Los obispos hondureños exhortan al nuevo gobierno a impulsar políticas que erradiquen
la pobreza e inseguridad del país
Miércoles, 8 mar (RV).- «Por los caminos de la esperanza», es el título de la Carta
Pastoral de la Conferencia Episcopal de Honduras con la que los prelados hondureños
exhortan al nuevo gobierno del país a trabajar en políticas que permitan superar la
pobreza y la inseguridad ciudadana que afectan a esta nación centroamericana.
Ante
las numerosas desilusiones que se van incubando en el alma del pueblo hondureño, la
Conferencia Episcopal de este país señala que el aumento de «las frustraciones individuales
y colectivas (...) impide una verdadera solución de los problemas por caminos pacíficos
y genera reacciones violentas».
Lamentando que la desigual distribución de
la riqueza, la corrupción, el olvido del bien común, la falta de justicia y solidaridad,
entre otros, parecen ser obstáculos insalvables que impiden «la eliminación de la
pobreza y el desarrollo de nuestro pueblo», los obispos de Honduras destacan la necesidad
de fortalecer las instituciones democráticas, debilitadas a causa del populismo y
la corrupción. Y recuerdan que con su testimonio, los católicos contribuyen en la
lucha contra la corrupción.
Asimismo, los prelados hondureños destacan la
importancia básica de «la cuestión educativa», para terminar con la pobreza. Recordando
que un sistema educativo eficiente y de calidad ayudará a formar a las personas «en
orden a su fin último y al bien de las sociedades». Tras pedir al Gobierno de
Tegucigalpa el establecimiento de reglas claras que fomenten la inversión y el empleo,
los mismos obispos destacan que «las políticas y la inversión social deben ir en consonancia
para que la población tenga acceso a los servicios básicos: vivienda, salud, educación
y, sobre todo, empleo».
Con respecto a la seguridad ciudadana, la Conferencia
Episcopal de Honduras hace hincapié en que se necesita una política «enmarcada en
el cuadro más amplio del desarrollo humano integral», que parta «de un diagnóstico
de las múltiples causas de la violencia». La Carta de los Obispos señala que un plan
nacional de seguridad «no puede reducirse a la represión y al castigo penal del delito»,
sino buscar su prevención y la rehabilitación del delincuente. Además de señalar
la necesidad de una lucha firme contra el crimen organizado y el narcotráfico, que
crecen «de manera alarmante» y dañan a la sociedad, el Episcopado hondureño recuerda
que «la tarea que tenemos por delante es inmensa», pero exhorta a «no caer en el desánimo,
sino a ponerse en marcha por los caminos de la esperanza». Pues «la esperanza da sentido
y dirección a la vida personal y colectiva, anima y fortalece el esfuerzo perseverante
de cada día y crea solidaridad, ya que el bien esperado es para todos».