Día Internacional del Personal de Paz de las Naciones Unidas
Lunes, 29 may (RV).- Durante todo el día de hoy se ha celebrado en todo el mundo el
Día Internacional del Personal de Paz de las Naciones Unidas, fecha establecida por
este organismo para “honrar el sacrificio de ese personal que ha entregado la vida
por la paz”, según señalaba el propio Kofi Annan, Secretario General de la ONU, en
su mensaje del pasado año para esta ocasión.
Hoy día, más de 66.000 uniformados
y casi 15.000 civiles prestan servicios en pro de la paz en 17 operaciones de mantenimiento
de la paz alrededor del mundo. Mantienen la cesación del fuego y vigilan las fronteras,
desarman a los excombatientes, fomentan la reconciliación, facilitan la prestación
de asistencia humanitaria, ayudan a los refugiados y las personas desplazadas a regresar
a sus hogares, y aseguran las condiciones necesarias para la celebración de elecciones
democráticas, el imperio de la ley, la reconstrucción y la recuperación económica.
El
personal de paz de las Naciones Unidas procura cada día dar un significado práctico
a las palabras de la Carta de las Naciones Unidas: “preservar a las generaciones venideras
del flagelo de la guerra”. “En este día –señalaba Kofi Annan- honramos a todos aquellos
que han prestado y prestan actualmente servicios en el frente de la batalla por la
paz”.
Efectivamente, desde finales de la II Guerra Mundial el cometido de miles
de hombres y mujeres de todo el mundo que trabajan como personal de paz en la ONU,
es preservar a las generaciones venideras de los efectos devastadores de cualquier
guerra. En lo que llevamos de 2000, se han establecido programas de paz en Burundi,
Haití, Costa de Marfil, Liberia, Etiopía, Eritrea y Timor Oriental, a las que se unen
las ya en curso en otros países como en India o Pakistán, sumando un total de 18 misiones
en curso en todo el mundo.
Ante esta admirable labor que realizan miles de
personas de todas las nacionalidades la Iglesia ha mostrado siempre su apoyo, uniéndose
a la ONU en el reconocimiento de la incansable labor que realizan. Juan Pablo II en
varias ocasiones mostró su total apoyo y cercanía a todo el personal de la ONU, especialmente
al personal de paz. Pero también su predecesor, Pablo VI, quien se reunió con los
miembros de Naciones Unidas en 1965.
“Esta reunión, como bien comprendéis todos,
reviste doble carácter: está investida a la vez de sencillez y de grandeza –dijo el
Pontífice en aquella ocasión- De sencillez, pues quien os habla es un hombre como
vosotros; es vuestro hermano, y hasta uno de los más pequeños de entre vosotros, que
representáis Estados soberanos, puesto que sólo está investido de una soberanía temporal
minúscula y casi simboliza el mínimo necesario para estar en libertad de ejercer su
misión espiritual y asegurar a quienes tratan con él, que es independiente de toda
soberanía de este mundo. No tiene ningún poder temporal, ninguna ambición de entrar
en competencia con vosotros. De hecho, no tenemos nada que pedir, ninguna cuestión
que plantear; a lo sumo, un deseo que formular, un permiso que solicitar: el de poder
serviros en lo que esté a nuestro alcance, con desinterés, humildad y amor”.
Esta
era la gran primera declaración de Pablo VI quien mostró ante los mandatarios de la
ONU la misión de la Iglesia: “traemos un mensaje para toda la humanidad. Y lo hacemos
no sólo en nuestro nombre personal y en nombre de la gran familia católica, sino también
en nombre de los hermanos cristianos que comparten los sentimientos que nosotros expresamos
aquí, y especialmente en nombre de quienes han tenido a bien encargarnos explícitamente
de representarlos”.
En este día que recordamos al personal de paz de la ONU,
queremos terminar este programa recordando una de las frases conclusivas del discurso
al que hemos hecho referencia de Pablo VI: “La paz no se construye solamente mediante
la política y el equilibrio de las fuerzas y de los intereses. Se construye con el
espíritu, las ideas, y las obras de la paz”.