El Papa anima a la Fundación Juan Pablo II para el Sahel a continuar con su obra de
caridad cristiana
Lunes, 20 feb (RV).- “Los proyectos mantenidos y financiados desde hace más de 20
años por vuestra Fundación demuestran que el amor por el prójimo, es un deber para
muchos fieles y para toda la comunidad eclesial, que debe expresarse con actos concretos”.
Con estas palabras Benedicto XVI se ha dirigido al Consejo de administración de la
Fundación Juan Pablo II para el Sahel.
“Os animo a proseguir con determinación
–ha dicho Benedicto XVI-, gracias al apoyo activo del Pontificio Consejo Cor Unum,
esta obra de fraternidad cristiana, que es un servicio a la humanidad y una contribución
para el diálogo interreligioso y a la revelación del amor de Dios a los habitantes
de esta tierra. Esta obra es, por lo tanto, parte integral de la acción evangelizadora”.
La
Fundación ha comenzado la propia actividad en 1984 para responder al llamamiento lanzado
en 1980 por Juan Pablo II en Ouagadougou, capital de Burkina Faso, a favor de las
poblaciones gravemente azotadas por la sequía y por la progresiva desertificación
del Sahel. Esta área comprende nueve Países, entre los más pobres de África. Se trata
de Burkina Faso, Níger, Mali, Guinea Bissau, Cabo Verde, Mauritania, Senegal, Gambia
y Chad.
A más de 25 años de distancia, este llamamiento no ha perdido, por
desgracia, actualidad: no solamente en las zonas desérticas de África septentrional,
en todo el planeta el problema del acceso al agua se ha convertido, en efecto, siempre
más grave y urgente. Para afrontar este crucial desafío, la Fundación ha financiado
muchos proyectos, sobre todo en el campo de la educación. Han sido formados agentes
sanitarios, hidráulicos, mecánicos y muchas figuras unidas a la agricultura. Una característica
preciosa de la Fundación Juan Pablo II para el Sahel es su apertura a las diferentes
religiones, lo que la hace también un instrumento importante de diálogo interreligioso.