Ángelus: “El Bautismo une a los cristianos de todas las confesiones. En cuanto bautizados,
somos todos hijos de Dios en Cristo, nuestro Maestro y Señor”
Domingo, 8 ene (RV).- Tras la celebración de la Santa Misa en la que Benedicto XVI
ha bautizado a diez niños, a mediodía, el Santo Padre se ha unido a los fieles presentes
en la Plaza de san Pedro para rezar el Ángelus. En su alocución previa al rezo mariano,
el Papa ha recordado la importancia de la celebración de hoy de la fiesta del Bautismo
del Señor, con la que se concluye el tiempo litúrgico de Navidad.
“Hoy centramos
nuestras miradas en Jesús, que a la edad de treinta años se hizo bautizar por san
Juan en el río Jordán”, ha señalado el Obispo de Roma, poniendo de relieve que “se
trataba de un bautismo de penitencia, para el que se utilizaba el agua como expresión
de purificación del corazón y de la vida”. Juan, llamado “Bautista” o “Bautizador”,
predicaba este bautismo a Israel, preparándoles para la llegada del Mesías diciendo:
“Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; Yo os he bautizado con agua, pero
él os bautizará con el Espíritu Santo” (Mc 1,7-8).
Y precisamente fue cuando
Jesús fue a bautizarse al Jordán, cuando el Espíritu Santo bajó en forma de paloma
posándose en Él. Juan Bautista en ese momento reconoció que Él era Cristo, el “Cordero
de Dios que quita el pecado del mundo” (Jn 1,29). “Por este motivo el Bautismo en
el Jordán es una ‘epifanía’ –ha señalado Benedicto XVI- una manifestación de la identidad
mesiánica del Señor y de su obra redentora que culminará en otro ‘bautismo’, el de
su muerte y resurrección, por el cual el mundo entero será purificado en el fuego
de la divina misericordia” (cfr Lc 12,49-59).
“En esta fiesta, Papa Juan Pablo
II administraba normalmente el sacramento del Bautismo a algunos niños –ha recordado
el Papa- Por primera vez, he tenido yo también la felicidad de bautizar, en la Capilla
Sixtina a diez recién nacidos. El Bautismo de los niños expresa y realiza el misterio
del nuevo nacimiento a la vida divina en Cristo: los padres creyentes llevan a sus
hijos a la fuente bautismal, que representa el ‘vientre’ de la Iglesia”.
Precisamente
de este “vientre de la Iglesia” es de donde “se generan los hijos de Dios”, como ha
señalado el Papa. “El don recibido por los recién nacidos –ha proseguido el Obispo
de Roma- pide ser acogido por ellos, una vez se hagan adultos, de forma libre y responsable:
éste proceso de maduración les llevará después a recibir el sacramento de la Confirmación,
que precisamente les confirma al Bautismo y les conferirá a cada uno de ellos el ‘sello’
del Espíritu Santo”.
“Queridos hermanos y hermanas –ha finalizado Benedicto
XVI- que la solemnidad de hoy sea la ocasión propicia para todos los cristianos de
redescubrir con felicidad la belleza de su Bautismo. El Bautismo une a los cristianos
de todas las confesiones. En cuanto bautizados, somos todos hijos de Dios en Cristo,
nuestro Maestro y Señor”.
Y tras el rezo mariano del Ángelus y el responso
por los fieles difuntos, Benedicto XVI ha saludado en varias lenguas a los fieles
presentes en esta fría mañana en la Plaza de san Pedro, estas han sido sus palabras
en español: Saludo cordialmente
a los peregrinos de lengua española que se unen a esta oración del Ángelus. En este
domingo contemplamos el bautismo del Señor en el Jordán, donde el Padre muestra al
Hijo ante el mundo y lo consagra con el Espíritu. Que la intercesión de la Virgen
María os ayude a vivir con fidelidad vuestra consagración bautismal por la que sois
hijos de Dios. ¡Feliz día del Señor!