Audiencia General: el Papa dedicará sus próximas catequesis al misterio de la relación
entre Cristo y la Iglesia, en cuyo rostro se refleja la luz de Dios, “a pesar de los
límites y de las sombras de nuestra humanidad frágil y pecadora”
Miércoles, 15 mar (RV).- Un miércoles más, Benedicto XVI ha presidido esta mañana
la Audiencia General, que ha reunido en la plaza de san Pedro, a más de 30 mil fieles
y peregrinos de todo el mundo en una jornada de sol en Roma. “El misterio de la relación
de Jesús con la Iglesia y la elección de los Doce” ha sido el tema que el Papa ha
desarrollado en la catequesis. Un nuevo filón temático al que se va a dedicar el Santo
Padre, como ha anunciado, a partir de hoy después de las anteriores catequesis sobre
los Salmos y los cánticos de Laudes y Vísperas.
“La Iglesia está constituida
sobre el fundamento de los Apóstoles como comunidad de fe, de esperanza y de caridad.
A través de los Apóstoles - ha dicho el Papa -, llegamos a Jesús”. “La Iglesia empezó
a formarse cuando algunos pescadores de Galilea encontraron a Jesús, se dejaron conquistar
por su mirada, por su voz, por su invitación cálida y fuerte: Seguidme, os haré pescadores
de hombres”.
Mi predecesor, Juan Pablo II, ha propuesto a la Iglesia al inicio
del tercer milenio, que contemple el rostro de Cristo. Moviéndome en la misma dirección,
en las catequesis que hoy comienzo quisiera mostrar cómo precisamente la luz de aquel
Rostro se refleja en el rostro de la Iglesia, a pesar de los límites y de las sombras
de nuestra humanidad frágil y pecadora. “Después de María, reflejo puro de la luz
de Cristo, son los Apóstoles, con su palabra y su testimonio los que nos entregan
la verdad de Cristo. Pero su misión no es aislada, sino que se coloca dentro de un
misterio de comunión que implica a todo el Pueblo de Dios y se realiza a través de
etapas, desde la antigua a la nueva Alianza”.
“Hay que aclarar -ha explicado
el Pontífice- que se tergiversa el mensaje de Jesús si se separa del contexto de la
fe y de la esperanza del pueblo elegido”. Por tanto, desde el primer momento de su
actividad salvífica, Jesús de Nazaret tiende a agrupar al Pueblo de Dios. Aunque su
predicación sea siempre un llamamiento a la conversión personal, él en realidad mira
continuamente a la formación del Pueblo de Dios que ha venido a agrupar y a salvar.
Resulta por lo tanto unilateral y sin fundamento alguno, señala el Pontífice,
la acepción, típicamente moderna, de la interpretación individualista del anuncio
que Cristo hace del Reino. “El Reino de Dios es la señoría de Dios”, ciertamente,
“pero es la señoría de Dios santo en los corazones individuales”. Es del todo evidente,
pues, que toda la misión del Hijo hecho carne tiene una finalidad comunitaria, porque
está enfocada a recoger en unidad el pueblo escatológico de Dios.
“Y un signo
evidente de la intención del Nazareno de agrupar a la comunidad de la alianza, para
manifestar en ella el cumplimiento de las promesas hechas a los Padres es la institución
de los Doce. El número Doce se refiere evidentemente -ha indicado Benedicto XVI- a
las doce tribus de Israel, revela ya el significado de acción profético-simbólica
implícito en la nueva institución. Eligiendo a los Doce, introduciéndoles a una comunión
de vida con Él y haciéndoles partícipes de su misión de anuncio del Reino, en palabras
y en obras, Jesús quiere decir que ha llegado el tiempo definitivo en el que se cumplen
las promesas de Dios.
El haber confiado a ellos durante la Cena, antes de su
Pasión, la tarea de de celebrar su memorial, muestra como Jesús quería transferir
a toda la comunidad, en la persona de sus jefes, el mandato de ser, en la historia,
signo e instrumento de la agrupación escatológica, en Él iniciado. En esta luz se
comprende como el Resucitado confiere a ellos -con la efusión del Espíritu- el poder
de perdonar los pecados. Los doce Apóstoles son, pues, el signo más evidente de la
voluntad de Jesús respecto a la existencia y a la misión de su Iglesia, y la garantía
que entre Cristo y la Iglesia no existe ninguna contraposición.
Este ha
sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Papa en español para los fieles y
peregrinos de nuestra lengua presentes en la plaza de San Pedro.
Queridos
hermanos y hermanas: En las próximas catequesis de los miércoles deseo
hablar sobre el misterio de la relación entre Cristo y la Iglesia, y mostrar cómo
la luz del rostro de Cristo se refleja en el rostro de ella, puesto que ha sido constituida
sobre el fundamento de los Apóstoles. En cuanto al anuncio del Reino por
parte de Jesús, que a veces ha sido interpretado de manera individualista, es necesario
afirmar que tiene una finalidad comunitaria, es decir, reunir y salvar a todo el Pueblo
de Dios, como signo de la llegada del tiempo escatológico. Eligiendo a los Doce, e
introduciéndolos en una comunión de vida con él y haciéndolos partícipes de su misma
misión, Jesús quiere indicar que ha llegado el tiempo definitivo en que se cumplen
las promesas de Dios. Los doce Apóstoles son el signo más evidente de la
voluntad de Jesús respecto a la misión de su Iglesia. Entre el Hijo de Dios hecho
carne y su Iglesia no hay contraposición sino una profunda y misteriosa continuidad.
Por eso no tiene sentido una frase que se ha difundido durante algún tiempo: “Jesús
sí, la Iglesia no”. Cristo está presente hoy en su pueblo y, de modo particular, en
aquellos que son los sucesores de los Apóstoles.
Saludo
cordialmente a los visitantes y peregrinos venidos de España y de Latinoamérica, en
especial a los miembros de la Fundación “Fundabem”, de Ávila, al Colegio Sagrado Corazón
de Logroño, así como a los peregrinos de Buenos Aires. Os invito a todos a crecer
en vuestro amor a esta gran familia que es la Iglesia, descubriendo siempre en ella
el rostro de Cristo.
Finalmente el Santo Padre ha dirigido un afectuoso
saludo a los jóvenes, a lo enfermos y a los recién casados, animándoles a todos a
proseguir con empeño el itinerario cuaresmal. “Que la gracia de este singular tiempo
litúrgico -ha dicho- os ayude, queridos amigos, a imitar la adhesión filial de Jesús
a la voluntad del Padre”.