Audiencia general: “La sucesión de los obispos es el signo, el criterio y la garantía
de la transmisión ininterrumpida y auténtica de la verdad cristiana”
Miércoles, 10 may (RV).- Benedicto XVI ha dedicado la catequesis de la Audiencia General
a la ''tradición apostólica''. En la plaza de san Pedro han asistido a la cita de
los miércoles con el Papa más de 40 mil fieles de todo el mundo. Entre los grupos
presentes 5 mil peregrinos polacos y 110 sacerdotes, religiosos y fieles vietnamitas,
acompañados por el arzobispo de la ciudad de Ho Chi Min, cardenal Jean-Baptiste Phan
Minh Man.
Un miércoles más Benedicto XVI ha celebrado la Audiencia General
en la Plaza de san Pedro para los miles de fieles presentes en Roma. El Santo Padre
ha proseguido en su catequesis hablando del camino en la vida de la Iglesia con el
ministerio confiado al los apóstoles. “La Iglesia que comenzó por voluntad de Jesús
entorno a Él, continúa su camino en la historia” - ha dicho el Papa. “En la fidelidad
al manato del Señor, a los Doce se fueron asociando otros en las funciones a ellos
confiadas, para que continuaran el ministerio.
Como al inicio de la condición
de apóstoles hay una preocupación en transmitir lo que se ha recibido y hay una llamada
y el envío del Resucitado. De esta manera la llamada y el envío de otros, impulsados
en la fuerza del Espíritu por parte de quién estaba ya constituido en el ministerio
apostólico, será el camino por el que será confiado el ministerio del “episcope”.
La configuración del “episcope” se desarrollará progresivamente respecto al principio
hasta asumir la forma, ya claramente atestiguada por Ignacio de Antioquía en el siglo
II, de triple misión de obispo, presbítero y diácono. Este fue un desarrollo guiado
por el Espíritu Santo, que asiste a la Iglesia en el discernimiento de las formas
auténtica de la sucesión apostólica.
Así, la sucesión en la función episcopal
se presenta como garantía de la perseverancia en la tradición apostólica, ha explicado
el Pontífice. El vínculo entre el Colegio de los Obispos y la comunidad originaria
de los Apóstoles es intenso sobre todo en la línea de la continuidad histórica: en
esta continuidad de la sucesión está la garantía del perseverar, en la comunidad eclesial
presente, del Colegio apostólico recogido por Cristo en torno a Él. Pero la continuidad
está entendida también en sentido espiritual, porque la sucesión apostólica del ministerio
viene considerada como lugar privilegiado de la acción y de la transmisión del Espíritu
Santo.
En la segunda mitad del siglo II, San Ireneo de Lión, hablando de la
Tradición de la Iglesia dice que fue fundada y constituida en Roma por los gloriosos
Apóstoles Pedro y Pablo, dando de esta manera relieve a la tradición de la fe, que
llega hasta nosotros desde los Apóstoles por medio de la sucesión de los Obispos.
De esta manera la sucesión episcopal de la Iglesia de Roma se convierte en el signo,
en el criterio y en la garantía de la transmisión ininterrumpida de la fe apostólica.
La sucesión episcopal, verificada sobre la base de la comunión con la de la
Iglesia de Roma, es pues el criterio de la permanencia de las Iglesias particulares
en la tradición de la fe apostólica, que a través de este medio ha podido llegar hasta
nosotros desde los orígenes. Según estos testimonios de la Iglesia antigua, la apostolicidad
de al comunión eclesial consiste en la fidelidad a la fe y a la misión de los Apóstoles,
a través de los cuales viene asegurado el vínculo histórico y espiritual de la Iglesia
con Cristo. La sucesión apostólica del ministerio episcopal es el camino que garantiza
la fiel transmisión del testimonio apostólico.
Este ha sido el resumen que
de su catequesis ha hecho el Santo Padre en española para los peregrinos de nuestra
lengua presentes en la audiencia:
Queridos
hermanos y hermanas:
Por voluntad de Jesús y en
torno a Él, la Iglesia comenzó su camino en la historia. Confiada inicialmente al
grupo de los Doce, éstos asociaron a su ministerio a otros, que recibieron el Espíritu
y fueron constituidos sucesores de los Apóstoles para continuar la misión de Cristo
a través de los tiempos. Esta sucesión, avalada por la unión en la fe y la caridad
con la Iglesia y el Obispo de Roma, es principio de la intima comunión del Colegio
apostólico y garantía de la permanencia de la fe apostólica en cada comunidad, llegando
hasta nuestros días, como vínculo histórico y espiritual de la Iglesia con Cristo.
Los
Obispos, sucesores de los Apóstoles, son el instrumento histórico del que se sirve
el Espíritu Santo para hacer presente entre nosotros al Señor Jesús, Cabeza de su
pueblo. A través de ellos lo escuchamos, recibimos su gracia y nos sentimos amados
y acogidos en el corazón de Dios.
Saludo cordialmente
a los visitantes de lengua española, en particular a los seminaristas de Valladolid,
al Círculo Sabadellés con su Obispo diocesano, así como a los siguientes grupos: Organización
Colegial de Enfermería, Guardiamarinas, y peregrinos de Guadalajara, México. Invito
a todos a orar por vuestros pastores, con gratitud a Dios por el don precioso de su
ministerio en la Iglesia. ¡Muchas gracias!
Como siempre el Santo
Padre se ha dirigido a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados. En este
mes dedicado de modo especial a la Virgen, os invito, queridos jóvenes, sobre todo
a los muchachos de la Acción Católica de la diócesis de Acerra, a seguir el ejemplo
de María, confiando siempre en su maternal intercesión para que os ayude a llevar
un rayo de serenidad donde existe preocupación y soledad. Os deseo a vosotros, queridos
enfermos, de vivir vuestra condición con confianza abandonados en el Señor, sostenidos
por Aquella que en el calvario permaneció fiel bajo la Cruz de Cristo. Que la Virgen
santa os acompañe a vosotros, queridos recién casados, en al vida familiar para que
podáis experimentar la alegría que brota de la recíproca fidelidad y seáis siempre
testigos del amor divino.