Audiencia general: el Papa recuerda la tragedia de Chernobil y exhorta a los responsables
del mundo a favorecer una energía al servicio de la paz que respete las exigencias
del hombre y la naturaleza
Miércoles, 26 abr (RV).- Benedicto XVI durante la Audiencia General ha recordado el
vigésimo aniversario del desastre de la central nuclear de Chernobil. “Los grandes
de la tierra -ha dicho el Papa- deben favorecer un esfuerzo coral para que todas
las energías sean puestas al servicio de la paz, en el respeto del hombre y la naturaleza”.
En su catequesis además el Pontífice ha señalado que la Tradición en la Iglesia garantiza
la comunión y la transmisión de la fe. Tradición que es la sucesión ininterrumpida
del ministerio apostólico.
Benedicto XVI ha dedicado la parte central de la
Audiencia General, que ha presidido esta mañana en la plaza de san Pedro ante 50 mil
fieles, para hablar de la importancia de la Tradición en la Iglesia, como medio de
construcción “de la comunión eclesial”.
La comunión eclesial suscitada y
sostenida por el Espíritu Santo, custodiada y promovida por el ministerio apostólico
-ha afirmado Benedicto XVI- no se refiere sólo a los creyentes de un momento histórico
(comunión sincrónica), sino que, según el testimonio del Nuevo Testamento, abraza
también todos los tiempos y todas las generaciones (comunión diacrónica). El Espíritu
aparece como el garante de la presencia activa del misterio en la historia, Aquel
que asegura la realización en el curso de los siglos.
Gracias al Paráclito
la experiencia de Resucitado -ha dicho el Santo Padre- siempre podrá ser vivida por
las generaciones sucesivas, en el culto y en la comunión del Pueblo de Dios, peregrino
en el tiempo. La Tradición apostólica de la Iglesia consiste en esta transmisión de
los bienes de la salvación. Se llama así porque ha nacido del testimonio de los Apóstoles
y de la comunidad de los discípulos. La Tradición ha sido escrita, bajo la guía del
Espíritu Santo, en los textos del Nuevo Testamento, y a ella la Iglesia continuamente
hace referencia como su fundamento y su norma a través de la sucesión ininterrumpida
del ministerio apostólico.
El Resucitado, después, confía explícitamente a
los Apóstoles, -ha subrayado el Papa- la tarea de hacer discípulos en todas las naciones,
garantizando su presencia y su ayuda hasta el fin de los tiempos. El universalismo
de la salvación requiere, además, que el memorial de la Pascua sea celebrado sin interrupción
en la historia hasta el retorno glorioso de Cristo.
El Santo Padre ha explicado
que “los Hechos de los Apóstoles, en continuidad con diseño del Evangelio de Lucas,
presentan la compenetración entre el Espíritu, los enviados de Cristo y la comunidad
por ellos reunida. Gracias a la acción del Paráclito los Apóstoles y sus sucesores
pueden realizar en el tiempo la misión recibida por el Resucitado. Es, pues, el Espíritu
mismo el que, mediante la imposición de las manos y la oración de los Apóstoles, consagra
y envía nuevos misioneros del Evangelio.
Mientras en algunos pasajes del Nuevo
Testamento se dice que es Pablo quien establece los presbíteros en las Iglesias, en
otros se afirma que es el Espíritu quien dispone de los pastores del rebaño, ha dicho
Benedicto XVI. La acción del Espíritu y la de Pablo resultan de esta manera profundamente
compenetradas. A la hora de las decisiones solemnes para la vida de la Iglesia, el
Espíritu está presente para guiarla. Esta permanente actualización de la presencia
activa de Jesús Señor en su pueblo, operada por el Espíritu Santo y expresada por
la Iglesia a través del ministerio apostólico y la comunión fraterna, es lo que, en
sentido teológico, se entiende con el término Tradición.
