Audiencia General: “Junto a nosotros está el Emmanuel, que para el cristiano tiene
el rostro amoroso de Jesucristo, Dios hecho hombre”
Miércoles, 11 ene (RV). En su audiencia general, Benedicto XVI ha dedicado su catequesis
de este miércoles al Salmo 143, “Oración del Rey por la victoria y la paz”, un himno
que presenta al Mesías luminoso y glorioso, que en la relectura cristiana tiene el
rostro de Jesucristo, cuya victoria no es un evento bélico y político, sino una intervención
de liberación contra el mal.
En su alocución central en italiano, el Papa ha
hecho hincapié en el comienzo de este himno que alaba al Señor, Roca, gracia amorosa,
refugio y escudo contra todo mal. Y que abarca también una imagen marcial de Dios
que adiestra a su siervo a la lucha, para que sepa afrontar las hostilidades de su
entorno y las potencias oscuras del mundo.
Ante el Señor Omnipotente, el orante,
aun siendo un rey, se siente débil y frágil. Y, evocando los Salmos 8 y 38, profesa
su humildad: “el hombre es como un soplo”, marcado por el límite que es propio de
las criaturas, ha señalado Benedicto XVI, comentando luego que a la pregunta que el
Salmo 143 dirige al Señor –“¿qué es el hombre para que te fijes en él?” (cfr 3)- responde
la “grandiosa irrupción divina, la denominada teofanía que está acompañada por un
conjunto de elementos cósmicos y eventos históricos, encaminados a celebrar la trascendencia
del Rey supremo del ser, del universo y de la historia”.
Por ello, en este
himno se habla de montes que echan humo en erupciones volcánicas (cfr 5); de rayos
que como saetas dispersan a los malvados (cfr 6); de aguas caudalosas, oceánicas,
que son símbolo del caos, de las que el rey es salvado por la misma mano divina (cfr
7), ha reiterado Benedicto XVI, recordando que “como telón de fondo quedan los impíos,
que dicen ‘falsedades’ y ‘juran en falso’. Representación concreta, según el estilo
semítico, de la idolatría, de la perversión moral, del mal que se opone verdaderamente
a Dios y a su fiel”.
El Papa ha recordado que el hombre se diferencia de los
animales porque es capaz de conocer a Dios y de establecer una relación de amistad
con el Creador. Y ha puesto de relieve la importancia de que el hombre de hoy, ofuscado
por los conocimientos alcanzados, no olvide a Dios. “Es importante –ha dicho el Papa-
que en nuestro tiempo no olvidemos a Dios con todos los otros conocimientos que hemos
alcanzado y que son tantos. Pero que se vuelven problemáticos, aún más, peligrosos,
si falta el conocimiento fundamental que da sentido y orientación a todo, el conocimiento
de Dios, del Creador”.
El Santo Padre ha invitado a dar gracias al Señor que
con Jesucristo ha descendido de los cielos y cuyo conocimiento se ha vuelto realidad,
amistad y comunión con Él. “Para nosotros los cristianos Dios ya no es, como en la
filosofía precedente al cristianismo, una hipótesis, sino que es una realidad”, ha
indicado el Pontífice.
En esta meditación, deteniéndose en la profesión de
humildad que el salmista cumple, el Papa ha citado el comentario de Orígenes, como
podrán escuchar en las palabras que Benedicto XVI ha dirigido a los visitantes y peregrinos
de habla hispana, presentes en el Aula Pablo VI.
Queridos
hermanos y hermanas:
El salmo proclamado hoy comienza con una exclamación
de alabanza dirigida al Señor mediante una serie de títulos salvíficos: roca segura,
baluarte protegido, refugio que me defiende... Sin embargo, el orante, a pesar de
su dignidad de rey, se siente débil y frágil delante del Señor, como una sombra que
pasa, por lo cual hace una verdadera profesión de humildad. Y es aquí donde surge
la pregunta: ¿Por qué Dios se preocupa e interesa por una criatura tan pobre y caduca?
Orígenes,
en su comentario, contesta a esta pregunta de la siguiente manera: Señor, “no podrás
salvar esta miseria que es el hombre, si tú mismo no la tomas sobre ti... Has descendido,
has abajado los cielos y has extendido tu mano desde lo alto, y te has dignado asumir
la carne del hombre, y muchos creyeron en ti”. De esta manera el salmo, que empieza
reconociendo nuestra debilidad, llega a un final sorprendente: junto a nosotros está
el Emmanuel, que para el cristiano tiene el rostro amoroso de Jesucristo, Dios hecho
hombre.
Saludo cordialmente a los visitantes y peregrinos venidos
de España y de Latinoamérica. Conscientes de la dignidad de ser hijos de Dios, os
animo a vivir vuestra vida cristiana con alegría y fidelidad a vuestros compromisos
bautismales.
El Papa también ha saludado en distintas lenguas a los peregrinos
procedentes de numerosos países y de varias partes de Italia. En particular, Benedicto
XVI ha dirigido unas palabras a un grupo de la federación italiana de comunidades
terapéuticas, que conmemora el vigésimo quinto aniversario de su fundación. Palabras
con las que el Pontífice ha deseado que prosigan con entusiasmo en la obra de ayuda
y recuperación a cuantos son víctimas de la droga y la marginación.
Por último,
el Santo Padre ha deseado a los jóvenes, enfermos y recién casados que el Bautismo
del Señor, que celebramos el domingo pasado y que concluye el periodo navideño, sea
impulso para “testimoniar con alegría la fe en Cristo en toda situación, en la salud
y en la enfermedad, en el hogar, en el trabajo y en todos los ambientes”.