2005-11-29 14:21:47

Instrucción de la Congregación para la Educación Católica “sobre los criterios de discernimiento vocacional en relación con las personas de tendencias homosexuales, antes de su admisión al seminario y a las órdenes sagradas”


Martes, 29 nov (RV).- Esta mañana se ha hecho pública la Instrucción de la Congregación para la Educación Católica “sobre los criterios de discernimiento vocacional en relación con las personas de tendencias homosexuales, antes de su admisión al seminario y a las órdenes sagradas”. La mencionada Instrucción fue aprobada, el pasado 31 de agosto, por Benedicto XVI quien ordenó su publicación y lleva la fecha del 4 de noviembre de 2005, Memoria de San Carlos Borromeo, Patrono de los Seminarios. Tras una introducción, el Documento presenta tres puntos, dedicados a la “Madurez afectiva y la paternidad espiritual”; “la homosexualidad y el ministerio ordenado” y el “discernimiento de la idoneidad de los candidatos por parte de la Iglesia”. En la conclusión se recomienda a los obispos, a las Conferencias Episcopales y a los Superiores Mayores que vigilen para que las normas de la Instrucción sean observadas fielmente “para el bien de los candidatos mismos y para garantizar siempre a la Iglesia sacerdotes idóneos”.

Radio Vaticana ha entrevistado al cardenal Zenon Grocholewski, prefecto de la Congregación para la Educación Católica, quien nos ha explicado, en primer lugar, el porqué de que haya surgido este documento.

Cardenal Grocholewski: Los periódicos han hablado de este documento como si fuera una cosa extraordinaria. En cambio no es extraño que nuestra congregación publique determinados documentos respecto a la formación sacerdotal porque hemos publicado unos veinte documentos después del Concilio concernientes a distintos aspecto de la formación en los seminarios. Ha habido un documento sobre el celibato, sobre la castidad sacerdotal, se ha hablado de distintos impedimentos para el sacerdocio. Ahora, este documento no tiene nada de extraordinario porque, sobre este problema de la homosexualidad, la Congregación para la Doctrina de la Fe se ha pronunciado muchas veces. Y se ha pronunciado muchas veces porque en este sector en el mundo de hoy, hay una cierta desorientación. Muchos defienden la posición según la cual la condición homosexual sería una condición normal de la persona humana, algo así como un tercer género; en cambio, ésto contradice absolutamente la antropología humana; contradice, según el pensamiento de la Iglesia, la ley natural, y lo que Dios ha marcado en la naturaleza humana: la bisexualidad. Nuestra congregación, por lo tanto, se ha basado en lo que enseña el Magisterio de la Iglesia.

RV: ¿Cuál es el Contenido de la Instrucción?
C.G.: El fundamento que nosotros indicamos, es el mismo que consta en el Catecismo de la Iglesia católica. El Catecismo distingue dos cosas: actos homosexuales; e inclinación homosexual. Los actos homosexuales son considerados en la Sagrada Escritura, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, desde san Pablo y después en toda la Tradición de la Iglesia , por los Concilios “Pecados graves”, contrarios a la ley natural. Por lo tanto, estos actos jamás podrán aprobarse. Otra cosa es la inclinación o las tendencias homosexuales profundamente enraizadas. Esta tendencia homosexual está considerada en el Catecismo de la Iglesia católica como una inclinación objetivamente desordenada. ¿Por qué?. Pues porque una inclinación como tal no es pecado, pero es una tendencia más o menos fuerte hacia un comportamiento intrínsecamente malo desde el punto de vista moral. Estas personas por lo tanto se encuentran en una situación de prueba, necesitan comprensión pero no pueden ser discriminadas de manera alguna. Por parte de la Iglesia están llamadas, como todos, a observar la Ley divina aunque, quizá para alguno de ellos cueste más que para otros.
A la luz de esta Doctrina, hemos adoptado como principio que no pueden ser admitidos en el Seminario ni en la ordenación sacerdotal tres categorías de personas: las que practican la homosexualidad; las que tienen tendencias homosexuales profundamente enraizadas; y las que sostienen la llamada “cultura gay”. Estas son las tres categorías excluidas. Respecto a las personas que tienen tendencias homosexuales enraizadas, nosotros estamos profundamente convencidos que es obstáculo para una correcta relación con hombres y mujeres, con consecuencias negativas para el desarrollo pastoral de la Iglesia. Evidentemente si nosotros hablamos de tendencias profundamente enraizadas, esto significa que pueden también tendencias transitorias, que no constituyen un obstáculo. Pero en estos casos deben haber desaparecido tres años antes de la ordenación diaconal.

RV: ¿Y en cuanto se refiere a los sacerdotes con tendencias homosexuales?
C.G.: Evidentemente estas ordenaciones sacerdotales son válidas, porque nosotros no afirmamos su invalidez. El documento hace referencia a la oportunidad. Por motivos prácticos, y por experiencias fundadas sobre la doctrina de la Iglesia no juzgamos que sea oportuno llamar a estas personas al sacerdocio, por dificultades que pueden aparecer y la experiencia nos ha enseñado que verdaderamente nacen. Pero una persona que descubra la propia homosexualidad después de la ordenación sacerdotal, debe obviamente realizar el propio sacerdocio, debe vivir la castidad… Quizá tendrá mayor necesidad de ayuda espiritual que otros, pero pienso que deba desarrollar el propio sacerdocio de la mejor manera posible.








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