2006-01-21 15:52:53

Telegramas del Papa por el fallecimiento del cardenal Taofinu’u, primer obispo polinesio en la historia de la Iglesia y por el accidente aéreo en Eslovaquia en el que han muerto numerosos soldados volviendo de la misión de paz en Kosovo


Sábado, 21 ene (RV).- Benedicto XVI expresa sus condolencias por el fallecimiento del cardenal Pío Taofinu’u, arzobispo emérito de Samoa-Apia, primer obispo polinesio en la historia de la Iglesia. En un telegrama, enviado a Mons. Alapati Lui Mata Eliga, actual arzobispo de Samoa-Apia, en Oceanía, el Papa expresa su pésame por la muerte de este Pastor, que a lo largo de toda su vida se distinguió por su «inquebrantable y firme compromiso en impulsar la verdad y el amor del Evangelio de Jesucristo».

Extendiendo su pésame al clero, a los religiosos y a todos los fieles de la archidiócesis de Samoa-Apia, así como a la congregación de los Maristas, a la que pertenecía el purpurado fallecido, el Santo Padre asegura sus oraciones para que, con la intercesión de la bienaventurada Virgen María, el Señor misericordioso conceda al cardenal Pío Taofinu’u «la merecida recompensa por su generoso apostolado, acogiendo su alma en el gozo y la paz de los cielos».

Los funerales del purpurado, que falleció el jueves a los 82 años de edad, tendrán lugar el sábado 28 de enero y será enterrado en la catedral de la Inmaculada Concepción de Apia. Tras la muerte del cardenal Taofinu'u el colegio cardenalicio resulta compuesto por 178 cardenales, 111 de ellos electores y 67 no electores.

Y también hoy, en nombre del Papa, el cardenal Secretario de Estado Angelo Sodano, ha enviado un telegrama de pésame al Ordinario Militar de Eslovaquia Mons. Frantisek Rábek por el accidente aéreo ocurrido cerca de Kosice en la que han perdido la vida trágicamente Mons. Michal Stang y numerosos soldados volviendo de la misión de paz en Kosovo.

Benedicto XVI, escribe el purpurado, participe del dolor que azota tan duramente a esta nación manifiesta su afectuosa cercanía al Ordinario, a los familiares y a los compañeros de las víctimas del grave accidente mientras les confía a la maternal intercesión de la Virgen María, asegura para sus almas fervorosas oraciones de sufragio. Con estos sentimientos, su Santidad invoca el celestial consuelo y cristiana esperanza para aquellos que han padecido esta sufrida prueba y les envía su especial bendición apostólica que extiende a cuantos participan en el rito de exequias”.







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