El Pontífice expresa su deseo de que las Olimpiadas de invierno de Turín contribuyan
a reforzar entre los pueblos relaciones de entendimiento solidario
Viernes, 10 feb (RV).- «¡Que los próximos juegos olímpicos sean para todos un signo
elocuente de amistad y contribuyan a reforzar entre los pueblos relaciones de entendimiento
solidario!». Este es el deseo que Benedicto XVI expresa en el mensaje enviado con
motivo de los Juegos olímpicos de invierno, que se inauguran hoy en la ciudad de Turín.
La misiva del Papa, enviada al arzobispo de esa ciudad italiana, el cardenal Severino
Poletto, con fecha del 29 de noviembre de 2005, propone una reflexión cristiana sobre
el mundo del deporte.
Su mensaje manifiesta el deseo de que estas Olimpiadas,
sirvan para impulsar el entendimiento entre los pueblos. El sucesor de Pedro alienta
a los creyentes a hacer de los Juegos Olímpicos una «ocasión oportuna para reflexionar,
como sugería el apóstol Pablo a los cristianos de Corinto, sobre las indicaciones
que se pueden sacarse del deporte para la competición espiritual».
Haciendo
referencia a la antorcha olímpica, el mensaje explica que «para los cristianos, la
luz hace referencia al Verbo encarnado, luz del mundo que ilumina al hombre en toda
su dimensión, incluida la deportiva», indica en su mensaje el Papa. No hay nada humano,
a excepción del pecado, que el Hijo de Dios, al encarnarse, no haya valorizado.
Y
entre las diferentes actividades humanas, se encuentra la deportiva, que también debe
ser iluminada por Dios, a través de Cristo, para que los valores que expresa sean
purificados y elevados tanto a nivel individual como colectivo», sugiere Benedicto
XVI. En su misiva, el Pontífice felicita al cardenal Poletto por haber «pedido a algunos
presbíteros que animen iniciativas espirituales apropiadas», pensadas para los atletas
y el resto de las personas que de una u otra forma participan en las Olimpiadas.