2006-02-25 18:57:56

El Papa elogia la profesionalidad de la policía municipal de Roma, en especial durante los últimos días de Juan Pablo II y su elección como Pontífice


Sábado, 25 feb (RV).- Al recibir esta mañana a los municipales de Roma que desarrollan su servicio en las inmediaciones del Vaticano, Benedicto XVI ha reiterado su profunda gratitud evocando en especial los días vividos con la enfermedad, el fallecimiento y funeral de Juan Pablo II y con su elección pontificia, hace ya casi un año.

Benedicto XVI ha recibido en audiencia a los miembros del cuerpo de la policía municipal de Roma que desarrolla su servicio en las inmediaciones del Vaticano. Servicio importante y no siempre fácil, que «los pone en contacto con muchas personas, que acuden a uno de los lugares más queridos para los católicos de todo el mundo». En especial, en ocasiones de gran afluencia de peregrinos, que el Papa había tenido la oportunidad de apreciar ya desde antes de ser elegido Pontífice, cuando vivía - como él mismo ha recordado – cerca de la Plaza de San Pedro.

El Santo Padre ha destacado el constante empeño que requiere la actividad cotidiana de la policía municipal en la zona aledaña al Vaticano, en la que a la normal actividad de esos barrios se suma un tráfico intenso, debido al constante ir y venir de personas que visitan los museos vaticanos; de peregrinos romanos y de los que acuden a la Plaza de San Pedro, procedentes de todo el mundo para las Audiencias generales o para el rezo del Ángelus dominical u otros días festivos; de fieles y turistas que visitan la Basílica; o debido a las visitas oficiales de embajadores y otras autoridades. Benedicto XVI ha reiterado su profunda gratitud evocando en especial los días vividos primero con la enfermedad, el fallecimiento y funeral de Juan Pablo II y luego con su elección pontificia, hace ya casi un año: «Profesionalidad y entrega que habéis brindado, en particular, durante los memorables y sobrecogedores días de la enfermedad, de la muerte y del funeral del amado Papa Juan Pablo II, así como en ocasión de mi elección como Sumo Pontífice, en abril del año pasado. También por ello os agradezco. Queridos amigos, vuestra profesión os pone en contacto con mucha gente que, en gran parte, acude a uno de los lugares más queridos para los católicos de todo el mundo, la tumba del apóstol Pedro, sobre la cual está edificada la Basílica, impregnada por la genialidad de Miguel Ángel. Os deseo de corazón que ello os ayude a crecer espiritualmente y a sentir siempre a vuestro lado la presencia de Cristo. Con su ayuda podréis desarrollar vuestra actividad serenamente, sabiendo que es un servicio a la comunidad».








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