2006-01-03 13:16:57

El Papa invita a rezar por todas las familias del mundo y reitera la importancia de sostener cultural, política y legislativamente a la institución familiar


Viernes, 30 dic (RV).- Al visitar el dispensario de Santa Marta, en el Vaticano, que asiste a numerosas familias necesitadas, con niños pequeños y algunos por nacer, que residen en Roma, el Papa destacó la importante misión del apostolado de la Iglesia en favor de la familia, que tanto necesita ser sostenida en la sociedad actual. Señalando que la familia es la cuna de la vida, el Papa rezó e invitó a rezar por todas las familias del mundo, en especial por las más necesitadas, y reitera la importancia de sostener cultural, política y legislativamente a la institución familiar.

“Hay una gran necesidad, tanto bajo el perfil cultural como político y legislativo de sostener a la familia y a las iniciativas como la de este dispensario que resultan más que útiles –exhortó el Pontífice- Se trata de una realidad pequeña pero importante y, gracias a Dios, la Iglesia cuenta con esta riqueza y no cesa de ponerla al servicio de todos”.

En este centro que presta ayuda médica, material y espiritual a familias necesitadas de cualquier nacionalidad, etnia y religión que viven en la capital italiana, Benedicto XVI exhortó a rezar con él por las familias de todo el mundo, en particular por las que sufren condiciones difíciles: “Os invito a rezar conmigo –dijo el Papa- Oremos por aquellos padres que no logran asegurar a sus hijos lo necesario para la salud, para la instrucción, para una existencia digna y serena. Por todos ellos invoquemos juntos la materna protección de María”.

Recordando la fiesta litúrgica de la Sagrada Familia de Nazaret, y haciendo hincapié en el periodo navideño -en estos días en los que nuestra mirada se detiene en el Niño Jesús- el Papa señaló con emoción y ternura que en cada uno de los niños atendidos amorosamente en este centro asistencial se percibe la imagen del Niño Jesús.

Benedicto XVI reiteró, precisamente, que en los niños, así como en la gruta de Belén, “Jesús llama a la puerta de nuestro corazón y pide que le abramos un espacio en nuestra vida”. Pues “Dios es así: no se impone, no entra nunca con la fuerza, sino como un niño que pide ser acogido. En cierto sentido, también Dios se presenta necesitado de atenciones. Espera que le abramos el corazón y que lo cuidemos. Y cada vez que nos dirigimos con amor hacia ‘uno de estos hermanos míos más pequeños’, como dijo el Señor, es a Él a quien brindamos nuestro servicio”.

Poniendo de relieve la “fundamental vocación de la familia de ser el primer y principal lugar de acogida de la vida”, el Santo Padre se refirió a la “concepción moderna de la familia”, que “también como reacción al pasado, reserva gran importancia al amor conyugal, subrayando sus aspectos subjetivos de libertad en la elección y en los sentimientos”. Sin embargo, señaló Benedicto XVI, “cuesta cada vez más, percibir y comprender el valor de la llamada a colaborar con Dios en la procreación de la vida humana”.

En este contexto, el Papa subrayó que las sociedades contemporáneas, a pesar de contar con tantos medios, no siempre logran facilitar la misión de los padres, tanto en el plano de las motivaciones espirituales y morales, como en el de las condiciones prácticas de la vida de cada día. Refiriéndose al nombre de este dispensario de Santa Marta, el de la hermana de María y de Lázaro -modelo de gran disponibilidad ante el divino Maestro– el Pontífice saludó con gratitud, aprecio y cariño a las religiosas, médicos y voluntarios que trabajan en este centro y a cada una de las familias que allí encuentran una valiosa ayuda. Servicio que se inspira en el ejemplo de santa Marta, quien cuidaba a Jesús, que siendo hombre tenía necesidades humanas. Tenía hambre y sed, estaba cansado del viaje, necesitaba un momento de reposo, de estar algo apartado de las multitudes y de la ciudad de Jerusalén.








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