2006-05-13 16:32:02

El Papa subraya el deseo de la Santa Sede en impulsar el verdadero diálogo entre naciones y religiones y favorecer el legítimo desarrollo de los países pobres, especialmente en África


Sábado, 13 may (RV).- La Santa Sede no ceja en impulsar el verdadero diálogo entre las naciones y las religiones, que Europa debe testimoniar. Favoreciendo además el legítimo desarrollo de los países pobres, especialmente en África. En su bienvenida al nuevo embajador de Bulgaria, Benedicto XVI recuerda también a las víctimas de las recientes inundaciones.

Saludando a todo el pueblo de Bulgaria y, en particular, a las poblaciones afectadas recientemente por las graves inundaciones, que el pasado mes de abril causaron numerosas víctimas y cuantiosos daños materiales, Benedicto XVI ha dado su bienvenida esta mañana al nuevo embajador búlgaro. Acto en el que el Papa ha puesto de relieve la actualidad del modelo de «diálogo entre las culturas», del que fueron una gran ejemplo los santos Cirilo y Metodio, primeros evangelizadores de este país.

El Santo Padre ha recordado que gracias a estos hermanos santos Patronos de Europa que presentaron la Buena Nueva de Cristo a los habitantes de la parte «central y oriental del continente europeo, en su propia lengua» - pudo nacer y desarrollarse hasta llegar a ser «el bien común de los pueblos eslavos» - «una cultura nueva alimentada con el Evangelio, la tradición cristiana, la liturgia, el derecho y las instituciones».

Y tras evocar a estos santos patronos de Europa que, superando las rivalidades y disensiones de su época, nos mostraron los caminos del diálogo y de la unidad, que aún debemos construir, Benedicto XVI ha subrayado la importancia de que la adhesión de Bulgaria a la Unión Europea impulse la dimensión espiritual de este continente.

Cuando este país se prepara para su adhesión a la Unión Europea, el Papa ha subrayado que «gracias a su historia y a su cultura, el pueblo búlgaro, que sigue haciendo fructificar su herencia cristiana, está invitado a desarrollar un papel importante para contribuir a devolverle a nuestro continente el impulso espiritual que falta tan a menudo».

Unión Europea que debe recordar siempre que tiene un alma y no debe ser sólo un gran mercado de mercancías materiales, en especial para los jóvenes que son los adultos de mañana, ha recomendado Benedicto XVI. Y añadiendo que los jóvenes búlgaros testimonian sus nobles aspiraciones, como hicieron durante la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa ha reiterado la necesidad de contemplar y tutelar merecidamente los valores espirituales y morales.

«En un mundo inseguro y atormentado como el nuestro, Europa puede ser testigo y mensajera del diálogo necesario entre las culturas y las religiones», ha insistido Benedicto XVI, recordando luego que «la historia del viejo continente, profundamente marcada por sus divisiones y sus guerras fratricidas pero también por sus esfuerzos para vencerlas, la invita a cumplir esta misión, con el fin de responder a las expectativas de tantos hombres y mujeres que anhelan aún, por el bien de los países de todo el mundo, el desarrollo, la democracia y la libertad religiosa. En este contexto, el Pontífice ha afirmado, una vez más que la Santa Sede «no desmaya en promover, en el lugar que le corresponde, un verdadero diálogo entre las naciones y entre los responsables de las religiones».

«Se trata de hacer retroceder la violencia, que se desarrolla hoy peligrosamente, haciendo caer en especial los muros de la ignorancia y de la desconfianza que la pueden engendrar», ha señalado también el Papa, recomendando también que por ello «Europa no debe encerrarse en sí misma, sino que debe favorecer una justa distribución de las riquezas en todo el mundo e impulsar un verdadero desarrollo en África, que pueda corregir las injusticias del actual desequilibrio entre Norte y Sur, factor de tensiones y de amenazas contra la paz».

Saludando a la comunidad católica que vive en Bulgaria, el Santo Padre ha evocado al beato Papa Juan XXIII, que fue Delegado apostólico en este país, así como la memorable visita que realizó a esta misma nación su predecesor, el Siervo de Dios Juan Pablo II. En particular, Benedicto XVI se ha referido también a la importante ayuda de la Iglesia católica en el desarrollo nacional búlgaro y en las obras sociales que la Caritas búlgara dirige.







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