Ejercicios espirituales: Seguidores de Cristo, perdón de los pecados y reconciliación
Martes, 7 mar (RV).- Seguidores de Cristo, perdón de los pecados y reconciliación.
Temas de la Cuaresma que han inspirado, con las palabras del Evangelio de Marcos,
los Ejercicios Espirituales de hoy predicados al Papa y a la Curia por el cardenal
Cé.
En la Capilla dedicada a la Madre del Redentor, en el Palacio Apostólico
vaticano prosiguen los Ejercicios Espirituales de la Curia Romana, con la presencia
de Benedicto XVI. «Convertíos y venid conmigo», «Levántate y anda» y «Llamó a los
que él quiso» han sido los tres temas de las meditaciones presentadas esta mañana
por el cardenal Marco Cé, Patriarca emérito de Venecia. Recordamos que el tema de
estos Ejercicios Espirituales, que comenzaron el pasado domingo por la tarde, es «Caminando
con Jesús hacia la pascua, guiados por el Evangelista Marcos»
Segunda jornada
hoy en el Vaticano de los Ejercicios Espirituales cuaresmales para Benedicto XVI y
la Curia Romana. En las dos meditaciones de esta mañana, el patriarca emérito de Venecia,
cardenal Marco Cé, ha afrontado el tema de la llamada a los discípulos, narrada en
el Evangelio de Marcos, y el del perdón de los pecados, ambos aspectos calificadores
de la Cuaresma.
La llamada que Jesús hace a sus discípulos es una de las imágenes-símbolo
de la vida de fe. Lo es porque muestra algunos elementos que conforman como tal al
cristiano, es decir, a los seguidores de Cristo: la “conversión radical”, el “despego”,
la absoluta iniciativa que Jesús en el momento de la vocación y el “señorío” que Cristo
ejerce sobre los hombres a los que está a punto de dirigirles un anuncio jamás oído
antes.
El cardenal Marco Cé en la primera meditación ha comenzado por la vocación
de los doce. Se ha detenido sobre todo en la escenografía en la que tiene lugar, en
Galilea, una tierra -ha dicho el purpurado- de gente pobre, “no apreciada por los
judíos” y que, sin embargo, Jesús elige “como teatro de su ministerio”. La humildad
en contraste con la sabiduría alardeada por los hombres es una constante de la vida
de Cristo. Sus elegidos son pescadores, gente que ve como la sencillez de sus vidas
ordinarias queda desconcertada por la palabra de Cristo.
Jesús que primero
se acerca a Pedro y a sus futuros compañeros de viaje rompe con las convenciones de
la época. Los rabinos no lo hacían así con sus propios discípulos -ha explicado el
cardenal Ce. Pero este estilo es necesario por el tipo de anuncio “totalmente nuevo
que Cristo está por anunciar del reino de Dios.” El patriarca emérito de Venecia ha
subrayado el carácter también nuevo del “señorío” de Jesús sobre los discípulos: un
acto que no oprime, sino que libera, que solicita una respuesta inmediata y llena,
que invita a seguirle.
En la segunda meditación, del Mar de Galilea se pasa
a Cafarnaún, en la casa de Pedro donde tiene lugar el milagro del paralítico. El cardenal
Ce ha centrado la atención del Papa y de la Curia sobre los personajes y sobre la
acción que se desarrolla en este contexto. Está el paralítico que no habla, porque
todo su ser confía en el Maestro que puede curarle y están sobre todo los cuatro portadores
que rompen el techo de la casa para acercar el enfermo a Jesús. Es su fe la que impresiona
a Jesús. Es su solidaridad, ha explicado el purpurado, el emblema de la misericordia
que revive en la Iglesia y en los consagrados.
El milagro de Jesús tiene lugar
en un contexto de hostilidad. Los fariseos que asisten juzgan en silencio a Jesús
como un blasfemo que ha perdonado los pecados del paralítico. “Curación de la enfermedad
y perdón de los pecados -ha dicho el cardenal- están en relación. El pecado es la
raíz de todo mal humano. Y el perdón y la reconciliación, narrados en el episodio
del evangelio, son dos temas básicos de la Cuaresma”.