2006-01-09 13:41:58

“Excluidos e invisibles: Estado Mundial de la Infancia 2006”


Lunes, 9 ene (RV).- “Excluidos e invisibles: Estado Mundial de la Infancia 2006”. Éste es el título del informe realizado por UNICEF sobre la situación de los niños y niñas más vulnerables del mundo. Según el organismo de la ONU que se ocupa de los más pequeños, las vidas de millones de niños y niñas transcurren en medio de la pobreza, el abandono, la ausencia de educación, la discriminación, la falta de protección y la vulnerabilidad.

El problema principal reside en el hecho de que esta situación de exclusión les amenaza su capacidad para participar plenamente algún día en la sociedad. Según UNICEF, cientos de millones de niños y niñas son víctimas de graves formas de explotación y discriminación y son virtualmente invisibles para el mundo. Sus derechos a una infancia segura y sana resultan difíciles de proteger. Millones de niños y niñas desaparecen de la vista del público cuando caen en las redes de traficantes de seres humanos o cuando se les obliga a trabajar como empleados domésticos en una situación de servidumbre. Otros niños y niñas, como los que viven en la calle, están a la vista de todos pero no disponen de servicios básicos ni de la protección más elemental. Estos niños y niñas no sólo sufren malos tratos, sino que carecen de acceso a la escuela, a la atención sanitaria y a otros servicios básicos que necesitan para crecer y desarrollarse. Si no se les presta una mayor atención, millones de niños y niñas seguirán olvidados. Serán prisioneros de una infancia en la que impera el abandono y los malos tratos. Esto puede tener consecuencias devastadoras para su bienestar a largo plazo y para el desarrollo de los países donde viven.

El Estado Mundial de la Infancia es la principal publicación anual de UNICEF. Es el estudio más amplio que se realiza sobre las tendencias mundiales que afectan a la infancia y ofrece el anuario más completo de las últimas estadísticas sobre la infancia. Gobiernos, ONGs y numerosas instituciones académicas de todo el mundo utilizan el informe como la principal autoridad en las cuestiones que atañen a la infancia. Este año, la presentación del informe –realizada el pasado mes de diciembre- dio inicio oficialmente a la conmemoración de los 60 años de existencia de UNICEF, principal organización mundial dedicada a la infancia, con oficinas en 158 países dedicadas a ayudar a los niños y niñas a sobrevivir y desarrollarse desde su primera infancia hasta la adolescencia.

La fragilidad de la infancia nos lleva a recordar las palabras de Benedicto XVI en la Audiencia General del 10 de agosto del pasado año, cuando ponía de relieve la importancia del Salmo 130 que nos lleva a “confiar en Dios como un niño en brazos de su madre”. El Salmo, como recordaba el Pontífice “comienza con la descripción de la actitud antitética a la de la infancia, la cual es consciente de su fragilidad, pero confía en la ayuda de los demás”. Esta confianza de los más pequeños en los demás tiene que permanecer inalterable, los niños son el bien más preciado que la humanidad posee, son el futuro de nuestro presente, no podemos abandonarlos.

El informe de UNICEF pone el acento en la invisibilidad de los niñas y niñas más pobres del planeta, parece que nadie les ve, que no existen, pero están ahí tanto si queremos como no verles. Pobreza, desigualdad, violencia, el sida, son sólo algunas de las causas fundamentales de esa invisibilidad, pero llama la atención que, en el caso de América Latina, sea la discriminación por motivos étnicos y raciales una de las principales causas de esa invisibilidad. Los datos del informe hablan por sí solos, como que dos de cada cinco personas que viven en la extrema pobreza en Latinoamérica son menores, y los más perjudicados son indígenas y afro-descendientes. Y hasta datos que pudiesen parecer anecdóticos esconden una dura realidad. En Haití, los trabajadores domésticos de 15 años son como promedio unos cuatro centímetros más cortos de talla y pesan veinte kilos menos que los niños de la misma edad y de la misma zona que no trabajan en el servicio doméstico.

Y muchos otros datos que hablan de daños físicos y psicológicos en el ámbito doméstico, de la realidad diaria de la explotación sexual y económica o de los estragos que el sida está causando en la infancia. No podemos permanecer indiferentes ante esta barbarie, hay que abrir los ojos y ser conscientes de la realidad que nos rodea para poder poner una solución.








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