Escuchar el programa Viernes, 24 mar
(RV).- Hoy hablaremos de la diversión, una dimensión de la vida que al parecer a veces
se nos olvida, o por lo menos algunas personas siempre relegan a un segundo plano
por falta de tiempo, dinero y hasta motivación. Su importancia es tan esencial para
nuestras vidas como el trabajo mismo.
Divertirse, significa recreo, esparcimiento,
pasatiempo, solaz; es alguna afición que le distrae de sus ocupaciones diarias, que
genera distensión de las actividades rutinarias. La diversión sin duda alguna tiene
que ver con el gusto particular, con las formas de ser, con el entorno socio-cultural
y una serie de elementos que hacen que nuestra diversión sea de determinada forma.
De ahí que para cada uno de nosotros existe un significado muy particular
que define la palabra "diversión" y a veces podemos o no coincidir con otros. Aquí
lo importante es considerar que la diversión debe ser en beneficio de nuestro cuerpo
y nuestra mente. Es también importante considerar que una condición de la diversión
es que nos brinde la oportunidad de compartir, vivir experiencias que vayan de acuerdo
con nuestra manera de sentir y de pensar.
La diversión debe permitirnos disfrutar
lo que nos gusta sin que ello cause perjuicio a los que nos rodean o a nosotros mismos.
Hay que subrayar que la diversión tiene que ver con los valores inculcados a partir
de nuestra niñez, con la formación que a lo largo de la vida hemos recibido de nuestros
padres y maestros, de las experiencias que hemos vivido y las cosas que hemos cultivado
a lo largo de nuestro crecimiento.
Y justamente porque vivimos en concordancia
con estos valores y esta formación, la diversión no debe causarnos arrepentimientos
posteriores ni mucho menos vergüenza. Muy por el contrario, debe producir alegría
y relajación después de pasar un maravilloso momento de diversión.
Cuando
estamos agobiados por los problemas, las tareas o los trabajos pendientes, debemos
poder contar con algo o tratar de hacer alguna actividad que nos cause satisfacción
como individuos y nos produzca esparcimiento para luego iniciar nuevamente nuestras
labores. En ocasiones decimos que necesitamos "despejar nuestras mentes"; incluso
para tomar ciertas decisiones pensamos que es bueno detenerse un momento para sopesar
los pro y los contra. De esta misma manera, debemos hacer un alto cuando a lo que
llamamos diversión nos produce todo lo contrario que dice nuestra definición.
La
diversión debe coincidir con nuestros valores; recordemos que los adultos tenemos
un rol clave como orientadores y facilitadores para las generaciones futuras. Esta
capacidad de saber qué hacer con nuestro tiempo libre debe desarrollarse a lo largo
de la vida de nuestros jóvenes. Recordemos que de alguna manera somos ejemplo para
los que nos rodean, que pueden ser nuestros propios hijos, sobrinos, hermanos.
Todo
ello nos permite señalar que la diversión es tan necesaria que debe ejercerse con
responsabilidad, no son necesarios los excesos para decir que se cumplieron los objetivos
que buscábamos: un cambio de actividad, pasar momentos de esparcimiento y de alegría.
En todos los momentos de esparcimiento debemos enfocarnos en un sano esparcimiento
para nosotros y nuestras familias, en donde los valores sembrados en nuestros hogares
rindan los frutos adecuados. Que no encontremos a nuestros hijos pasados de copas,
o en situaciones cuyo resultado pudimos haber cambiado con un ejemplo claro del control
y la responsabilidad que se debe tener incluso en los mejores momentos de esparcimiento
y diversión.