Viernes,
16 dic (RV).- Estamos justamente en la época navideña, una época de preparación para
celebrar la llegada del niño Dios. Y a esto justamente se refirió el Santo Padre durante
el rezo del Ángelus del pasado domingo, meditando en torno al pesebre como un medio
eficaz para presentar la fe y transmitirla en la familia.
Durante el rezo
del Ángelus, el Santo Padre hizo notar que“construir el pesebre en casa puede revelarse
como un modo simple, pero eficaz de presentar la fe para transmitirla a los propios
hijos”. “El pesebre -continuó- nos ayuda a contemplar el misterio del amor de Dios
que se ha revelado en la pobreza y en la simplicidad de la gruta de Belén”. En su
mensaje el Papa recordó que la tradición popular del pesebre se remonta a los tiempos
de San Francisco de Asís, “éste puede ayudarnos a entender el secreto de la verdadera
Navidad, porque habla de la humildad y de la bondad misericordiosa de Cristo, el cual
‘de rico que era se hizo pobre’ por nosotros”.
“Su pobreza enriquece a
quien la abraza y la Navidad trae gozo y paz a aquellos que, como los pastores en
Belén, acogen las palabras del ángel: ‘y esto os servirá de señal: encontraréis un
niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre’. Este signo permanece también para
nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI. No hay otra navidad”, puntualizó el Pontífice.
Indiscutiblemente este es un tiempo de preparación, un tiempo propicio para que todos
los cristianos despertemos el corazón hacia la esperanza de cambiar las cosas, de
construir un mundo mejor, más humano, más equitativo, más feliz, con la fuerza y la
fe que nos trae el nacimiento de niño Dios. Ya lo decía también el Santo Padre,
que la navidad“es un tiempo de gran sugestión religiosa, cargado de esperanza y de
espera espiritual”. “Cada vez que la comunidad cristiana se prepara a hacer memoria
del nacimiento del Redentor, nota un estremecimiento de gloria, que se comunica en
cierta medida a la sociedad entera”.
El Papa ha señalado que sin duda en
este período de Navidad se conjuga la ilusión y esperanza del futuro, con los eventos
del pasado: “la esperanza de los cristianos está dirigida al futuro, pero queda siempre
bien radicada en un suceso del pasado”. Aprendiendo del pasado, recogiendo las enseñanzas
y frutos que nos permitan construir y sembrar una semilla buena para el futuro. Celebrar
el Nacimiento del Niño Dios no es sólo celebrar los ritos y festividades, o llenar
de regalos a los niños y seres queridos, es sobre todo renovar la fe y la esperanza
a un futuro mejor, en nuestra familia, en el amor que nos une, es tomar conciencia
de la importancia de la unión familiar, de la alegría de estar juntos.
La
Navidad y todas las festividades de fin de año nos hacen recordar todo lo que hemos
hecho, nuestras metas logradas, nuestras dificultades y sufrimientos, y nos inspira
para fijar metas nuevas, para sentir que estamos caminando día a día en la construcción
de hombres nuevos, de condiciones nuevas y diferentes que nos hagan mejores seres
humanos. Que esta navidad traiga a todos ustedes mucha fuerza, fe y esperanza en
sus hogares, en sus sitios de trabajo, en sus proyectos cotidianos, en sus vidas y
fatigas para que el próximo año puedan vivirlo con la energía y la confianza de tener
al Señor en sus corazones.