El Papa exhorta a la Iglesia en Camerún a proseguir su misión de reconciliación, paz
y justicia e impulsar el diálogo entre culturas y religiones
Sábado, 18 mar (RV).- Benedicto XVI se ha dirigido con afecto a todo el pueblo de
Camerún en su discurso a los obispos de este país africano, que este sábado han concluido
su quinquenal visita ad limina apostolorum. Con el anhelo de que esta misma visita
fortalezca en ellos el dinamismo misionero, aumentando asimismo la unidad en la caridad,
el Papa ha manifestado su atención de Pastor de la Iglesia Universal sobre las alegrías
y preocupaciones que le han presentado los prelados cameruneses.
«La Iglesia
está llamada a ser cada vez más hogar y escuela de comunión», ha reafirmado el Santo
Padre exhortando a los obispos de Camerún a perseverar en su misión de promover el
bienestar y dignidad de todo este pueblo, sin distinción alguna:
«Os aliento
a proseguir en esta dirección, mostrando por medio de vuestras palabras y escritos,
que la Iglesia católica toma a pecho la promoción del bienestar y de la dignidad de
todo el pueblo de Camerún, sin excepciones, y del cumplimiento de sus profundos anhelos
de unidad, paz, justicia y fraternidad».
Como es tradicional al finalizar estas
visitas ad limina, Benedicto XVI ha enfocado en un denso discurso - pronunciado en
francés e inglés, que son las dos lenguas oficiales de esta nación – la variegada
realidad eclesial y social de Camerún. Tras evocar la importancia de la Exhortación
apostólica posinodal Ecclesia in África, que Juan Pablo II firmó en Yaundé en 1995,
el Papa ha deseado que «las intuiciones eclesiológicas y espirituales de este documento»
– que son «verdadero antídotos contra el desaliento y la resignación» - impulsen el
anuncio del Evangelio y el diálogo entre las culturas tradicionales y las nuevas,
ligadas a la emergencia de la globalización.
El Pontífice ha enumerado los
desafíos actuales que tiene que afrontar la Iglesia en Camerún y se ha referido a
los problemas económicos y sociales, a los que nacen de la pérdida de los valores
tradicionales como la familia, el compartir, la debida atención a la niñez y a los
jóvenes y el respeto a los ancianos. El Papa ha citado asimismo la ofensiva de las
sectas y la necesidad de purificar las prácticas de religiosidad popular. Sin olvidar
la atención debida a los más necesitados, a los enfermos y las tragedias provocadas
por el sida. Ante todo ello la respuesta está en la transformación de los corazones
y de las conciencias que nos ofrece Cristo:
«La Iglesia en Camerún también
tiene la tarea constante de manifestar de manera específica y eficaz la caridad de
Cristo hacia todos en los sectores más variados del desarrollo, de la promoción humana,
de la justicia, de la paz y de la salud, haciendo patentes los lazos entre la evangelización
y la acción social».
En esa nación que se encuentra en una región africana
que ha conocido tantos sufrimientos, el Pontífice ha exhortado a los obispos camerunenses
a seguir impulsando del diálogo con los todos los cristianos y con las otras religiones.
E
invitando también a proseguir, en un espíritu de diálogo sincero y paciente, vivido
en la verdad y en la caridad, la consolidación de las relaciones fraternas con las
otras confesiones cristianas y los creyentes de otras religiones, para manifestar
el amor de Cristo Salvador, que hace nacer en los hombres el anhelo de vivir en paz
y de formar un pueblo de hermanos, Benedicto XVI ha insistido:
«¡Iglesia en
Camerún, en esta región de África central tan atormentada por las guerras, permanece
cada vez más como signo tangible de la paz que construye, la paz que supera todas
las diferencias de identidad y de etnia, que inhibe la tentación de venganza o rencor
y que enlaza a los hombres en relaciones nuevas, fundadas en la justicia y en la caridad!»
Además
de recordar la importancia de la formación cristiana y el papel y responsabilidad
de los cristianos de Camerún en la vida social, política y económica «proponiendo
a sus compatriotas una visión del hombre y de la sociedad conforme a los valores humanos
fundamentales y a las enseñanzas de la doctrina social de la Iglesia», el Santo Padre
ha expresado su satisfacción ante el número creciente de sacerdotes y seminaristas
camerunenses. El Pontífice ha recordado en este contexto la importancia de la entrega
total a Cristo y a la Iglesia en «una vida casta vivida en el celibato, según las
leyes de la Iglesia».