2006-03-24 17:02:47

Reflexiones en familia


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Viernes, 24 mar (RV).- Hoy hablaremos de la diversión, una dimensión de la vida que al parecer a veces se nos olvida, o por lo menos algunas personas siempre relegan a un segundo plano por falta de tiempo, dinero y hasta motivación. Su importancia es tan esencial para nuestras vidas como el trabajo mismo.

Divertirse, significa recreo, esparcimiento, pasatiempo, solaz; es alguna afición que le distrae de sus ocupaciones diarias, que genera distensión de las actividades rutinarias. La diversión sin duda alguna tiene que ver con el gusto particular, con las formas de ser, con el entorno socio-cultural y una serie de elementos que hacen que nuestra diversión sea de determinada forma.

De ahí que para cada uno de nosotros existe un significado muy particular que define  la palabra "diversión" y a veces podemos o no coincidir con otros. Aquí lo importante es considerar que la diversión debe ser en beneficio de nuestro cuerpo y nuestra mente. Es también importante considerar que una condición de la diversión es que nos brinde la oportunidad de compartir, vivir experiencias que vayan de acuerdo con nuestra manera de sentir y de pensar.

La diversión debe permitirnos disfrutar lo que nos gusta sin que ello cause perjuicio a los que nos rodean o a nosotros mismos.  Hay que subrayar que la diversión tiene que ver con los valores inculcados a partir de nuestra niñez, con la formación que a lo largo de la vida hemos recibido de nuestros padres y maestros, de las experiencias que hemos vivido y las cosas que hemos cultivado a lo largo de nuestro crecimiento.

Y justamente porque vivimos en concordancia con estos valores y esta formación, la diversión no debe causarnos arrepentimientos posteriores ni mucho menos vergüenza. Muy por el contrario, debe producir alegría y relajación después de pasar un maravilloso momento de diversión.

Cuando estamos agobiados por los problemas, las tareas o los trabajos pendientes, debemos poder contar con algo o tratar de hacer alguna actividad que nos cause satisfacción como individuos y nos produzca esparcimiento para luego iniciar nuevamente nuestras labores. En ocasiones decimos que necesitamos "despejar nuestras mentes"; incluso para tomar ciertas decisiones pensamos que es bueno detenerse un momento para sopesar los pro y los contra. De esta misma manera, debemos hacer un alto cuando a lo que llamamos diversión nos produce todo lo contrario  que  dice nuestra definición.

La diversión debe coincidir con nuestros valores; recordemos que los adultos tenemos un rol clave como orientadores y facilitadores para las generaciones futuras. Esta capacidad de saber qué hacer con nuestro tiempo libre  debe desarrollarse a lo largo de la vida de nuestros jóvenes. Recordemos que de alguna manera somos ejemplo para los que nos rodean, que pueden ser nuestros propios hijos, sobrinos, hermanos.

Todo ello nos permite señalar que la diversión es tan necesaria que debe ejercerse con responsabilidad, no son necesarios los excesos para decir que se cumplieron los objetivos que buscábamos: un cambio de actividad, pasar momentos de esparcimiento y de alegría.

En todos los momentos de esparcimiento debemos enfocarnos en un sano esparcimiento para nosotros y nuestras familias, en donde los valores sembrados en nuestros hogares rindan los frutos adecuados. Que no encontremos a nuestros hijos pasados de copas, o en situaciones cuyo resultado pudimos haber cambiado con un ejemplo claro del control y la responsabilidad que se debe tener incluso en los mejores momentos de esparcimiento y diversión.

Texto: Alma García
Locución: Alina Tufani Díaz








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