La Tradición no
es, sin embargo, la simple transmisión material de cuanto fue donado al inicio a los
Apóstoles, sino la presencia eficaz del Señor Jesús, crucificado y resucitado, que
acompaña y guía, en el Espíritu, la comunidad por Él reunida. La tradición es la comunión
de los fieles entorno a los legítimos pastores en el curso de la historia, una comunión
que el Espíritu Santo alimenta asegurando la transmisión entre experiencia de la fe
apostólica, vivida por la originaria comunidad de los discípulos, y la experiencia
actual de Cristo en su Iglesia. En otras palabras, la Tradición es la continuidad
orgánica de la Iglesia, Templo santo de Dios Padre, erigido sobre el fundamento de
los Apóstoles y mantenido junto a la piedra angular, Cristo, mediante la acción vivificante
del Espíritu.
Benedicto XVI antes de finalizar la audiencia ha hecho un
llamamiento para que los responsables de la humanidad para que toda energía este al
servicio de la paz, respetando las exigencias del hombre y de la naturaleza: "Precisamente
hoy ocurría hace veinte años el trágico accidente en la central nuclear de Chernobil.
En este aniversario siento el deber de expresar mi más vivo aprecio por las familias,
las asociaciones, las administraciones civiles y las comunidades cristianas que, en
el curso de estos años, se han movilizado para hospedar y curar a los adultos y especialmente
a los niños afectados por las consecuencias de aquel doloroso acontecimiento. Mientras
continuamos rezando por las víctimas de tan vasta calamidad y por aquellos que llevan
en su cuerpo las consecuencias, invocamos al Señor la luz para aquellos que son responsables
de la suerte de la humanidad, para que con su esfuerzo coral toda energía se ponga
al servicio de la paz, respetando las exigencias del hombre y de la naturaleza".
Este
ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los
peregrinos de nuestra lengua presentes en la audiencia:
Queridos hermanos
y hermanas: La comunión eclesial no se refiere sólo a los creyentes de un momento
histórico, sino que abarca también todos los tiempos y generaciones. Gracias al Paráclito
la experiencia del Resucitado podrá ser vivida también por las generaciones sucesivas,
transmitida y actualizada en la fe, en el culto y en la comunión del Pueblo de Dios.
La Tradición apostólica de la Iglesia consiste en esta transmisión de los bienes de
la salvación. El Espíritu Santo será quien actualice la presencia salvífica del Señor
Jesús mediante el ministerio de los apóstoles y de toda la vida del pueblo de la nueva
alianza. Tradición, en sentido teológico, es la permanente actualización de la
presencia de Jesús en su pueblo, realizada por el Espíritu Santo y expresada en la
Iglesia a través del ministerio apostólico y la comunión fraterna. La Tradición es
la comunión de los fieles con sus legítimos Pastores, que el Espíritu Santo alimenta
a lo largo de la historia. Es, además, la presencia permanente del Salvador que viene
a encontrarnos, redimirnos y santificarnos por medio del Espíritu.
Me es grato
saludar cordialmente a los visitantes de lengua española, en especial al grupo de
médicos de la Universidad de Madrid, acompañados del Señor Cardenal Julián Herranz.
Saludo también a los diversos grupos parroquiales, asociaciones y colegios de España,
así como a los peregrinos de México y de otros Países latinoamericanos. Os exhorto
a todos a mantener viva la comunión con vuestros Pastores y entre vosotros como hermanos
en Cristo. ¡Muchas gracias!
Como siempre antes de finalizar la audiencia
el Papa se ha dirigido a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados. A vosotros,
queridos jóvenes, especialmente a los estudiantes de las escuelas católicas de la
diócesis de Frosinone-Veroli-Ferentino, guiados por el Obispo Mons. Salvatore Boccaccio,
os exhorto a seguir fielmente las huellas de Cristo. A vosotros, queridos enfermos,
os invito a cada uno de vosotros, a acoger con fe los sufrimientos y las pruebas de
la vida, distinguiendo en ellas las misteriosas manifestaciones del amor divino. A
vosotros, queridos recién casados, os deseo que viváis el matrimonio como don e itinerario
cotidiano de maduración personal y familiar para convertiros en servidores generosos
del Evangelio.