Viaje de Benedicto XVI a Polonia, la tierra de su predecesor
Jueves, 18 (RV).- Benedicto XVI viajará este 25 de mayo a Polonia, donde permanecerá
tres días –hasta el 28 de mayo- en un viaje en el que se recordará de manera especial,
a su amado predecesor, Juan Pablo II.
El Pontífice visitará Varsovia, el santuario
de Czestochowa, Cracovia, Wadowice, localidad donde nació Juan Pablo II, Kalwaria
Zebrzydowska y el campo de concentración nazi de Auschwitz. Es el segundo viaje de
Benedicto XVI fuera de Italia, tras el realizado en agosto del pasado año a Colonia
(Alemania), donde asistió a la Jornada Mundial de la Juventud.
Se trata de
una visita a los lugares donde transcurrió su años en Polonia Karol Wojtyla antes
ser elegido Papa en 1978. La Madre de Dios de Czestochowa, es la Patrona de Polonia,
y se la conoce como "La Madonna Negra" de Jasna Gora, por quien Juan Pablo II sentía
una gran devoción. Cuando el amado predecesor de Benedicto XVI visitó en uno de sus
viajes el santuario de la Virgen Czestochowa –ubicado 100 kilómetros al norte de Cracovia-
el Papa Juan Pablo II manifestó como "este lugar estaba tan cerca de su corazón”.
Juan Pablo II visitó varias veces a la Virgen de Czestochowa, siendo la primera en
el año1979, pocos meses después de haber sido elegido Papa. Su devoción por esta
imagen es notoria, quedando demostrada al colocar una réplica de su querida Virgen
de Czestochowa en el altar de su capilla privada donde cada día pasaba horas en oración.
Otro
de los lugares que visitará Benedicto XVI en este peregrinaje por tierras de Juan
Pablo II será la localidad natal de éste, Wadowice, al sur de Polonia, a unos cincuenta
kilómetros de Cracovia. Pero quizá la meta más ansiada por el Pontífice sea la visita
al santuario de Kalwaria Zebrzydowska. Juan Pablo II acudió a este santuario durante
su Viaje Apostólico a Polonia, coincidiendo con las celebraciones del IV centenario
del santuario. Así iniciaba su mensaje para esta ocasión: “Vengo hoy a este santuario
como peregrino, como venía cuando era niño y en edad juvenil. Me presento ante la
Virgen de Kalwaria al igual que cuando venía como obispo de Cracovia para encomendarle
los problemas de la archidiócesis y de quienes Dios había confiado a mi cuidado pastoral.
Vengo aquí y, como entonces, repito: Dios te salve, Reina y Madre de misericordia”.
Como recordaba el propio Pontífice, la historia afirma que, a comienzos del
siglo XVII, Mikolaj Zebrzydowski, fundador del santuario, puso los cimientos para
construir la capilla del Gólgota, según el modelo de la iglesia de la Crucifixión
de Jerusalén. De ese modo, deseaba sobre todo hacer que el misterio de la pasión y
la muerte de Cristo fuera más cercano a sí mismo y a los demás. Sin embargo, más tarde,
proyectando la construcción de las calles de la pasión del Señor, desde el cenáculo
hasta el sepulcro de Cristo, impulsado por la devoción mariana y la inspiración de
Dios, quiso poner en aquel itinerario algunas capillas que evocaran los acontecimientos
de María. Así surgieron otros senderos y una nueva práctica religiosa, en cierto modo
como complemento del vía crucis: la devoción llamada vía de la compasión de la Madre
de Dios y de todas las mujeres que sufrieron juntamente con ella. Desde hace cuatro
siglos se suceden generaciones de peregrinos que recorren aquí las huellas del Redentor
y de su Madre, tomando abundantemente de ese amor que resistió a los sufrimientos
y a la muerte, y culminó en la gloria del cielo.
Durante estos siglos, los
peregrinos han estado acompañados fielmente por los padres Franciscanos, llamados
"Bernardinos", encargados de la asistencia espiritual del santuario de Kalwaria. El
Papa expresó su gratitud por esta predilección por Cristo que padeció, y por su Madre,
que compadeció; una predilección que con fervor y entrega infunden en el corazón de
los peregrinos. En 1641 el santuario de Kalwaria fue enriquecido con un don particular.
La Providencia dirigió hacia Kalwaria los pasos de Stanislaw Paszkowski, de Brzezie,
para que encomendara a la custodia de los padres "Bernardinos" la imagen de la Madre
santísima, ya famosa por sus gracias cuando se hallaba en la capilla de familia. Desde
entonces, y especialmente desde el día de la coronación, realizada en 1887 por el
obispo de Cracovia Albin Sas Dunajewski, con el beneplácito del Papa León XIII, los
peregrinos terminan su peregrinación por las sendas delante de ella. Al inicio acudían
allí de todas las partes de Polonia, pero también de Lituania, de la Rus', de Eslovaquia,
de Bohemia, de Hungría, de Moravia y de Alemania. Se han encariñado particularmente
con ella los habitantes de Silesia, que han ofrecido la corona a Jesús y, desde el
día de la coronación, todos los años participan en la procesión el día de la Asunción
de la santísima Virgen María.