Firme condena del Papa, durante el rezo del Ángelus, por la violencia en Irak y Nigeria
en los lugares de culto
Domingo, 26 feb (RV).- Un domingo más Benedicto XVI se ha asomado a la ventana de
su despacho privado en el Palacio Apostólico del Vaticano para dirigir el rezo del
Ángelus ante miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro. En esta ocasión,
tras el rezo mariano, el Santo Padre ha pronunciado su condena y ha invitado a la
oración por las poblaciones de Irak y Nigeria ante los violentos conflictos religiosos
que se están produciendo en estas zonas del planeta.
“Se suceden en estos días
trágicas noticias de violencia en Irak, con atentados incluso en las propias mezquitas.
Son acciones que siembran luto, alimentan el odio y obstaculizan gravemente el ya
de por sí difícil trabajo de reconstrucción del país –ha exclamado el Pontífice- En
Nigeria se han prolongado durante varios días enfrentamientos entre cristianos y musulmanes,
con muchas víctimas y destrucción de iglesias y mezquitas. Mientras expreso mi firme
condena por la violación de los lugares de culto, confío al Señor a todos los difuntos
y a quienes les lloran”.
Así de firme se ha expresado el Obispo de Roma, invitando
acto seguido a todos “a realizar una intensa oración y penitencia, durante el sagrado
tiempo de Cuaresma, para que el Señor aleje de estas queridas naciones, y de tantos
otros lugares de la tierra, la amenaza de conflictos como éstos –ha exclamado el Papa,
añadiendo que- Los frutos de la fe en Dios no son antagonismos que devastan, sino
espíritu de fraternidad y de colaboración por el bien común. Dios, Creador y Padre
de todos, pedirá cuentas de forma más severa a quienes esparcen en su nombre la sangre
del hermano. Qué todos –ha exhortado el Obispo de Roma- por intercesión de la Virgen
Santa, se reencuentren en Él, que es la verdadera paz”.
Y Benedicto XVI, en
su alocución antes del Ángelus ha hablado del Evangelio de Marcos, que constituye
el hilo conductor de las celebraciones dominicales de este año litúrgico y ofrece
-ha dicho- un itinerario catecumenal, que guía al discípulo a reconocer en Jesús al
Hijo de Dios. “Por una feliz coincidencia, el pasaje de hoy toca el tema del ayuno.
Como sabéis -ha explicado el Pontífice- el próximo miércoles iniciará el tiempo cuaresmal
con el Rito de las Cenizas y el ayuno penitencial. Por eso la página evangélica de
hoy resulta particularmente apropiada”.
En ella se explica que, mientras Jesús
se encontraba en la mesa en la casa de Levi, los fariseos y los secuaces de Juan Bautista
le preguntaron por qué sus discípulos no ayunaban como ellos. A lo que Jesús les respondió
que los invitados a las bodas no pueden ayunar mientras el esposo está con ellos.
Con
estas palabras Cristo revela -ha dicho el Santo Padre- su identidad de Mesías, Esposo
de Israel, llegado para las bodas con su pueblo. Aquellos que lo reconocen y lo acogen
con fe están de fiesta. Pero serán precisamente los suyos los que lo rechazarán y
asesinarán. En ese momento, durante su pasión y su muerte, vendrá la hora del luto
y del ayuno.
El Papa ha dicho que este episodio evangélico anticipa el significado
de la Cuaresma. Ésta, de hecho, en su conjunto constituye un gran memorial de la pasión
del Señor en preparación a la Pascua de Resurrección. Un período, ha recordado el
Pontífice, en que se abstiene de cantar el aleluya y se invita a practicar formas
oportunas de renuncia penitencial.
“El tiempo de Cuaresma no va afrontado
con espíritu ‘viejo’, como si fuera un cometido pesado y fastidioso, sino con el espíritu
'nuevo' de quien ha encontrado en Jesús y en su misterio pascual el sentido de la
vida, y advierte que todo va referido a Él –ha señalado el Papa- Era ésta la postura
del apóstol Pablo, que afirmaba haberlo dejado todo para poder conocer a Cristo”.
“Que en el itinerario cuaresmal -ha terminado diciendo el Papa- sea nuestra
guía y maestra María Santísima, que cuando Jesús se dirigió decididamente hacia Jerusalén
para sufrir la Pasión, lo siguió con fe total. Como ‘ánfora nueva’ recibió el ‘vino
bueno’ traído por el Hijo a las bodas mesiánicas”.
Y tras el rezo mariano
del Ángelus, Benedicto XVI ha saludado en varias lenguas recordando que el próximo
Miércoles de Ceniza da inicio el tiempo de Cuaresma. Éstas han sido sus palabras en
español. “Saludo con afecto
a los peregrinos de lengua española, en especial a los fieles de las siguientes parroquias:
San Emilio, San Martín, San Patricio, Nuestra Señora de Fátima y San Andrés. Ya cercano
el tiempo de Cuaresma, el Evangelio de hoy nos ayuda a entender el significado cristiano
del ayuno, como participación íntima en la Pasión de Cristo, al mismo tiempo que nos
acerca más a Dios, que debe ocupar el lugar principal en nuestras vidas. ¡Feliz día
del Señor!”.