea como fuego ardiente y viento impetuoso para la vida cristiana y para la misión de toda la Iglesia”.








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