2006-04-07 17:25:43

Reflexiones en familia


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Viernes, 7 abr (RV).- Nuestro tema de reflexión de hoy es sobre la vejez y el sentido de sentirse viejo. Ya en programas anteriores hemos subrayado el papel tan importante que para las familias de hoy tienen los ancianos o adultos mayores, en la medida en que ellos no sólo continúan en muchas ocasiones soportando la economía de la familia, sino además por todas sus experiencias y saberes acumulados, que son quienes finalmente unen y articulan a los miembros de la familia. Bien hoy nos enfocaremos a reflexionar sobre el sentido mismo de ser viejo.

La regla ideal sería envejecer sin sentirnos viejos, envejecer porque los años avanzan y obviamente el cuerpo humano va disminuyendo algunas facultades, pero tratar de mantener cuerpos sanos, ejercitados y una mente amplia y abierta e múltiples cosas que se presentan cada día. Esto supone mantener el espíritu juvenil, a pesar del avance inexorable del calendario, que conlleva incluso la presencia de enfermedades propias del deterioro físico.

Recientemente se publicó en Colombia un libro titulado “Relatos sobre la vejez”, del médico Francisco Londoño Pineda, quien además de ser geriatra se ha dedicado al tema y ya tiene diversas publicaciones sobre la vejez. En este texto el autor subraya la importancia de mantener el espíritu joven. "Al adulto-anciano todas sus preguntas le han sido resueltas, pero debe continuar viviendo en primavera para que florezcan con mayor verdor sus sentimientos al llegar a la serenidad y a la paz".

Y en esto de permanecer con el espíritu joven, tiene mucho que ver también con la actitud frente a la vida, frente a las experiencias del día a día, frente al hecho de pensar que siempre hay cosas por hacer, por aprender, estar con proyectos de vida que además permite mantener un constante asombro, la actitud de dejarse sorprender siempre porque somos seres inacabados.
Esto del asombro como ingrediente del entusiasmo ha de ser la chispa constante, sea cualquiera la edad, nivel educativo o actividad de la persona, para impulsar el ánimo y no declinar ante los reveses o caídas, que nunca dejarán de existir.

Recordemos que Cicerón, uno de los grandes filósofos de la senectud -autor de "El diálogo sobre la vejez", escrito hace más de 2.100 años-, expuso para su tiempo, como si se tratara de la época actual, pautas inmejorables para que el anciano aprenda a vivir, y que justamente remota el doctor Francisco Londoño en su libro:

"Es nuestra obligación resistir a la vejez, compensar sus defectos con una vida sana, luchar contra ella como si de una enfermedad se tratara. Gran cuidado se debe tener con la mente y con el espíritu, porque, igual que las lámparas, se apagan con el tiempo si no se las provee de gas. La actividad mental da energía a la mente. Los ancianos retienen sus facultades mentales cuando mantienen el interés y continúan usando sus capacidades".

El debilitamiento general frente a la vejez, no es el pasar de los años, sino apagar el espíritu, limitar el alma, pensar que por tener dificultades físicas, por tener enfermedades o sentir disminuidas las capacidades entonces todo está perdido. Hay que mantener prendida la llama del espíritu. Si falla el combustible, la oscuridad será total.

Textos: Alma García.
Locución: Alina Tufani Díaz








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