Benedicto XVI exhorta a los diáconos a vivir y testimoniar la infinita caridad de
Dios
Sábado, 18 feb (RV).- Con gran alegría, Benedicto XVI ha recibido, al final de esta
mañana, a los diáconos de Roma que celebran el 25 aniversario de la reanudación del
diaconado permanente en la diócesis del Papa, “siguiendo el ejemplo de Cristo”, que
“no ha venido a ser servido, sino a servir” y “cultivando la oración, la vida sacramental
y la adoración eucarística”.
Animándolos a acoger con gozo y gratitud el amor
que el Señor derrama sobre sus vidas y a donar con generosidad a los hombres lo que
han recibido gratuitamente, el Pontífice ha evocado la larga tradición de la Iglesia
de Roma al servicio de los pobres de la ciudad, sin olvidar las nuevas formas de pobreza
material, espiritual y cultural.
Realidades ante las cuales la diócesis del
Papa, como él mismo ha recordado, está dedicando una atención particular al tema de
la transmisión de la fe, “consciente de que el encuentro con Cristo da un nuevo horizonte
a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. Tras expresar su gratitud por los
servicios que desarrollan los diáconos de Roma en numerosas parroquias, dedicándose
a la pastoral bautismal y familiar –profundizando con el sacramento del bautismo,
en el misterio de la vida divina que nos ha sido donada y, con el del matrimonio,
en las verdades sobre el amor humano-, Benedicto XVI ha puesto de relieve asimismo
la importante actividad que llevan a cabo en los lugares de trabajo, hospitales y
escuelas.
“En estos ambientes –ha dicho el Papa-, estáis llamados a ser servidores
de la Verdad. Anunciando el Evangelio, podréis donar la Palabra capaz de iluminar
y dar significado al trabajo del hombre, al sufrimiento de los enfermos, y ayudaréis
a las nuevas generaciones descubrir la belleza de la fe cristiana. Seréis así diáconos
de la Verdad que hace libres y acompañaréis a los habitantes de esta ciudad a encontrar
a Jesucristo. Acoger al Redentor en la propia vida es para el hombre fuente de una
alegría profunda, una alegría que puede donar la paz también en los momentos de prueba”.
Reiterando
su exhortación a ser servidores de la Verdad para ser portadores de la alegría que
Dios quiere donar a todo hombre, el Papa ha recordado una vez más que “no es suficiente
anunciar la fe sólo con las palabras...”, porque la fe, “si no tiene obras, está realmente
muerta”. Por lo tanto –ha recomendado Benedicto XVI-, “es necesario acompañar el anuncio
del Evangelio con el testimonio concreto de la caridad”. Caridad, que “para la Iglesia,
no es una especie de actividad de asistencia social... sino que pertenece a su naturaleza
y es manifestación irrenunciable de su propia esencia”.
En este contexto, el
Papa ha evocado la larga tradición caritativa de la Iglesia de Roma, señalando luego
que en la actualidad son muchos los pobres, que llegan a menudo de países lejanos
y que llaman a la puerta de las comunidades parroquiales, pidiendo una ayuda necesaria
para superar momentos de grave dificultad. “Acoged a estos hermanos con gran cordialidad
y disponibilidad –ha dicho el Pontífice- y, en lo posible, tratad de ayudarlos en
sus necesidades, recordando siempre las palabras del Señor: ‘Cuanto hicisteis a uno
de estos hermanos míos más pequeños a mí me lo hicisteis. Expreso mi gratitud a cuantos
entre vosotros están comprometidos en este silencioso y cotidiano testimonio de la
caridad. A través de vuestro servicio, en efecto, también los pobres perciben que
forman parte de la gran familia de los hijos de Dios que es la Iglesia”.
Con
el anhelo de que, viviendo y testimoniando la infinita caridad de Dios, el ministerio
diaconal esté siempre al servicio de la comunión de la Iglesia y poniendo de relieve
el afecto y apoyo que reciben los diáconos en sus hogares, el Pontífice ha deseado
que el Señor recompense a sus esposas e hijos.